Cuando tenía seis años, sus padres la llevaron a un cine de Budapest para ver Cleopatra, la película de 1917 con Theda Bara. Al ver que en el film las pirámides eran de ladrillo, la niña se puso a llorar. “Yo las conozco porque estuve ahí y no son como la pared de casa”, dijo. Y a partir de ese momento, según ella, descubrió su don: el de recordar sus vidas pasadas. Sintió que había estado en la antigüedad de Egipto. Y que había sido una mujer adulta. Hasta pudo describir cómo vestía.
La mítica astróloga Lily Süllos (en realidad se llamaba Lenke Süllos), no sabía cuál sería su próxima reencarnación, pero no falló en su última predicción: a los 84 años pidió a sus amigas que no se les ocurriera planear el festejo de sus próximo cumpleños. “No voy a llegar”, les dijo.
Ese mismo año, 2013, el 15 de septiembre (doce días antes de cumplir 85), su hermano Luis la mató de un balazo en la cabeza y se suicidó. Según lo peritos, lo hizo con un arma de fuego de fabricación casera. Era tornero.
La Policía habló de un pacto suicida. Pero Anikó Szabó, que era amiga de los hermanos, dice que pacto hacen los mafiosos. “No podían vivir el uno sin el otro”, dice. Luis había comentado que si su hermana se moría, iba a matarse.
Fue Anikó quien recibió el domingo de la tragedia un mail de Luis. Ella planeaba ir a tomar el té con Lily. La carta de despedida de Luis no deja lugar a dudas:
“Anikó: Me parece que Lenke tuvo un derrame cerebral serio. Se cayó en la bañera y ya no pudo pararse ni hablar. Eso pasó alrededor de las 23.30. Ahora estoy esperando que vuelva en sí. En caso contrario voy a cumplir con su deseo, que no sufra con un cerebro maltrecho, paralítica y con dolores, impotente. La solución es rápida y ruidosa. Llamé al médico; la sacaron de la bañera y la pusieron en la cama; dijo que había que llevarla a un geriátrico, adonde mantienen con vida y torturan. Son pasadas las 9 de la mañana. La presión es normal, el pulso también, pero no puede caminar, no puede hablar, no puede ir al baño, no puede beber ni comer. Nos despedimos. Les deseamos mucha suerte; Luis”.
Cuando su amiga fue a la casa, ya era tarde.
Ese domingo, su hermano mató a Lily y luego se suicidó, en la casa de La Lucila, donde vivían.
Süllos era soltera y no tenia hijos. Vivía con su hermano, que era su confidente y mano derecha. Hasta escribían artículos juntos y editaron dos discos con la música que componían. Vivían juntos y, de acuerdo con sus conocidos, tenían una relación simbiótica. Estaban juntos casi todo el tiempo. Ambos decían, según allegados a la astróloga, que que no podrían vivir el uno sin el otro.
La ahijada de la astróloga, Liliana Chelli, duda de lo ocurrido. Dice que Süllos y su hermano no eran de hacer pactos y que ella no era depresiva y jamas se hubiera quitado la vida.
“Entiendo lo del mail, pero viste cuando las cosas no cierran. Hablamos muchas veces con ella del respeto al creador, de que Dios es el que te da la vida y el que te la quita. Hablé con ella la semana pasada y, si bien era una mujer grande que tenía sus cosas, estaba todo más que bien”. Pudo haber estado enferma pero no sé si para tanto. Tenía todo muy claro, dejó pasar su vejez bien, no era una persona que los años le pesaban”, contó Chelli.
La astróloga no sólo fue capaz de predecir su muerte, sino también la forma en que iba a morir. En el último horóscopo, publicado en la revista Semanario, días antes del hecho, escribió: “Según las estadísticas policiales, la mayor cantidad de accidentes y crímenes ocurren bajo el influjo de la Luna llena. Debemos ser más prudentes. La luna llena, nunca es buena”.
El crimen y posterior suicidio ocurrió en un día de luna llena.
