El marino irlandés Guillermo Brown cumplió un rol trascendental en la consolidación de la independencia sudamericana, por su acción en el Río de la Plata, en momentos difíciles para las Provincias Unidas, por el aislamiento de la Revolución rioplatense y el riesgo de contraofensiva española; más tarde en el Pacífico con la guerra de corso, luego nuevamente durante la guerra contra el Imperio del Brasil y que, tras un tiempo de retiro, vuelve a ponerse al servicio de la Confederación para defenderla de la intervención francesa; gesto que lo hermana con San Martín, que sintió el mismo impulso de defender a su país al enterarse de la agresión extranjera.
Una trayectoria dictada por la continuidad del sentimiento patríotico, más allá de los clivajes partidarios y de facción de aquellos tiempos.
“El autor supo relatar las hazañas de Brown, conocidas para los historiadores, pero con una pluma fácil que hará agradable su lectura a los que no están familiarizados en estos temas: Martín García, la toma de Montevideo, la campaña de corso por el Pacífico, Los Pozos, Juncal, y Costa Brava, aparecen como en un drone o uno de aquellos viejos dioramas que había en algunos museos”, dijo el historiador Roberto Elissalde, vicepresidente de la Academia Argentina de Artes y Ciencias de la Comunicación, en la presentación virtual del libro Brown, primer almirante de los argentinos (Planeta, 2021), del historiador rosarino Miguel Ángel De Marco.
Este libro es parte de una colección de biografías de grandes figuras de la historia argentina -planeada por el autor junto con el historiador Alberto Díaz, editor de Planeta-, basadas en la idea de que combinasen el rigor historiográfico con la accesibilidad al gran público.
La presentación del libro fue organizada por la Academia Browniana, del Instituto Nacional Browniano, y en su transcurso, además del autor, y del citado Elissalde, hablaron también la licenciada Susana Frías, vicepresidenta 2a de la Academia Browniana, y la licenciada en Historia y periodista Claudia Peiró. La coordinación estuvo a cargo del secretario de la Academia Browniana, doctor Ariel Eiris.
“En nuestro país, ha habido últimamente una sobreabundancia de biografías de próceres -dijo Susana Frías en su intervención-: reflejan imágenes tan estereotipadas como los malos retratos y a fuer de querer ser modernas sólo han atinado a dibujar rasgos exagerados, o a presentar en forma sesgada elementos de la vida privada que toman poco en cuenta el contexto de época”.
También señaló el riesgo que corre el escritor de “consustanciarse en exceso con el biografiado”, un “deslumbramiento” que “le impide ver los errores” y lo lleva a “justificar sus actos o al menos tratar de pasarlos por alto”.
Frías hizo un paralelo entre el retrato pintado y el escrito: “El verdadero pintor, al igual que el biógrafo, no duda en resaltar con fidelidad aún los rasgos desagradables. El buen artista no omite las arrugas en la cara de su retratado como el buen biógrafo no duda en poner de relieve los defectos de carácter del biografiado” y destacó la necesaria dosis “de ecuanimidad para balancear éstos con la incidencia que puedan haber tenido en la vida pública”.
“Esta Academia -concluyó- se enorgullece no sólo por presentar una biografía de Guillermo Brown, lo hace porque considera que se pueden hallar en ella los rasgos de una obra de excelencia”.
Claudia Peiró describió a Miguel Ángel De Marco como un historiador que supera la grieta, por el eclecticismo de sus temas. También destacó su “rescate de figuras que quedaron ensombrecidas por la grandeza de otros”, circunstancia que priva a los argentinos de conocer la vida de protagonistas fascinantes de nuestra historia.
El protagonista que nos muestra este libro es un hombre que conoció la orfandad, la prisión, el alejamiento temprano de su patria, litigios varios en su profesión, pérdidas personales, heridas físicas y afectivas. Esos detalles que lo vuelven cercano son apasionantes. Y, lejos de minimizar sus logros, los revalorizan porque muestran que supo sobreponerse a la adversidad y a sus propias debilidades.
“No podemos decir que Guillermo Brown no haya tenido reconocimiento de los argentinos -acotó Peiró-. Sin embargo, creo que no lo suficiente. Y un motivo bien puede ser que siguió sirviendo como jefe de nuestra incipiente marina bajo Rosas”, es decir que fue víctima de la “grieta” que atravesó muchas veces nuestra historiografía.
“De Marco nos cuenta la vida de Brown sin omitir detalles y sin juzgar -siguió diciendo-. Deja al lector la libertad de discernir. Y, gracias a la minuciosa reconstrucción de hechos y detalles despierta otras inquietudes, abre otras líneas de investigación para los especialistas o de simple curiosidad para el público en general. ¿Era Rosas el monstruo que nos pintan muchos? ¿Qué pensaba Brown de Rosas? ¿Por qué siguió siendo respetado tras la caída de Rosas?”
Señaló finalmente que el libro “es muy oportuno porque en momentos de tanta incertidumbre política y de una crisis moral tan grave como la material es saludable reflotar la historia de los que nos precedieron, no para colocarlos en un pedestal inalcanzable sino para mostrarlos como hombres de carne y hueso, con contradicciones y debilidades, pero que supieron sacrificarse, vencerse, gobernarse a sí mismos, para aportar al conjunto cuando fue necesario.”
