La fiesta del Milagro y Yom-Kipur: dos celebraciones para buscar el perdón con mucho en común

En septiembre coinciden dos celebraciones religiosas en apariencia disimiles, pero sus historias esconden un espíritu en común. Este año suceden el mismo día. Por qué celebran el perdón de los pueblos

Un judío ortodoxo reza en la ciudad ucraniana de Uman, en medio la celbración de Rosh Hashaná, previo a Iom Kipur

Septiembre trae consigo celebraciones importantes para los judíos y los cristianos, sobre todo los católicos del NOA argentino. Este año la fiesta del Yom-Kipur y el Milagro de Salta extrañamente coinciden el mismo día. ¿Habrá alguna relación entre estas festividades que en apariencia son tan diferentes entre sí? Veamos.

Jesús era judío y muy respetuoso de la ley de Moisés. Él mismo nos lo dice en Mateo 5:17: “No crean que he venido a suprimir la Ley o los Profetas. He venido, no para deshacer, sino para llevar a la forma perfecta”. Los apóstoles, los evangelistas, María su madre, María de Magdalena, María de Cleofás, José y demás personas que se mencionan en los evangelios todos eran judíos practicantes. Recordemos que el primer Papa de ls Iglesia era judío.

Los primeros discípulos de Jesús concurrían al templo de Jerusalén y a la sinagoga. Los cristianos profesamos la fe en Jesús pero no la fe de Jesús. El cristianismo basa sus raíces en el judaísmo, por tanto es deber de los cristianos conocer las celebraciones y fiestas a la que Jesús y sus discípulos concurrirán, dado que en los evangelios estas celebraciones se mencionan con asiduidad. Y acá es donde unimos el Yom-Kipur con la fiesta del Milagro de Salta: las dos son celebraciones para imprecar el perdón divino por las faltas del pueblo a la creación y a los hombres y mujeres. Y Jesús y su madre (a quienes recordamos en Salta), siempre celebraron el Yom-Kipur.

Imagen de Moisés en el Monte Sinaí con las Tablas de la Ley

Yom Kippur (en hebreo: יום כיפור), también conocido como “Día de la enmienda” o “Día del perdón”, que se celebra el 10 de Tishrei (este año 15 de septiembre), es el día más sagrado del calendario judío. Es conocido también como el “Día de la expiación”, por las faltas cometidas. Es un día dedicado completamente a la oración, al ayuno, al recogimiento y al encuentro en la sinagoga. Ese día no se trabaja ni hay fiestas y no se realiza ninguna actividad que no sea la plegaria y la oración.

Yom Kipur es la culminación de un tiempo de revisión de las conductas humanas en el que el hombre realiza introspección y penitencia, iniciadas días antes con la celebración del Año Nuevo o Rosh Hashaná, que evoca el comienzo de la humanidad. El día del perdón se remonta a momentos bíblicos. La historia cuenta que Moisés subió al Monte Sinaí, donde permaneció 40 días y 40 noches y bajó con las tablas de la Ley, las que destruyó al ver a su pueblo bailando y adorando a un becerro de oro. Al ver semejante pecados y faltas cometidas, Moisés regresó al monte Sinaí y permaneció allí hasta que el Señor perdonara a su pueblo.

Del monte bajó un 10 de Tishrei (según el calendario hebreo), y ese día se convirtió en el primer Yom Kipur. Es ese día que el Señor otorgó el perdón a su pueblo por sus faltas. Ese día el sumo sacerdote de Jerusalén ingresaba al sancta-sanctorum del templo donde se encontraba el arca de la Alianza, y tres veces pronunciaba el sagrado nombre del Señor, prohibido para todos con excepción del sumo sacerdote. Pero para obtener el perdón de las faltas primero debemos ser perdonados por quienes ofendimos y luego solicitar el perdón del Señor. Un detalle importante: las oraciones litúrgicas en el rito sinagogal de este día son en plural, porque todos hemos pecado.

La celebración en Buenos Aires del Rosh Hashaná urbano. Iom Kipur es la culminación del tiempo de revisión iniciado en Rosh Hashaná.