La causa quedó caratulada como “homicidio seguido de suicidio”. “No querían separarse. Ya lo habían hablado. Habían hecho un pacto en el que si a alguno de ellos le pasaba algo, el otro lo iba a resolver de esta manera”. Eso fue lo que dijo por entonces el jefe de la Departamental Conurbano norte, Fabian Perroni.
Hubo testigos que declararon haberla visto bien hasta una semana antes del suceso. Entre ellos, un fotógrafo del diario Perfil que le hizo una sesión de fotos para el próximo anuario astrológico que iba a publicar la editorial. Dice que hasta se maquilló y peino ella sola.
Pionera y prolífica
Süllos había nacido en Budapest, Hungría. En 1944 viajó a Alemania, donde estudió Medicina y astrología. Al tiempo decidió radicarse en la Argentina. Trabajó como fotógrafa y colaboradora en temas astrológicos en varias revistas femeninas, como Vosotras y Labores.
En 1976 publicó su primer libro de astrología, Libro astrológico del amor, y en 1984 comenzó a dar sus predicciones en la televisión. Fue una pionera en lo suyo.
En 1980 se vinculó a la editorial Perfil, en donde publicó sobre astrología y en la revista “Tal Cual” sus primeros cuentos de ciencia ficción, otra de sus pasiones. En su sitio web tiene publicados más de 30 cuentos, y también su hermano Luis (Ludwig, en el idioma original) escribía y publicaba en la página.
Colaboró en las revistas Perfil y Mía. En la misma editorial, desde 1982 hasta 2013 publicaron sus anuarios astrológicos. Fueron, con algunas interrupciones, 25 ediciones.
En 1984 trabajó en el noticiero de Canal 13 “Realidad 84” con Ramón Andino. En el mismo año comenzaron a salir los fascículos semanales: “El Mundo de la Astrología de Lily Süllos”. En vez de los 24 planeados, estos fascículos llegaron a 48 por el pedido del público.
Otros libros editados: “Astrología y Salud”, junto con el doctor Orencio Ojeda, “La Reencarnación, una ley de la Naturaleza” (Editorial Perfil); “Algo se mueve en la Luna” y “Las Aventuras de los Lagartogatos”, de Editorial Beas.
Aunque se hizo famosa por sus predicciones y sus horóscopos, su verdadera vocación era la escritura. Llegó a publicar dos libros de cuentos de ciencia ficción y antes de morir reveló que deseaba traducir el borrador de su gran obra, escrita en Hungría, a la que había titulado Nannar, la Resplandeciente”.
La astróloga creía con fervor en la reencarnación. “Estoy convencida. No es normal que las personas tengan recuerdos de sus vidas anteriores. Pero a mi me pasa. Es una facultad, y hay mucha gente que la tiene. Yo nací con la conciencia de la reencarnación. Mis padres eran protestantes así que yo jamás hubiera podido escuchar la palabra reencarnación. Todos recordamos alguna de nuestras vivencias anteriores pero es un recuerdo abstracto. Todo lo que sabemos lo traemos de la otra vida. Ahora no podemos saber quiénes seremos en la próxima vida. Eso depende de lo que hagamos en esta”.
Además creía y solía practicar la hipnosis regresiva. “Tuvimos pruebas de la reencarnación. Por medio de ese método, se puede llevar a una persona al pasado hasta su nacimiento. Y luego más atrás en el tiempo. Hemos podido tener referencias de varias vidas anteriores”.
Entre sus archivos tenía recortes que confirmaban algunas de sus predicciones. Entre ellas, el triunfo de Carlos Menem en la interna con Antonio Cafiero y su posterior ascenso a la Presidencia y la guerra del Golfo.
Decía que a veces no le gustaba dar pronósticos porque si faltaban datos, podía fallar. “Además con lo que una escribe o dice podemos inclinar a la gente hacia el bien o hacia el mal”.
Quizá lo supo cuando vaticinó su muerte en esa semana trágica donde aparecería esa luna llena a la que tanto le temía.
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