El militante de la resistencia peronista asesinado por su esposa que lo creyó infiel y el mito de la guerrilla Mau Mau en Tucumán

La historia fue relatada por Lindor Bustos en la película “Los Resistentes” y narra la operación con explosivos que se truncó por un problema de alcoba. Además, la noticia de la presencia en el norte de unos militantes kenyatas que degollaban a sus enemigos y aprovechó un grupo de peronistas

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Los verdaderos Mau Mau, la
Los verdaderos Mau Mau, la guerrilla keniata. Los rumores instalaron a un grupo de ellos en Tucumán

Lindor Bustos, miembro de la Resistencia Peronista de Embalse. Córdoba, cuenta: “En aquel tiempo se formó una especie de comisión de activistas. Teníamos por misión recolectar todos los elementos que uno pudiera para prepararse a resistir en el terreno que fuera. Aquel que pudiera aportar una vieja escopeta, un revólver, o un pedazo de dinamita, lo hacia…”

“Recuerdo que los compañeros de la fábrica militar de Rio Tercero tenían la posibilidad de sacar algunas armas, pólvora, dinamita, caños... Este humilde militante, era el encargado de transportar desde aquí de Embalse, a Córdoba, todos los elementos que se recolectaban en la semana. Yo vivía en Embalse, pero trabajaba en Córdoba como empleado publico, y todos los fines de semana, la Dirección de Arquitectura nos daba un camión, para traer desde Córdoba la gente que trabajaba allí. Los domingos a la tarde en el puente de la ruta 36 en Almafuerte, venían los chicos de Rio Tercero y me entregaban a mi, todo lo que habían juntado en paquetitos, dinamita, caños, unas balitas...Y yo las ponía debajo de un banco en el camión. En ese tiempo el camino era de tierra, y en el viaje, con tantos saltos se desarmo el paquete, y andaba la dinamita y los caños, sueltos arriba del camión, menos mal nadie se dio cuenta de que se trataba. Yo junte ese material y lo entregue en Córdoba en el Sindicato de Diarios.” (nota: el secretario del Sindicato de Vendedores de Diarios era el “Negro” Jesus Cuello)

Sigue relatando Lindor Bustos: “Luego tomé contacto con una célula que funcionaba en Rio Cuarto, bajo la dirección de un compañero que se llamaba Giménez. Yo le informé que se estaba construyendo, acá cerca, un dique que después se llamo Tercera Usina. Y tenia conocimiento que allí había mucha dinamita y detonantes. Me dice “trata de recuperar algo de ese material”. Me fui a la zona, en bicicleta y caña de pescar al hombro para disimular; yo sabia por los comentarios como era. Había un galpón chiquito, donde estaban los fulminantes y otro grande donde estaba la dinamita. Tenia un alambrito del 6, yo iba con una tijera grande para cortar el hierro, le corte el alambrito le saque el candado, y vi... estaba hasta el techo de dinamita.”

Lindor Bustos, el que contó
Lindor Bustos, el que contó la historia del resistente "infiel"

“Informo eso, y los compañeros de Rio Cuarto programaron que vendrían con varios autos para cargar ese material. Nos juntamos en el puente del Quebracho y fuimos al lugar. Resultó un juego de niños abrir las puertas del deposito. Cargamos primero los fulminantes (que era la carga mas peligrosa) en un auto y salimos. Pero queríamos volver a cargar mas, entonces en una parte del camino que se llama Cerro Corona, decidimos esconder la carga de fulminantes entre el monte, bajamos las cajas las tapamos con ramas, y regresamos a cargar el resto de la dinamita.”

“Con esa dinamita viajaron a Rio Cuarto los compañeros, y quedamos que el miércoles siguiente, nos íbamos a volver a juntar para recuperar los fulminantes. Ese miércoles, los espere como habíamos quedado en puente Quebracho y no vino el auto, ni ese día ni nunca mas. Pero con el tiempo supe por qué los compañeros esa noche no habían venido.”

“Parece ser que el compañero Giménez, jefe de la célula, salía todas las noches a adiestrar a su gente para hacer estos operativos; la esposa de él creía que el marido salía de trampa. Entonces esa noche, discuten por la supuesta trampa, se disgustan y la mujer le pega un tiro y lo mata a Giménez… Nunca mas supe que pasó con los fulminantes. Al tiempo me enteré que el dueño del campo los encontró, lo denunció y la policía los retiro.”

