No era un día cualquiera, y no sería un tango cualquiera. Faltaban horas para que en Puerto Argentino se firme la rendición ante las tropas británicas, luego de 70 y pico de días de guerra.
Mientras, a más de 11.600 kilómetros, en la entonces Berlín Occidental Astor Piazzolla, junto a un grupo de artistas argentinos, se presentaba en el escenario de la Filarmónica de Berlín Occidental, la Philharmonie.
Piazzolla es una marca de identidad argentina en el mundo.
En el país aun no contaban cuantos muertos había dejado la guerra, apenas días antes se afirmaba que la Argentina iba ganando. Llegaba el fin de una guerra absurda cuando en Alemania, Jorge Escalante, periodista chileno exiliado en Berlín Occidental, era testigo privilegiado de una noche única. Luego del espectáculo Piazzolla accedió a darle una nota.
“Yo vivía ahí mi destierro desde hacía siete años. Me fui a casa con el corazón en bandolera. Crecido más alto que el Muro de Berlín. El astro aceptaba la entrevista. Esa noche su bandoneón atacó con siete filos. Destripó estómagos. Mi recuerdo es que casi toda la noche pulsó su bandoneón alemán Doble A con los ojos cerrados. Hay magia que no se mira”, escribió Escalante ante la consulta sobre qué había ocurrido esa noche.
“Esa noche en la Philharmonie los alemanes salieron levitando. ¡Quién era este argentino que les venía a chasconear el orden de la vida! Ahí, en esa misma sala, ellos habían visto al rey Von Karajan dirigir la Filarmónica de Berlín. Claro, el petiso les regalaba el fuego de Wagner y los truenos de Beethoven. Después volvían a casa tarareando algún acorde de la Obertura de Tannhäuser, y como cada tarde-noche cenaban tranquilos el Abendbrot”.
“Pero este argentino les azotaba las tripas. Los hacía soñar. Entonces no se iban directo a casa por el Abendbrot, sino a la Kneipe por la cerveza que les maceraba la lengua y les ponía los huesos livianos.”
En Buenos Aires, el título de un artículo del diario Crónica, del 14 de junio de 1982, decía: “Piazzolla dedicó su tango a los caídos de Malvinas” ¿Era acaso, el primer homenaje?
La nota decía: “Después de una breve declaración en que Piazzolla dedico su tango Adiós Nonino, a los soldados caídos en Malvinas, provocando manifestaciones de aprobación y critica en el auditorio”
Eran épocas de censura y fake news (que no se llamaban de esa manera) en los medios manejados por la dictadura. ¿Cuál había sido la verdad de lo ocurrido? Escalante, confirma hoy que Piazzolla dijo lo que decía el periódico. Y envió las frases que se pueden leer en esta nota.
En un escenario europeo, recordar a los soldados caídos en esos días de junio del 82 fue un acto de verdadero coraje. Sin patriotismos impostados, solo una breve dedicatoria de ese tango, escrito por él en 1959 en homenaje a su padre. Adiós Nonino emociona a cualquier argentino, aquí y en el mundo, porque es tango, es identidad. Como es Malvinas, como son los soldados muertos. Astor los evocó antes quizás que sus padres supieran si volverían o no, se atrevió a mencionarlos, cuando en el país -solo un tiempo después- se los ocultó. Y eso es lo grande de esta historia.
En la entrevista que Jorge EL Gato Escalante tuvo con Piazzolla, hablaron de los soldados argentinos. Esta fue la charla:
-Usted anoche en la Filarmónica dedicó uno de sus obras a los soldados argentinos que murieron en la guerra de Las Malvinas, ¿qué es para usted esta guerra?
-Un dolor... un dolor... una guerra estúpida, las guerras son estúpidas... Nunca nadie gana nada, lo que se hace es perder... Se pierden vidas humanas y es un dolor muy grande... un dolor con cierta esperanza de que no vuelva a ocurrir algo así en la vida.
-¿Para usted las Malvinas son Argentinas?
-Son argentinas y, en el fondo, no me importa tanto ahora, prefiero tener a mi gente contenta, que no haya más necesidad de que se mate gente para recobrar unas islas que, según dicen son nuestras. Sí... ya sé que son nuestras, pero en el fondo no me preocupa tanto ahora... Me preocupa más la vida de los soldados. Pasamos 150 años sin tenerlas y no nos vamos a preocupar ahora. Me preocupa más la vida de los soldados argentinos.
Antes de terminar la nota, Piazzolla le dijo a Escalante:
-Oiga, usted sabe de tango y de mi música, por eso me buscó anoche.
Y él periodista escribió:
“Fue como si un hada vaciara un bálsamo tibio sobre mi piel. Era cierto, yo sabía de tango y adoraba su música, pero distinto es que me lo dijera el mismo astro, que revelaba un ego más alto que el Everest. Me dijo que a los soldados a argentinos que murieron les dedico Adiós Nonino, su obra más querida, dedicada a su padre cuando murió, esa obra es un clásico en todo el mundo y la que más satisfacciones le dio”.
¿Tal vez su homenaje fue el de un padre? Nunca lo sabremos. Pero esa dedicatoria les dio por primera vez identidad a los soldados argentinos caídos.
Poco sabríamos de ellos hasta mucho tiempo después de que Piazzolla les regaló su tango más querido.
Fuente: Mi encuentro con Astor Piazzolla, el genio del tango argentino, en el Berlín de 1982. EL Mostrador.
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