Durante las oraciones del Yom Kipur se leen plegarias, un libro completo llamado Majzor. Un libro que expresa el pensamiento de decenas y decenas de generaciones judías de diversas épocas. Está compuesto por textos bíblicos de más de dos mil años, escritos talmúdicos de más de mil quinientos años, poemas de la Edad Media y nuevos textos como la bendición a los gobernantes locales. Es un libro de oraciones muy especial, porque en él se van sumando las plegarias de diferentes épocas y circunstancias. Una de las oraciones que más se repiten en el Yom Kipur es la Ashamnu, confesión de las faltas cometidas. Este consta de un acróstico alfabético que consta de 24 líneas, iniciando desde la alef hasta concluir con la tav, en la que se expresan los “pecados” cometidos, por ejemplo en castellano sería: Abusamos, Apostamos deslealmente, Blasfemamos, Criticamos, Codiciamos, Confundimos, Dudamos, Destruimos, Desobedecimos, Engañamos, Envidiamos, Escandalizamos, Falseamos, Glotonería, Humillamos, Insultamos, Juzgamos, etc…

Otro de los aspectos del servicio ritual del Yom Kipur es recordar a los difuntos. Al final de las oraciones llega el momento de mayor concurrencia de feligreses a la sinagoga, los cuales muchos han estado en ella todo el día. Al comenzar el atardecer de este día “Las Puertas del Cielo están por cerrarse frente a las plegarias de pedido de perdón”. Es entonces cuando comienza con más fuerza la última oración llamada Neila y aparece el toque del Shofar (cuerno de cabra) que llama a las personas a replegarse en sus propias reflexiones para comenzar otro año con la conciencia abierta y el alma limpia. Para los fieles judíos, el Señor ha perdonado sus faltas por tanto debe haber un festejo y romper el ayuno, así que al regresar al hogar habrá celebración esa noche.

Como dijimos al principio, extrañamente hoy también se celebra la fiesta del Señor y la Virgen del Milagro y ¿cuál es el fin último de la celebración de la fiesta de la Virgen y del Señor del Milagro? Al igual que el Yom-Kipur, los cristianos católicos solicitarán al Señor perdón por las faltas cometidas.

La imagen de un Cristo crucificado y una escultura de la Virgen llegaron flotando el 19 junio de 1592 al puerto del Callao en Perú, el cual se encuentra sobre el océano Pacífico. Cada imagen estaba ubicada en un cajón donde estaba escrito su destino: “Un Cristo Crucificado para la Iglesia matriz de Salta” y “una imagen de la virgen del Rosario para el convento de Sto. Domingo en Córdoba”. Ambas imágenes barrocas pertenecientes a la escuela castellana. Fueron enviadas, según una nota que estaba dentro de los cajones, por el antiguo obispo del Tucumán Fray Francisco de Victoria, que estuvo presente en la fundación de la ciudad de Salta.

Una imagen de la Virgen María

Una vez transportadas en procesión hasta Lima, la capital de Perú, el virrey García Hurtado de Mendoza ordenó que se cumpliera el mandato y la voluntad del obispo Vitoria de modo que las imágenes fueron cargadas a lomo de mula y transportadas aproximadamente 2800 km por el viejo camino del Inca, dejando en Salta el cristo correspondiente y continuando la peregrinación con destino a la ciudad de Córdoba. La imagen del Cristo fue recibida con gran devoción por el pueblo salteño y fue depositada en la sacristía. Con el paso del tiempo la imagen del cristo que llegó flotando por el mar fue quedando en el olvido.

El 13 de septiembre de 1692 a las 10:00 de la mañana un gran temblor sacudió la ciudad de Esteco, la cual quedó totalmente destruida. El sismo fue también percibido en Salta, donde también causó muchos daños. Cuando fueron a ver los destrozos causados en la iglesia matriz hallaron la imagen de la Virgen María, la cual había sido prestada por una familia de salteños para la fiesta de la Natividad de María Santísima y se ubicó en un nicho superior del retablo principal, caída de espaldas como orando al sagrario en súplica de piedad con sus manos juntas. La imagen fue llevada a la casa del alcalde Bernardo Diez Zambrano, donde se rezó toda la noche. Al día siguiente, 14 de septiembre, se colocó la imagen en el exterior de la iglesia matriz y los fieles congregados observaron cambios de colores del rostro y fue entonces cuando muchos fieles comenzaron a llamarla “del milagro”.