Hasta aquí el relato de Lindor Bustos. Nunca sabremos si la mujer de Giménez tenía otros indicios de infidelidad, además de sus salidas nocturnas. Conociendo el paño, diré que la clandestinidad militante, muchas veces se prestó para otro tipo de citas. Pasó en la resistencia, y pasó en los años setenta cuando hubo varios casos de infidelidades que se conocieron. Lo que no tengo memoria es de otro u otra militante, que haya sido ultimado por su pareja. Tal vez Giménez sea el único caso de mártir que no fue victima de la represión, sino de un mal entendido.

Talleres ferroviarios de Tafi del
Talleres ferroviarios de Tafi del Valle

Cuando los Mau Mau lucharon en el norte argentino

“Corre el rumor de que en el noroeste argentino hay guerrilleros africanos Mau Mau, famosos porque decapitan a sus enemigos británicos. Nadie los ha visto, pero se dice que operan en la zona ferroviaria de Tafí Viejo, en Tucumán(…). Y para preocupación de los servicios de inteligencia de la “revolución libertadora”, también se comenta que están con la Resistencia Peronista.”

“Mau Mau fue una organización rebelde, que de 1952 a 1960, combatió en Kenia contra las tropas británicas, que ocuparon el país en 1888. Tenian pocos fusiles; peleaban con lanzas y machetes. Los ingleses cuentan que cortan las cabezas de los blancos, las colocan en la punta de la lanza y las exhiben como escarmiento. Su líder es Jomo Kenyatta, quien después de la independencia en 1963 será el primer presidente y gobernará hasta 1978. Pero, la verdad es otra: la brutal represión británica se cobró 20.000 rebeldes asesinados, 150.000 civiles acusados de simpatizar con ellos enviados a campos de trabajos forzados y más de mil ejecutados en la horca. Sólo 32 colonos ingleses murieron durante un conflicto que duró más de siete años.” Así lo describe el periodista Roberto Bardini en una nota del mismo titulo.

En realidad nunca hubo ningún keniano luchando en nuestro norte. Pero en esos años eran noticia en los diarios, y un gorila que no los quería, bautizó con ese mote a un grupo de militantes ferroviarios de los talleres de Tafí Viejo de Tucumán, que habían echado a cinco directores. Como echar un jefe es sinónimo de “descabezar” o “cortar cabeza” de allí les vino el mote.

La historia la cuenta Juan Carlos Cena en su libro “Historia viva de la Resistencia Peronista”.

En esos años, en los talleres de Tafí Viejo donde se construía y reparaba material ferroviario para todo el país, llego haber cerca de 5.000 trabajadores. Según Cena, los ferroviarios de Tafí tenían una larga tradición de lucha influenciada por los viejos anarquistas. Luego del golpe de 1955 la conducción gremial se integra a la red clandestina de la resistencia CIPON (Comando Interseccional Peronista de Obreros del Norte). Los ferroviarios por su posibilidad de desplazarse por el país, tuvieron gran protagonismo en la resistencia. Traían explosivos de Bolivia, y difundían materiales escritos por cada pueblo que tocaba el tren (que eran cientos de paradas).

En 1961, en el marco del Plan Larkin, hubo un intento del gobierno de desmantelar los talleres de Tafí y llevarlos a Córdoba, los Mau Mau lanzaron una huelga que duró 42 días y descabezó al director, el ingeniero Bernardini.

Toto Romero integrante de los
Toto Romero integrante de los Mau Mau

Según el testimonio de sus protagonistas, los Mau Mau desconfiaban de los militares, en particular de Iñiguez y su gente. Y al único que recibían era a Phillipeaux, el joven capitán que logró tomar La Pampa, durante la sublevación del 9 de junio de 1956. En Tucumán se vincularon con el Comando de Resistencia zonal, que dirigían Amado Juri, Sanches Toranzo, Dardo Molina, el loco Andino Lizarraga, y el Mono Avila.

Una de las acciones de los Mau Mau era recordar los 17 de Octubre haciendo estallar 17 bombas de estruendo a las cinco de la mañana. Buscaban colocarlas en sitios que no produzcan daños. Pero, la impericia a veces producía accidentes, y alguna víctima inocente.

