Tuvieron que pasar 1.307 días para que la familia de Facundo Ferreira, el nene de 12 años asesinado en Tucumán el 8 de marzo de 2018, consiguiera Justicia: los policías Mauro Gabriel Díaz Cáceres y Nicolás Javier González Montes de Oca fueron condenados a prisión perpetua este martes por el homicidio. Además, los dos condenados y el Estado provincial deberán indemnizar a la familia del chico por unos $4.5 millones.
Fue la Sala I de la Cámara Conclusional tucumana la que consideró a Díaz Cáceres y González Montes de Oca como coautores de homicidio agravado por el uso excesivo de la autoridad de Facundo.
Según el diario La Gaceta, los jueces Wendy Adela Kassar, María Fernanda Bahler y Emilio Páez de la Torre dispusieron la prisión preventiva de ambos condenados para quienes tanto la Fiscalía de Cámara, encabezada por la fiscal Marta Jerez de Rivadeneira, como la querella, patrocinada por el abogado Carlos Garmendia, habían pedido la pena de perpetua.
Además, los magistrados hicieron lugar a la demanda civil en contra de los dos policías y el Estado provincial, de modo que las tres partes deberán indemnizar a la familia de la Facundo por un monto de $4.535.000 en concepto de “daños emergentes y moral”.
“Ese monto devengará intereses conforma a la tasa activa del Banco de la Nación de la República Argenta (BN) desde la fecha que quede firme la sentencia y hasta el efectivo pago”, estableció la sentencia confirmada esta tarde. A la vez, se ordenó la inhibición de bienes de González Montes de Oca y Díaz Cáceres por la misma suma.
El caso
Facundo murió en la madrugada del jueves 8 de marzo de 2018 en avenida Avellaneda y pasaje Río de Janeiro, en San Miguel de Tucumán. De acuerdo a la información policial, todo comenzó con una persecución iniciada por los dos policías a una moto en la que desplazaban un adolescente de 15 años y Facundo, quien viajaba como acompañante.
Siempre según la versión oficial, los menores estaban supuestamente armados y huyeron cuando intentaron identificarlos. En medio de la persecución, los policías comenzaron a disparar. Al llegar a la vieja terminal de la capital tucumana, las víctimas buscaron protección al lado de un contenedor. En ese momento Facundo recibió un impacto de bala en la nuca y el chico que conducía la moto sufrió lesiones por el roce de un proyectil en la cabeza.
Mientras que la policía tucumana afirmó que se trató de un enfrentamiento a tiros, la familia de la víctima denunció desde el primer día que se trató de un caso de gatillo fácil.
“Ferreira no disparó, eso está demostrado con pericias y tampoco se probó que J. (la otra víctima, quien conducía la moto en la que viajaba junto a Facundo) haya disparado, como dijo la Policía. En cambio, Díaz Cáceres realizó seis tiros y su compañero, tres. Los acusados reconocen el hecho y justifican su accionar como una legítima defensa, pero acá no la hubo, porque las víctimas no los agredieron”, expresó la Fiscalía en los alegatos.
La acusación sostuvo que, en determinado momento, “sin dar la voz de alto policía, ni modular vía handy (HT) pedido de ayuda alguno a otras unidades policiales, y sin mediar hasta ese momento agresión armada alguna en su contra que explique la necesidad racional del actuar del modo en que lo hicieron, Díaz Cáceres efectuó disparos en dirección a los menores, con proyectiles de postas de goma con su escopeta reglamentaria marca Sarsilmaz calibre 12, los cuales impactaron en el tórax posterior, brazo y codo derecho y rodilla derecha de Ferreira”.
“Inmediatamente después Díaz Cáceres, injustificadamente y con claras intenciones de provocar la muerte de los ocupantes del motovehiculo, procedió a realizar cinco disparos con su arma de fuego reglamentaria, una pistola 9mm marca Bersa modelo TPR9. En tanto, González Montes de Oca, quien se encontraba bajo los efectos de los estupefacientes, en idéntico contexto y con la misma intención, realizó tres disparos con su arma reglamentaria”, se agrega en el expediente al que accedió Infobae.
La investigación posterior determinó que Díaz Cáceres fue el autor del disparo que mató al niño de 12 años.
Hoy, en sus últimas palabras antes de la sentencia, González Montes de Oca se manifestó inocente: “Con una mano en el corazón quiero decirles que perdí momentos transcendentales en mi vida estando yo privado de mi libertad. Hace 3 años y 7 meses que vivo un infierno. Esa noche, con mi compañero, no hicimos nada que no corresponda, actuamos de acuerdo al protocolo. Mi compañero repelió la agresión para salvarme la vida, perdiendo la vida una persona”.
También se refirió a los restos de cocaína hallados en su cuerpo: “Esa noche consumí droga y me equivoqué, soy un ser humano y cometo errores sin pensar que el día de mañana me iban a hacer un examen toxicológico o de sangre”.
A su turno se dirigió al tribunal Díaz Cáceres: “Soy inocente y creo en la Justicia Divina que se va a hacer lo correcto. Tuvimos la intención de evitar un daño mayor. Nunca estuvimos para esto. El policía está para evitar la fuga y hacer prevención, nos encontrábamos en una situación de riesgo de vida”, dijo.
En su fallo, los magistrados dispusieron que ambos condenados permanezcan con prisión preventiva por el plazo de 6 meses o hasta tanto quede firme lo resuelto.
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