Son pasadas las 17 del jueves 23 de septiembre y Camila Rossello (31) contesta el llamado de Infobae desde una de las habitaciones del Sanatorio Otamendi. La acompañan su marido, Cristian Destefano (34), su médico ginecólogo y obstetra, Aníbal Dal Verme (60), y su hija recién nacida, Giovanna. “No me entra la felicidad en el cuerpo”, describe acerca del nacimiento de su bebé.
Camila es docente, licenciada en psicopedagogía y, al igual que su pareja, oriunda de San Antonio de Padua, provincia de Buenos Aires. Mientras comparte su historia, del otro lado del teléfono, Giovanna llorisquea y ella se disculpa. “Se la voy a dar un ratito al papá”, dice y se dispone a hacer un repaso de su camino hacia la maternidad. Un camino con muchas subidas y bajadas emocionales, pero lleno de perseverancia y fortaleza.
“Siempre supe que quería ser madre. Empezamos a buscar hace siete años, cuando yo tenía 24. Dos años después, llegamos a una clínica de fertilidad y probamos dos tratamientos que no dieron resultado”, dice Camila, que en algún momento llegó a pensar que quedar embarazada iba a ser imposible. “Lo vi difícil”, insiste.
Hasta que un día, el director del Laboratorio de Embriología del centro de medicina reproductiva Procrearte, Ariel Ahumada, le comentó acerca del método “de tres padres”. Se trata de una técnica de reproducción asistida que requiere del material genético que aporta la madre, el óvulo de una mujer donante y el espermatozoide del padre.
“Me dio esperanza. Lo hablamos con Cristian y decidimos probar”, sostiene acerca del procedimiento que convirtió a su bebé en el primero de Sudamérica que llegó al mundo a través de este método.
¿De qué se trata el método “de tres padres”? También llamado de “transferencia de huso”, consiste en “tomar el óvulo o el ovocito de una mujer joven, de una donante, y a ese ovocito se le extrae el material genético que tiene y se lo reemplaza por el material genético de la paciente que va a hacer el procedimiento. Así, se obtiene un ovocito reconstituido que tiene toda la maquinaria metabólica del ovocito joven y el ADN de la paciente”, precisó Ahumada, en diálogo con Télam.
Entre los principales beneficios de este tratamiento, el especialista -que además es doctor en Ciencias Biológicas- remarcó que en este caso la paciente no tiene que renunciar a su identidad genética, como sí sucede cuando se realiza un procedimiento de ovodonación.
”Se utiliza el ovocito de la donante pero sin su material genético, con el material genético de la madre, y esa es la gran innovación de esta técnica”, enfatizó Ahumada y explicó que se suele hablar de “un bebé con tres padres, pero es entre comillas porque el material genético nuclear, que es el que determina todas las características del individuo, está en el ADN que aporta la madre y no la donante”.
Giovanna nació por cesárea programada a las 10:04 horas de ayer y pesó 3,255 kilos. “Llevarla en mi vientre, sentir sus movimientos dentro mío fue un sueño hecho realidad”, cuenta Camila y destaca el apoyo del equipo médico, en especial el de su obstetra, Aníbal Dal Verme.
“Él siempre me dio mucha paz. Me acuerdo la primera vez que fui a su consultorio, le entregué todos los estudios, lo miré y le dije: ‘Este es tu asunto, ¿cómo lo llevamos?’”, cuenta la flamante mamá.
Dal Verme tiene 60 años y 30 en la profesión. A lo largo de su carrera asistió más de 10 mil nacimientos, entre ellos el de la actriz María Fernanda Callejón y el de la hija mayor del Diez, Dalma Maradona. “Cuarenta partos por mes”, saca cuentas entre risas. Especialista en embarazos de alto riesgo, dice que el de Camila “fue mucho más controlado” por la técnica utilizada.
“Si bien ella transitó las 38 semanas haciendo vida totalmente normal, le hacíamos ecografías cada quince días para ver cómo iba evolucionando el crecimiento. Fueron nueve meses de perfecta evolución, con control estricto y mucha contención”, confió Dal Verme a Infobae, todavía emocionado por la cesárea que lideró durante la mañana del jueves.
“Fue una primera experiencia para todos y la vivimos con mucha alegría”, dice Dal Verme.
Por la novedad del procedimiento, todavía no es contemplado por el Ministerio de Salud Nacional. “Me emociona que el tratamiento haya sido en Argentina porque las posibilidad de viajar al exterior se nos iba de presupuesto. Si bien nosotros lo costeamos por nuestros medios, sería importante que fuera reconocido por las obras sociales y prepagas ya que haría felices a muchas familias”, apunta Camila.
Consultada acerca del valor del procedimiento, la docente de San Antonio de Padua sostuvo que el tratamiento “es costoso”, pero que ella y su marido ahorraron durante años para pagarlo. “Cada uno elije en qué gastar o invertir su dinero, nosotros decidimos que esta iba a ser nuestra prioridad”, confió, sin más precisiones.
De momento, solo existen tres nacimientos en el mundo a través de esta técnica, siendo el primero en México con una paciente y un equipo médico estadounidenses.
SEGUIR LEYENDO: