Las puertas del Centro de Reintroducción del Yaguareté, ubicado en Corrientes, se abrieron el 24 de septiembre. Lejos, Aramí (“Cielito”, en guaraní) espiaba al grupo de personas que festejaban al momento en que el portón del recinto en el que vivió fue abierto y se anticiparon a lo que sucedería casi tres días después: a las 23:04 del domingo 26 salió del lugar donde nació como parte de un cuidadoso proyecto para salvar a la especie que estuvo extinta por 70 años en Corrientes y vivió poco más de tres años.
Caminó lento, segura. Reconoció el olor de la tierra y estudió el lugar detrás de las rejas. Entendió, quizás, que una nueva vida comenzaba para ella y que sus pasos estaban marcando otro avance para el destino de los yaguaretés en Argentina. Muy lejos, en el centro de monitoreo de la fundación, los guardias de su seguridad gritaron de júbilo al verla cruzar el límite que la separaba de la vida en la naturaleza. La emoción invadió al grupo de personas que pusieron sobre sus hombros esta idea que ya cuenta con siete felinos libres.
“Fue muy emocionante y esperado el abrir las puertas, saber que se iría. Fue lindo que estuviéramos allí los representantes de todas las instituciones, por ahí esta es la parte más fría, pero son quienes hacen que esto suceda y, una vez más, el corral se abrió en medio de aplausos y festejos. Inmediatamente nos movimos. No podíamos quedarnos ahí porque sino ella no saldría. Es esquiva con los humanos”, recuerda conmovida Marisí López, coordinadora de Parque y Comunidades de Proyecto Iberá, Fundación Rewilding Argentina.
La emoción inevitable fue cuando se activó el grupo de WhatsApp ‘Liberación Aramí' que contaba: “Aramí finalmente cruzó”, acompañado de un breve video que mostraba ese momento.
El equipo, o tíos adoptivos (así se sienten), celebra cada paso de la yaguareté: la vieron nacer, dar sus primeros pasos, crecer junto a su madre y hermana Mbareté, sus primeros intentos de cacería y ahora pueden seguirla de cerca gracias al dispositivo GPS que tiene en el collar.
La historia
Aramí y Mbareté son las primeras yaguaretés nacidas en el Iberá luego de, al menos, 70 años. El 6 de junio de 2018, Tania, su madre, dio a luz a las cachorras en el Centro de Reintroducción de la especie, un proyecto de Conservation Land Trust (CLT), Parques Nacionales y el Gobierno de Corrientes, en la isla San Alonso. Ambas, representan “un símbolo de la recuperación de los ecosistemas degradados”, aseguran desde la Fundación Rewilding Argentina.
Los nombres fueron elegidos y votados por los niños y niñas de la región. Votaron en las escuelas y llamando a programas de radio. Toda la provincia participó de alguna manera: hubo banderas, canciones, poemas en honor a las recién nacidas.
“El 2021, ha marcado un hito en este gran sueño de reintroducir al yaguareté con las primeras liberaciones de individuos. La liberación de Aramí merece una distinción especial, ya que junto con su hermana Mbareté representan los dos primeros yaguaretés nacidos durante este siglo en Corrientes, y su nacimiento trajo esperanzas acerca del posible retorno del yaguareté al Iberá; hoy esa esperanza se transforma en realidad”, manifestaron desde Rewilding Argentina.
Lo mismo piensa Natalia Jauri, vicepresidenta de la Administración de Parques Nacionales que aseguró que “el retorno del yaguareté en esta región significa un paso más en el avance hacia la restauración del ambiente y seguiremos trabajando para lograr este objetivo”.
Desde enero, Mariua y sus dos cachorros Karai y Porã, y desde abril, Juruna con sus cachorros Sagua’a y Sãso recorren libres los pastizales, montes y bañados del Iberá.
Ahora le tocó a Aramí, ya adulta. “No mostró ninguna desesperación por salir porque donde estaba, estaba bien. Salió de noche, al igual que las otras dos hembras. Esperó que todo estuviera más tranquilo, que no hubiera gente cerca para avanzar”, cuenta Marisí López.
Durante la estadía en el recinto, las tres jaguares fueron contemporáneas, pero no convivieron, por lo que no se sabe si, en la naturaleza se buscarán. “Los yaguaretés no son animales que puedan estar juntos en el mismo lugar, son territoriales, no forman arenes como los leones, por ejemplo, ni hacen grupos. Son animales solitarios excepto cuando la hembra se junta con el macho para copular, luego el macho se va”, explica la experta.
Hasta los 3 años, se los considera “cachorrones” o juveniles y luego entran en edad adulta. Es cuando comienzan a independizarse de la madre. “Luego de los seis u ocho meses, empiezan a comer carne: primero lo que les trae la madre y después comienzan a andar detrás de ella madre para imitarla la cacería. Aramí estuvo con su mamá hasta los dos años, cuando comenzó a cazar sola. Luego se las separó para alentar su independencia”, completa López.
La liberación de Aramí también conmovió al gobernador correntino, Gustavo Valdés, que dijo: “Este es un logro de todos los correntinos. Mediante el turismo de naturaleza, el Parque Iberá se presenta como una gran oportunidad para el desarrollo social y económico de nuestra provincia, además de ser un motivo de orgullo para los correntinos. Juntos sigamos trabajando por la naturaleza, es la que nos hace únicos en el mundo”.
Emocionada, la coordinadora del proyecto, recuerda que el objetivo del trabajo que encaran es “traer a yaguareté a Corrientes, porque es el depredador tope del ecosistema, es el quien equilibra y mantiene la salud de este ecosistema que se ve reflejada en nuestra salud como planeta. El objetivo principal es tener un ecosistema sano y saludable en el Iberá”.
Y remarca que, además, “los hijos de esta provincia que se comprometió a cuidar la especie”, asegura, “tiene su rol en la naturaleza y nosotros tenemos la responsabilidad moral de convivir humanos y no humanos en el mismo lugar. No podemos definir quiénes están y quiénes no en la naturaleza. Esta provincia tomó la decisión de convivir y fue una decisión tomada como política de estado”.
En ese tono, explica que la especie “también tiene un rol fundamental en la economía de los pueblos rurales porque el hecho de que haya nuevamente yaguaretés genera interés en los turistas, en los investigadores, en los periodistas y los fotógrafos que se acercan para ver su hábitat, conocer su historia. Eso genera ingresos desde el turismo”.
Los siete felinos viven en una zona protegida y como especie son considerados Monumentos Naturales de la provincia de Corrientes. Atentar contra sus vidas es un delito.
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