Malvinas: la Cruz Roja no halló más restos de soldados argentinos

Los trabajos se realizaron en la zona de Caleta Trullo. Allí, un veterano de guerra británico había informado la posible existencia de una fosa con restos de combatientes argentinos. Un equipo encabezado por el antropólogo Luis Fondebrider excavó el lugar sin hallar evidencias

Tarea de la Cruz Roja y el Equipo Argentino de Antropología Forense en el cementerio de Darwin, donde ayer se reportó un nuevo hallazgo (AFP)

La esperanza de hallar restos de soldados argentinos en fosas comunes en Caleta Trullo -ubicada a 60 kilómetros de Puerto Argentino, a medio camino de San Carlos-, se desvaneció luego que miembros de la Cruz Roja Internacional hicieran un trabajo de exhumación en la zona indicada sin encontrar rastros de tierra removida, lo que hubiera sugerido la aparición de dichas tumbas. El perímetro investigado fue de 15 m. de largo por 3 de ancho, en el que existía la posibilidad de algún movimiento de tierra -hecho por tareas humanas o actividad geológica- donde podrían estar los cuerpos, algo que ahora descartaron.

La comunicación fue elevada a las autoridades de la Cruz Roja de ambos países, como indicó a Infobae Sandra Lefcovich, integrante del CICR: “Ambos estados fueron notificados por las vías correspondientes sobre los resultados de las excavaciones en Caleta Trullo/Teal Inlet. El equipo forense excavó el área y no encontró material que pudiera corresponder con las alegaciones anteriores por las cuales los estados habían solicitado la colaboración del CICR”.

La tarea fue llevada a cabo por Luis Fondebrider (fundador y ex director del Equipo Argentino de Antropología Forense y actual titular de la Dirección de la Unidad Forense de la Cruz Roja Internacional con sede en Ginebra), Mercedes Salado Puerto, del EAAF y propuesta por el Gobierno argentino, el inglés John Clark, propuesto por el Reino Unido, Laurent Corbaz, coordinador de el Plan Proyecto Humanitario 2 (PPH2) y dos especialistas, Derek Benedix de Estados Unidos y otro de Australia.

El trabajo se inició luego de consultar con las cancillerías en Buenos Aires y Londres, que acordaron incluir esa zona en el PPH2 y continuar con las identificaciones que comenzaron en Darwin hace ya cinco años. La posibilidad de encontrar otros restos fue acercada a los investigadores por un veterano de guerra inglés, quien indicó que en esa zona había operado un hospital de campaña del ejército británico donde habrían atendido a soldados argentinos heridos, con la chance que algunos de ellos hubieran muerto y haber sido enterrados allí en tumbas sin identificar.

El equipo del PPH2 está integrado por Luis Fondebrider, titular de la Dirección de la Unidad Forense de la Cruz Roja Internacional, Mercedes Salado Puerto, del EAAF, el inglés John Clark, propuesto por el Reino Unido, Laurent Corbaz, coordinador de el PPH 2 y dos especialistas, Derek Benedix de Estados Unidos y otro de Australia

Durante la primera etapa del Plan Proyecto Humanitario se recuperaron 122 cuerpos en 121 sepulturas no identificadas, de los cuales pudieron ser identificados 115. Ayer mismo hubo novedades promisorias sobre nuevos hallazgos, según informó Corbaz: “El martes 17, a pesar de las condiciones climáticas adversas, hemos estado en condiciones de exhumar la tumba C.1.10. Primero hemos llamado un sacerdote, quien bendijo la operación, y luego se ha procedido a rescatar los restos. Hemos detectado huesos, restos, pero no cuerpos enteros. El estado de preservación es bastante bueno, lo que nos va a permitir hacer el examen de ADN con las muestras recogidas ya a los familiares. Estamos seguros que al menos son 5 personas las que están en esa tumba”. Es decir, una más de la que esperaban encontrar según la información que poseían hasta ese momento.

Por su parte, Luis Fondebrider explicó que “el caso de la sepultura C.1.10 es un evento específico. Sabemos que se trata de la caída de un helicóptero PUMA de Gendarmería, que llevaba muchos explosivos y se incendió. Para realizar este trabajo se entrevistó a todas las familias que dieron su consentimiento. Por lo tanto lo que haremos será llevar el martes 26 las muestras que hemos tomado en un vuelo privado, directo desde Mount Pleasent al laboratorio de Córdoba del EAAF donde se harán las comparaciones con las muestras que han entregado sus familiares”.

