Mítica. Así es la confitería La Giralda, ubicada en la Avenida Corrientes 1453. Este espacio fundado a finales de la década del treinta, célebre por sus chocolates calientes y churros de dulce de leche, volvió a abrir sus puertas. Un día para festejar lo mejor de la tradición porteña.
Este 25 de agosto, después de casi tres años de inactividad, recibió a los clientes con un renovado esplendor. Los primeros fanáticos llegaron cerca de las 7 de la mañana para revivir los sabores inconfundibles de uno de los espacios más antiguos de la Ciudad. Por su relevancia histórica, es considerado uno de los 15 bares “notables” y forma parte, en forma oficial, del patrimonio cultural porteño.
Una taza de chocolate con tres churros -el clásico de la casa- cuesta $550. Una docena de churros tiene un valor de $800 y si se le agrega el bañado con chocolate $980.
Ya en 2017, las últimas reseñas que se podían leer del bar no daban esperanzas. El consumo cayó, la demanda viró, el negocio gastronómico cambió. Es por eso que su primer propietario -la familia Nodrid- decidió venderlo.
El fondo de comercio lo compraron los socios Nicolás Marques y Gabriel García. Luego vino la pandemia para darle el último golpe. El plan original era abrirlo en abril del 2020. No se pudo. “Fue durísimo sostenerse durante el aislamiento. Invertimos mucho y tenemos la gran expectativa que los antiguos clientes de La Giralda puedan visitarla y sentirse en su lugar, queremos que los que no vinieron la conozcan”, le comentan a Infobae los propietarios.
Nicolás es tercera generación de gastronómicos y Gabriel la segunda. Empezaron como mozos en la confitería La Ópera (Corrientes y Callao) cuando sus padres la administraban.
El anuncio de la inauguración se hizo por las redes sociales, y los usuarios no tardaron en sumarse. Había gran expectativa.
Volver como en 1930
En el tiempo de inactividad se realizó una importante puesta, haciendo honor a su identidad vintage con toques algo románticos.
Los nuevos dueños decidieron preservar la historia y contrataron al estudio Pereiro-Cerrotti & Asociados. Reconocidos por ser quienes restauraron la confitería La Ideal, el Club Español, El petit Colón y el Museo del Jamón, entre otros lugares.
El arquitecto a cargo fue Gustavo Cerrotti que brindó a Infobae detalles sobre la restauración, que buscó respetar la identidad original.: “Encontramos el lugar en muy mal estado.. Buscamos recrear el emblemático bar, estudiamos la tradición oral y rescatamos todo lo que pudimos rescatar. Todo fue muy cuidado, hasta los apliques y artefactos colgantes fueron creados especialmente con una clara inspiración art decó. Las sillas son thonet y las mesas de mármol”.
Eso no fue todo. Entre las tareas se rescataron tesoros olvidados como un mural sobre la pared del fondo del salón que con motivo de La Giralda engalanaba el antigüo bar.
El amplio pasillo central ahora es más angosto. La barra es más grande, y hay más mesas que en la vieja La Giralda. En total hay espacio para 90 cubiertos y 25 comensales afuera.
Durante mucho tiempo, La Giralda se mantuvo abierta 24 horas. Para recuperar su espíritu, esta vez será lo mismo aunque solo los viernes, sábados, y previos a feriados. El resto de los días funcionará de 7 a 01 am.
Un legado familiar
Marcelo -el anterior propietario- heredó la confitería de su tía abuela, Ivonne Nodrid, mítica encargada de La Giralda. El bisabuelo lo compró en 1950 pero la cafetería se fundó diez años antes con la construcción del edificio lindero.
Bautizaron el espacio en honor a la torre campanario de Sevilla, que con sus 104 metros engalana la ciudad española. Con una sobria fachada y una puerta de acceso de dos hojas, en su interior cuelgan imágenes de su homónima andaluza.
Por La Giralda pasaron personalidades de todos los rubros: poetas, actores, cantantes, escritores. La historia dice que en estas mesas se sentaron personajes como Juan Domingo Perón, Arturo Frondizi y Raúl Alfonsín, y poetas, actores y músicos de la talla de Mercedes Sosa o Leonardo Favio.
La nueva LG
También se sumó una novedosa propuesta gourmet para almorzar y cenar a cargo del chef Miguel Barbona. “La Giralda no debe perder el chocolate con churros, que hace a nuestra identidad. Sumado a eso vamos a tener un menú donde se podrá probar desde un lomo al malbec con papines asados, panceta, champignones y cebolla caramelizada. Una bondiola braseada con puré de batatas con tofi (caramelo y crema de leche) con barbacoa. Para los vegetarianos habrá ensaladas, por ejemplo una de hojas verdes con peras asadas, garrapiñadas de nueces, queso azul y una vinagreta ácida. Además de una carta de vinos y tragos. Una mezcla de lo tradicional con lo sofisticado de nuestra cocina”, explica Marques.
Poco a poco la Avenida Corrientes vuelve a retomar su ritmo habitual, ese que se conoció previo a la pandemia y atraía a miles de visitantes. Y esta vez, de la mano de un delicioso clásico porteño.
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