Si algo dejó claro la cuarentena mundial para frenar el avance de la COVID-19, es que las redes y el uso de la tecnología achicaron espacios y aminoraron un poco la sensación de soledad o lejanía. Pero, ¿fue igual para todos?
Quienes quedaron relegados de esa “nueva normalidad” fueron aquellas personas que no sabían manejar las herramientas digitales o que se negaban a hacerlo por considerarlas innecesarias, pero desde marzo de 2020 se encontraron con un nuevo mundo que los estaba dejando afuera. En ellos pensó Natalia Lopopolo (47) quien se presenta como “cantante, diseñadora gráfica y mamita... Y la orgullosa creadora de Corte i conexión”.
“Corte i conexión” (la i es porque propone romper las reglas) es un curso online que explica cómo cubrir las nuevas necesidades digitales. “Todos los miles de cursos que hay en internet parten de la base de que tenemos cierto conocimiento técnico cuando en realidad hay toda una generación, especialmente de mujeres mayores de 40 años, que se educaron en la época del lápiz y papel, y que quedaron al margen de la digitalización y hacen malabares para poder estar al día. Mi meta es tenderles el puente y ayudarlas a cruzarlo para digitalizarse”, explica Lopopolo a Infobae desde Málaga (España) donde su familia está comenzando a delinear una nueva vida cuando dejen Buenos Aires.
La idea surgió luego de notar que algunas de sus amigas, en pleno proceso de reinvención durante el aislamiento social de Argentina, desconocían cómo lograr una nueva proyección y atraer nuevos clientes. Entonces, supo que ellas no eran las únicas que desconocían la vida digital y comenzó a delinear el taller de cuatro módulos que cambió la economía de algunas mujeres.
Cómo funciona
“Vida Digital”, “imágenes”, “Internet” e “Email Marketing” son las cuatro partes en la que está divido el curso virtual “Corte i conexión” que desde la página web y las redes invita a que quienes desconocen las tecnologías se acerquen y aprendan lo fundamental para estar ciberconectados.
“Lo que a los demás les parece simple y cotidiano, a otros les cuesta mucho. Hacer trámites desde la computadora o el celular; en caso de tener esos dispositivos, por ejemplo, parecía un impedimento. Pero también lo fue comunicarse con sus hijos o nietos por medio videollamadas o de las redes... O cuando comenzaron emprendimientos y necesitaron vender sus productos desconociendo la enorme cantidad de herramientas para tener el mundo entero como mercado”, asegura Natalia y cuenta que en el momento en que una de sus amigas le pidió que le diseñara un flyer porque “ella no sabía cómo hacerlo” ni de qué manera armar un perfil virtual para su nuevo emprendimiento, le surgió la necesidad de dar respuestas.
“Yo también buscaba reinventarme cuando comenzó la pandemia porque canto y estaba todo frenado, y cuando mi amiga me dijo que no sabía nada de internet ni tecnología entendí que no era sólo una cuestión de edad porque había pares generacionales que desconocían cosas que hoy son fundamentales porque facilitan la vida para quien quiera aprender y emprender. Las herramientas digitales no pueden quedar afuera cuando querés crear un mercado digital”, asegura.
Con esa preocupación nació “Corte i conexión”, lo que define como la herramienta para que “las cuarentonas, cincuentonas hasta setentonas hermosas, guerreras analógicas que están vigentes, que trabajan y consumen, puedan plantarse de igual a igual con un millennial, con un centennial sin tener que mendigar ayuda digital cada dos minutos y puedan ser independientes”.
Si bien asume que aprenderlo “es como aprender un idioma nuevo, pero que lo hablan sus hijos y nietos; y hay que aprender aunque sea lo básico para no quedar afuera. Me parece un desafío para quienes lo hacen y a mí me encanta ayudarlas”.
Para la diseñadora es comprensible que el mundo virtual y tecnológico genere aún sentimientos contrariados y que las personas, sobre todo los adultos mayores, se hayan visto desbordadas. “Si las instituciones desbordaron porque no estaban digitalizadas cómo no hacerlo las personas que en sus vidas usaron herramientas tecnológicas “, indaga y admite que si bien inició la idea pensando en mujeres más allá de los 40 años notó con sorpresa y agrado que “hay muchos hombres de más de 60 años muy interesados en aprender. Si hay algo que la pandemia nos pidió es digitalizarnos para no quedar afuera”.
Entusiasmada por los resultados y devoluciones que su propuesta cosechó en este año y medio, comparte las experiencias de quienes se animaron a entrar en terreno desconocido y hoy caminan con firmeza.
“Una señora de 80 años, ex docente y escritora, me contó hace poco en un mail que quiere abrir un blog para escribir; una chica que hace tortas temáticas hoy tiene que calcular los costos de envío de lo que produce porque su emprendimiento creció mucho cuando antes vendía solo en su circulo inmediato; otra, que hace mallas, ya tiene pedidos de otros países... Cuando una persona que tiene un emprendimiento se digitaliza no sabe cuál es el techo porque se le abren universos diferentes y sus expectativas crecen mucho... El mundo todo puede ser un mercado”, afirma.
Alentando a que, tomando su curso o no, quienes aún no atravesaron el puente de la vida analógica a la digital lo hagan, dice: “Aprender es evitar convertirnos en analfabetos digitales porque, lamentablemente dentro de muy poco, quien no esté digitalizado quedará afuera”.
En ese mismo tono, reflexiona: “Con la pandemia aprendimos que todo puede cambiar en un minuto, solo hay que echarle ganas. Yo tenía el recurso del diseño gráfico para las redes, lo puse a rodar y surgió esto que hoy me reconforta mucho porque sé que gracias a las herramientas que ofrezco a mucha gente le sube el rango de posibilidades para crecer y desarrollarse y hoy tiene más proyección”.
Algo emocionada, regresa a aquella que fue maestra y le dejó una enseñanza: “Pese a la velocidad con la que corre el mundo, con la vorágine que se vive; cuando todo debe ser lindo, perfecto y para ya, pero que en 5 minutos hay que cambiarlo y lo anterior se descarta, poder tomarse el tiempo y decir que aunque el mundo sea un lío, nosotros vamos despacio, pero avanzando, es lo mejor”, finaliza.
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