Lo novedoso del hallazgo se da porque en febrero de 1983, cuando el coronel Geoffrey Cardozo -hombre fundamental en el histórico proyecto humanitario junto al veterano argentino Julio Aro- culminó con la difícil tarea de recoger los cuerpos de los caídos argentinos de los campos de batalla para darles honorífica sepultura, la placa de la tumba decía: “Cuatro soldados argentinos solo conocidos por Dios, incluyendo al 1er alférez Ricardo Sánchez”.

El trabajo de exhumación del CICR y el EAAF en Darwin: se identificaron 115 combatientes

Pero en 2004, cuando la Comisión de Familiares realizó la reforma del cementerio de Darwin, tres nuevos nombres acompañaron al del gendarme Sánchez en la placa de granito negro, los de Héctor Walter Aguirre, Mario Ramón Luna y Luis Guillermo Sevilla.

Según amplió Fondebrider, “esta segunda tapa surge porque las familias de los caídos en esa tumba expresaron sus dudas sobre cómo habían aparecido esos nombres. Dieron sus muestras durante el PPH1 y aparecieron coincidencias en tres casos de soldados que estaban enterrados en tumbas hasta ese entonces no identificadas”, subrayó.

Hoy, en comunicación con Infobae, Geoffrey Cardozo señala desde Londres que “La policía de las islas, cuando recibió información de un veterano británico sobre una posible tumba en Teal Inlet (nombre de Caleta Trullo en inglés) hace muchos meses, no tuvo más remedio que investigarla. La Convención de Ginebra, al margen de la decencia humana en la que se basa, nos obliga a todos a buscar y, si es posible, identificar a todo hombre que cae en el campo de batalla. También tenemos el deber de enterrarlos decentemente. Hicimos todo lo posible para lograrlo, con distintos niveles de éxito, en los meses que siguieron al conflicto en las islas. Lamentablemente, y por diversas razones, muchos de estos valientes no pudieron ser identificados en ese momento. Otros, a pesar de las minuciosas búsquedas, no se encontraron en ese momento. Las islas son escarpadas. La guerra, por naturaleza, es destructiva.

-¿Ustedes conocían la posibilidad de que hubiera argentinos enterrados allí?

-Sí, en los meses que siguieron al final del conflicto y durante nuestra operación para buscar, recuperar y enterrar a los soldados argentinos (y algunos de ellos habían sido enterrados temporalmente por sus propios compañeros) recibimos información de que un tal Ramón Quintana había sido enterrado en Teal Inlet. Lo recuperamos con éxito. Poco después de esto, recibimos información adicional de que podría haber otra tumba en Teal Inlet. Era solo un rumor, y hubo muchos después de la guerra, siempre los hay, pero teníamos que verificar esta información de todos modos. Envié a la mitad de mi equipo de regreso a Teal Inlet, cuyo líder conocía el lugar porque había estado involucrado en la exhumación de algunos de nuestros propios soldados británicos muertos allí algún tiempo antes. Recorrieron meticulosamente el suelo a pie, metro a metro, pero no encontraron nada.

Geoffrey Cardozo en Malvinas poco después de la guerra. Hizo un trabajo decisivo para que hoy se puedan identificar a los soldados argentinos que figuraban como NN

-¿Cómo tomó la noticia que confirmó el trabajo que llevó a cabo entonces?

-He estado en estrecho contacto con la policía de las islas y el IRCR / EAAF desde que me pidieron que los ayudara con su última investigación. Una parte de mí estaba sorprendida y, para ser justos, una parte de mí estaba preocupada de que mi equipo, y ese soy yo, hubiera cometido un error profesional en 1982/83, pero para ser totalmente honesto, la perspectiva de que encontraran a otro soldado argentino muerto era simplemente abrumador. Esto, después de todo, es parte de nuestra misión y siempre lo seguirá siendo hasta que encontremos a todos los hombres que cayeron en el campo de batalla. Aún queda trabajo por hacer y, cada vez que recibimos información, y debe ser información confiable y bien fundamentada, tenemos el deber de dilucidarla y, si es apropiado, actuar en consecuencia. Ningún soldado argentino se quedará atrás. Esta ha sido nuestra misión conjunta con Julio Aro, Gaby Cocifi y el increíble equipo de expertos de la IRCR y el EAAF, también la Secretaría de Derechos Humanos, que han recibido el apoyo de tantos familiares y personas de mente recta en su país y en el mío.

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