Cuenta el resistente Toto Romero en el libro de Cena: “Había mucha policía vigilando, entonces dijimos: ‘vamos a tirarlas a la cancha de club Talleres, en la tribuna del estadio, allí no va a dañar a nadie…'. Uno dijo: ‘mira que en la cancha hay un chivo y un matungo’...”Pero...no les va a pasar nada…”. Pusimos la bomba… ¡que estruendo! . Se peló la cancha. El chivo se volvió loco... chocaba contra las chapas que cercaban la cancha. Y el caballo lo mismo, estaban espantados... al final el caballo se engancho y descogotó contra el alambrado... Pobre matungo...fue la única victima que tuvimos que lamentar”.

Finalmente la única victima de los Mau Mau, temibles cortadores de cabezas, fue un pobre caballo viejo que pastaba en la cancha de Talleres.

Integraron los Mau Mau entre otros: Raul Lechesi, Toto Romero, el ingles Campbell, Chichi Roselli, Beto Alderete, Tableta Gutierrez, Chichilo Celiz, Cutiti Diaz, Andres Suter, el Gordo Sosa, Tulio Brizuela, Roberto Novoa, Juan Carlos Zelaya, el Mula Lazarte, Cacho Zottola, Vidal Nuñez, Chingolo Morales, Gabriel Arancibia Herrero, Oso Burgos, Doroteo Galvan, Camilo Tahuil.

Raul Lechesi quien en el periodo 73-76 fue presidente de la Cámara de Diputados de Tucumán, fue secuestrado y desaparecido el 17 de junio de 1976.

Cancha del club talleres de
Cancha del club talleres de Tafi Viejo

¿Para cuando al golpe muchachos?

La desconfianza hacia los militares que iban a dar el “golpe salvador”, estaba en primer lugar en el propio Perón que los conocía “naranjo” (como le gustaba decir). Entre los resistentes peronistas había quienes les desconfiaban y había quienes les ganaba la ansiedad y el gusto por lo conspirativo y se “subían a todos los carritos”.

Cooke le cuenta por carta a Perón que: “un muchacho textil, vivo, de esos ‘que se las conocen todas’ un militar lo llevo en avión de la Aeronáutica, hasta la base de Córdoba, donde hablaron con el jefe y subjefe de la misma, quienes le manifestaron, estar comprometidos con una sublevación contra la dictadura. Recién entonces, le dio la lista de compañeros dispuestos a participar del golpe. Como era una trampa, terminaron todos presos.”

En el libro “Llegó Carta de Perón” de Florencio Monzon (h) está el testimonio de Héctor Gabino Saavedra, quien fuera Secretario de Prensa del Sindicato de Obreros del Frigorífico Nacional. Le decían el “Prócer” por el apellido.

Cuenta Saavedra: “Los primeros núcleos nos juntamos alrededor de Cooke que era interventor del partido. Así se comienza a formar lo que luego será el Comando Nacional de la Resistencia, dirigido por Cooke, Raul Lagomarsino y Cesar Marcos.”

“El 16 de septiembre llorábamos: no teníamos armas, no se las habían querido dar a Cooke. Nunca hubo armas para los civiles salvo algún 32 o 45 . La guerra la hicimos con caños. Todo tuvimos que improvisarlo. Nunca hubo armas. Se hablaba siempre de misteriosos cajones con granadas y ametralladoras pero nadie las vio nunca. Siempre había un ignoto oficial comprometido. Y grupos que esperaban un milico salvador.”

“Una vez nos citan a una reunión en Tapiales. Llegamos a una casa, retiran una mesa y abren una trampa en el suelo. Abajo estaban Calace que era metalúrgico, Agarrabere, Zucotti, y un tal Pedernera de UTA. Empezaron con la cantinela de siempre: “No se puede aguantar más... hay que salir mañana”. Y agregan que ellos tienen un uniforme de un general . Ya estábamos hartos de las patrañas de los bengoistas. El viejo Cesar Marcos se para y le dice: “Me permiten compañeros”. ¿Porque no se van a la reputa madre que los parió?. “Yo con el uniforme de general me limpio el culo”

Cesar Marcos, uno de los
Cesar Marcos, uno de los dirigentes del Comando Nacional de Resistencia

“Nosotros teníamos la conciencia de que la cosa iba para largo. Diez o mas años, y nos quedamos cortos… Íbamos de cocina en cocina, noche tras noche, explicando a los compañeros que no podíamos esperar nada de milicos salvadores; sino que todo vendría de la organización casa por casa. Todos nos preguntaban ¿Cuando vuelve Perón?. Les decíamos: “Perón va a volver sólo mediante la organización y la lucha del pueblo. Y sino, no vuelve. Y después explicábamos pacientemente que la lucha sería larga que duraría años. Muchas veces sin embargo al salir, venía por ejemplo el dueño de casa, que había escuchado horas, y nos preguntaba confidencialmente : “¿Para cuando al golpe muchachos?”.