Elissalde destacó lo detallado del libro en el que De Marco relata “los primeros tiempos de Brown en Buenos Aires, el famoso altercado y los bastonazos al pícaro de White, el duelo de Juan Mackenna con Carrera, el intento de quitarse la vida, el reencuentro familiar, la trágica muerte de su hija Elisa, los problemas con su propiedad de Barracas, y su vida cotidiana hasta en los más mínimos detalles como las horas de tomar su tradicional té”. “En síntesis el hombre y su tiempo, al alcance de todos”, dijo.
También destacó que la biografía de De Marco recupera los muchos elogios y reconocimientos que Brown recibió en vida, “no sólo en el periodismo vernáculo y extranjero sino en la correspondencia de diplomáticos y marinos con asiento en los países del Plata”.
Y, citando al propio autor, leyó: “Brown fue sin duda uno de los más ilustres marinos de su tiempo, el jefe invicto de la primera Escuadra con que contaron los argentinos, pero también ostentó cualidades que, a similitud de las de San Martín, Belgrano y otros fundadores de la patria, deberían ser tenidas en cuenta cuando hoy parece ser más importante la coyuntura que el proyecto, el ahora que el porvenir, el parecer más que el ser. Ellos no están en el bronce porque carecieran de falencias y debilidades sino por haberlas superado en aras de un ideal más alto, como era la construcción de una nación en la que imperasen la libertad y la igualdad”.
“Cada cantor tiene su cifra, y la mía, tal vez modesta, se orienta a divulgar, sin renunciar a la seriedad y al equilibrio propios del historiador”, dijo Miguel Ángel De Marco, para fundamentar el porqué de una nueva biografía de Guillermo Brown.
“Basado en algunas cartas inéditas y periódicos de época, y en cuanta obra édita llegó a mis manos, puse énfasis en lo que habían escrito sobre él contemporáneos, diplomáticos y viajeros, admirados por sus cualidades humanas y su certero ojo de águila que apreciaba desde la altura el escenario táctico, adoptaba las previsiones adecuadas, obtenía victorias o frustraba maniobras con las que los adversarios pretendían doblegarlo”, dijo. Y puso como ejemplo que el ministro plenipotenciario de los Estados Unidos, John Murray Forbes, lo llamó “el lord Nelson de este país, consagrado por las famosas hazañas contra la fuerza naval española en Montevideo, en que sus proezas con unos pocos barcos fueron consideradas sobrehumanas”.
De Marco también destacó que Brown fue un hombre moderado en política, como lo prueba una anécdota relatada en el libro acerca del disgusto del almirante frente a dos fanáticos que brindaban por ver caer cabezas y correr sangre de unitarios.
El historiador también aludió a las circunstancias peculiares en las cuales escribió este libro: “La pandemia ha sido para mí una instancia dolorosa en la que he sufrido la pérdida irreparable de un hermano y de amigos queridos, pero a la vez un acicate para realizar una labor intelectual cuyas características conocen muy bien los aquí presentes”.
Y anunció que su próximo “quebradero de cabeza”, será una biografía de Manuelita Rosas, personaje femenino que ya asoma en las páginas de Brown, primer almirante de los argentinos, pues la hija de Rosas fue muy cercana al marino irlandés al que consideraba un segundo padre. “¡Trabajo ingente! -definió De Marco- porque ‘La niña’, como la llamaba Rosas aunque fuera ya mujer hecha y derecha, pese a su omnipresencia en el largo período en que su padre gobernó el país con mano férrea, no dejó de ser un personaje importante pero secundario”.
A la presentación virtual de este libro asistieron, en representación del jefe y subjefe del Estado Mayor de la Armada, el comodoro de Marina Sergio Martino, director de Relaciones Públicas de la institución; la señora María Cristina Brown, descendiente directa del héroe; miembros de la Academia Nacional de la Historia, de la Academia del Mar y de la Academia Browniana; presidentes de los institutos nacionales; el titular del Instituto de Estudios Histórico Marítimos del Perú, contralmirante (RE) Cristóbal Miletich; el miembro de número de esa entidad y delegado del Instituto Nacional Browniano en el Perú, contralmirante (RE) Andrés Chiarella; los delegados del mismo instituto en Francia y en Estados Unidos, comodoro de Marina (RN) Daniel Degani y Gustavo Paz; integrantes de las delegaciones en el país, entre otros invitados al acto.
Al comienzo de la presentación se proyectó un video con un mensaje de felicitación del ministro de Cultura de la Nación, Tristán Bauer.
El historiador Miguel Ángel De Marco es comodoro de Marina (RN), presidente del Instituto Nacional Browniano, miembro de la Academia Nacional de la Historia, de la Academia Sanmartiniana y de la Academia del Mar. Es autor de La Patria, los hombres y el coraje, Corsarios argentinos, La guerra de la frontera, así como de biografías de Belgrano, San Martín, Güemes, Sarmiento, Pellegrini, Bouchard y Quiroga, entre otros.
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