“Me recibí en el medio de máquinas viales, y estudiando en una grúa”, escribió esta semana Rubén Figueroa (37) en sus redes sociales. Hoy es abogado, y atiende a Infobae desde la minera Exar, en Jujuy. “Estoy moviendo una estructura de 75 toneladas para terminar la estructura que estamos construyendo”, dice mientras se escuchan sonidos de aparatos de fondo.
Rubén es salteño, de General Güemes. Está casado con Mariela, y tienen un hijo, Carlitos Máximo (7). Hace cinco años que trabaja como operador de grúas. “La vengo peleando hace ocho años, y lo logré. Miro para atrás, y solo puedo sentir orgullo de nunca haber bajado los brazos’’, se jacta.
Excusas para interrumpir sus estudios tuvo varias. Antes de conseguir su trabajo estable y formal dónde se desempaña, pasó necesidades porque no tenía empleo. Sin contar con los recursos económicos para poder costear sus estudios y con un hijo en camino quiso poner en pausa su futuro. “Me anoté en la facultad en Córdoba meses antes de enterarme que iba a ser padre. Al poco tiempo, me quedé sin trabajo. Quise dejar por no poder pagar las cuotas, pero mi mujer me impulsó…'vamos vos podes ya va salir otro trabajo’, me repetía cuando me veía desanimado”.
El rol fundamental que tuvo su familia en esta etapa de formación, Rubén, lo destaca en la publicación de las redes. “Agradezco primero que nada a mi familia, mi esposa y mi hijo que fueron el motor en este proyecto...”, dice parte del mensaje.
Debido a su trabajo en obras tiene un régimen laboral de 21 días en la mina y otros 21 en su casa, por eso aún no pudo festejar este logro con sus seres queridos.. “Claro que les conté por teléfono la noticia, estaban todos emocionados. Mi hermano -que es licenciado en enfermería- me dijo que me esperan con huevos y harina, y también un corte de pelo extremo... voy a intentar escaparme”, admite.
Rubén responde con humildad: “Me demoré mas de la cuenta (el ciclo total son seis años) porque mi trabajo que demanda 12 horas días, así que estudiaba para cada materia en los tiempos libres”, relata. No solo eso, Rubén le quitaba horas de sueño a su descanso, y también se privó de celebrar grandes fechas familiares por alcanzar su meta.
La pandemia le dio la posibilidad de rendir su ultima materia -en su caso la tesis- a distancia. “Acá casi no hay internet, estamos lejos de una zona urbana, en la zona cordillerana, a casi cuatro mil metros de altura. Pero se pudo. Conté una vez más con el apoyo de mis compañeros, jefes, y profesores”, dice.
El lunes pasado con su uniforme de trabajo, a las 18.10, se conectó algo nervioso con el celular vía zoom. Allí expuso “Legitima defensa desde una perspectiva de Género”. La presentación duro 35 minutos. “Los docentes me apuntaron sus sugerencias, y finalmente me calificaron con 8.77. Cuando escuché la nota, no lo podía creer”, revive.
No pudo contener su emoción y quiso compartirlo con sus compañeros, que reconocieron el mérito. “Ahora entendemos porque molestaban tanto con tus libros, me dijeron riéndose’”. La empresa Exar fue flexible con su empleado, posibilitándole seguir con sus estudios.
Intentó comunicarse con su familia, pero ese día la conexión no fue buena. “Estaba ansioso por compartir mi felicidad con mi esposa, ella me tranquiliza y me empuja en todo”.
Esa noche trato de conciliar el sueño y no pudo. Entonces, canalizó la adrenalina con la publicación en redes, que no dimensionó que se haría viral. Entre los comentarios, las palabras de aliento se repiten. Todos coinciden en lo mismo: “orgullo”.
El nuevo abogado
Este salteño quiere seguir operando grúas. Ama su trabajo. Pero también anhela dar sus primeros pasos en el derecho, mientras espera los trámites de su título. “Quiero ir a un estudio jurídico, ver expendientes y tener reuniones con clientes. Amo la especialización laboral y de familia. Tengo mucho por aprender”, admite.
Por ahora, quiere volver a su hogar a descansar, y disfrutar del merecido triunfo. El primero de muchos. “Lo veía inalcanzable pero no, aquí estoy. Y voy por más”.
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