Padre José Carrión, sacerdote jesuita, escuchó una voz con mucha claridad que le advertía: “mientras no saque al santo Cristo, no cesarán los terremotos”. La pregunta era: ¿Cuál Cristo y dónde encontrarlo? Esa misma voz le advirtió de la imagen que vino flotando y estaba olvidada en la sacristía del templo matriz. No sin esfuerzo, pudieron sacarla de entre los escombros y, milagrosamente, estaba intacta. Ambas imágenes fueron expuestas en el atrio del derruido templo, y los sacerdotes comenzaron súplicas solicitando al Señor que perdonara los muchos pecados de los fieles de esta ciudad.

El día 16 de septiembre renació la calma y con ella se comenzó a hablar del «milagro», luego de realizar procesiones y rogativas. Y así dio principio a la fiesta del Milagro. El día 15 de septiembre las santas imágenes recorren en procesión las calles de la ciudad acompañadas de cientos de miles de fieles en una de las expresiones populares más importantes de la Argentina, después de la peregrinación a la basílica de Nuestra Señora de Luján, en la provincia de Buenos Aires. Desde 1692 hasta el presente se realiza esta procesión donde el pueblo de Salta renovará sus votos al Señor diciendo: “Señor, nosotros somos tuyos y tú eres nuestro”. En 1902, por iniciativa y pedido del Obispo de la Diócesis de Salta Monseñor Matías Linares, el Papa León XIII concede la coronación pontificia de las imágenes del Milagro.

Las calles de la ciudad de Salta en medio de una ovación de fe popular en la Fiesta del Milagro del 2018

Pero no solo posesionará la Virgen y el Señor del Milagro, también lo hará el ícono de la “Virgen de las Lágrimas”, cuadro que pertenecía al sacerdote Juan Arisaga. El 4 de agosto de 1749, el padre Arisaga se sorprende al ver que la imagen estaba completamente humedecida en toda la cara, ojos, cuello y manos. Sorprendido por el prodigio, lo cambiará de lugar pensando que era generado por la humedad. Pero el fenómeno continuaba. Se atribuyó este prodigio a que los fieles de Salta habían olvidado sus votos para con el Señor y nuevamente la Virgen intercedía ante él por el pueblo. La imagen fue transferida a la iglesia catedral y hoy se encuentra ubicada en la misma y fue coronada pontificamente en 1952.

Todas las imágenes se posesionan en peanas cubiertas de claveles. 10.000 claveles rojos para el Señor y 8.000 blancos para la Virgen. El típico tañido de las campanas de la catedral sonarán constantemente durante la novena convocando al pueblo al arrepentimiento. El ser de campanero de la catedral (tarea por demás ardua y de considerable esfuerzo dado el tamaño de las campanas) es considerado un grandísimo honor y esa tarea casi siempre va de padres a hijos. El tañido de las campanas del Milagro nos recuerda el verso que sobre estas reza: “campana del milagro, vibrante y dolorida, campana del milagro que conmueves mi vida…”.

Y así podemos observar como, por extraña coincidencia, dos celebraciones se unirán en el mismo sentido: solicitar del Señor el perdón. Y ambas poseen el mismo recorrido: no pidas del Señor el perdón de tus faltas, si antes no lo ha solicitado a quien has hecho sufrir con tu maltrato. Buen momento para intentar abandonar la grieta política que causa tanto daño a nuestra nación y en el nombre del Dios -”fuente de razón y justicia”- tender puentes de unidad en nuestra patria porque corremos el peligro de que, como ocurrió en el terremoto de Salta que borró del mapa a la ciudad de Esteco- seamos tragados por esa fisura que muchos insisten en que continúe creciendo.

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