Como se verá la ansiedad y la impaciencia en política, no es un hecho nuevo. Los militantes, los simpatizantes de una causa, generalmente les cuesta ser pacientes. Piden a los dirigentes respuestas ya. Soluciones rápidas. Que en ese momento, era un golpe militar salvador, que de un día para otro devolviese a Perón al poder. Pero solo hubo dos intentos serios de golpe nacionalista: el primero, del general Valle el 9 de junio de 1956, que terminó en un baño de sangre (29 fusilados) y centenares de presos; y el de Iñiguez el 30 de noviembre de 1960 que también fracasó y dejo varios muertos y dos centenares de presos.

La desconfianza de Peron hacia los golpes “salvadores”

En una extensa carta a Cooke, del 3 de noviembre de 1956, Perón le expresaba: “Los antiguos dirigentes gremiales políticos y militares (...) no han percibido las condiciones en que se está desarrollando este modo de vida nacional. Es natural entonces que a medios y procedimientos de la tiranía, se oponga al arbitrio simplista, del manotazo militar, del golpe de estado. Un recurso que además de no ser infalible, tiene el grave inconveniente cuando fracasa, de provocar las medidas más extremas de la reacción e imponer al pueblo una terrible contribución de sangre.”

Y volvía a insistir en su idea de organizarse desde abajo: “Paralelamente a la reacción sangrienta y usurpadora del 16 de septiembre, luego del primer momento de asombro y atonía del pueblo, fue surgiendo desde abajo un estado de insurrección popular, con características modos y procedimientos inéditos en la historia nativa, y cuya comprensión y proyección escapan desde luego a las mentes habituadas únicamente a los procesos conocidos.”

“Yo no he creído tanto en la resistencia muy activa, sino en la resistencia como acción de desgaste de la canalla dictatorial y como una forma de impulsar a la masa a la organización y encuadramiento, mantenerla unida e informada.(...) Esta guerra a de decidirse, no por una batalla como ellos quieren, sino por millones de pequeños combates, dados a todas horas, en todas partes y por todos los peronistas”.

Cooke con Perón en Panamá
Cooke con Perón en Panamá

El peronismo en el corazón de millones de argentinos

En mis notas anteriores hable de la resistencia cultural del pueblo peronista, que fue la verdadera fuerza, que permitió sobrellevar 18 largos años proscripción y lucha. Perón en su carta a Cooke, habla de esa pretendida intención de la dictadura, de borrar al peronismo por decreto.

Dice Perón : “La dictadura creyó que el problema de la política argentina se resolvería de acuerdo con los cánones usuales en tales casos de conflicto(...) al ocupar el poder se dedicó a calumniar al jefe del movimiento peronista, lanzando las más inverosímiles falsedades, porque creía que desprestigiado el jefe de un movimiento gregario, mediante la intensa propaganda, dicha organización desaparecería. Así destruyeron monumentos, quemaron en las calles sus libros y decretaron que serían punibles con cárcel los que tuvieran en poder imágenes o literatura peronista. Para un militar o un marino, aquello era cosa de cuartel o de barco, qué ordenado un acto, y amenazado con 15 días de calabozo, quién no lo cumpliera, todo estaba resuelto. Pero el pueblo no era un soldado, y la nación no era un buque y todo le salió al revés.”

“El adoctrinamiento de 10 años y la organización habían reemplazado al caudillo y habían convertido a la masa gregaria en una organización institucional, sino totalmente por lo menos en una parte. Pudieron destruir los monumentos, los signos y la literatura, pero lo que no le fue posible desterrar, fue lo que el Justicialismo durante 10 años, había inculcado con la prédica y las obras, en el corazón de millones de argentinos, antes desilusionados y amargados por la injusticia, y la concupiscencia de los poderes públicos y privados de la oligarquía.”

Tan fuerte fue ese sentimiento inculcado en el pueblo peronista que 75 años después y cuatro generaciones de por medio, todavía se resiste morir.

Aldo Duzdevich es autor de Salvados por Francisco y La Lealtad-Los montoneros que se quedaron con Perón

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