Jonathan Viera (33) estaciona a Sancho, el carro que lo acompaña, en un camping de Colón, en Entre Ríos; acomoda la bandera argentina repleta de firmas que lleva como estandarte y para unos minutos para responder el llamado de Infobae. Salió de Salta el 5 de junio de 2019 con destino a Ushuaia y desde hace un mes recorre el Litoral argentino. Como un desafío consigo mismo eligió conocer el país caminando y llevando a cuestas una carpa, una bolsa de dormir, comida y un poco de ropa y elementos imprescindibles.
Bien podría ser el caminante del poema de Antonio Machado que deja huellas y sus marcas aunque en su caso no solo en los caminos sino en las cientos de personas que fue encontrando en cada una de las provincias que hasta ahora conoció. “Ando a pie y esta es una manera de decir, me di cuenta andando, que no hay excusas cuando se quiere lograr algo”, asegura el hombre que ya recorrió Tucumán, Catamarca, La Rioja, San Juan, Mendoza, La Pampa, Río Negro, Neuquén, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego. Luego llegó a Buenos Aires y partió a Córdoba desde donde emprendió rumbo al Litoral.
Desde la ciudad de Los Palmares y a 806 días de haber salido de su casa, Jony cuenta los detalles de su viaje, cómo fue su cuarentena, el nuevo motivo que encontró cuando cumplió la meta de llegar a Ushuaia, en febrero de 2020, y revela que la idea de esta travesía nació “estando en Salta porque los turistas se acercaban para preguntarme qué lugares tenían que conocer en otras provincias y no sabía qué decirles. Entonces me di cuenta de que no conocía mi propio país... Eso me dio bronca”, admite el artesano nacido en Córdoba que hace una década se mudó a la ciudad norteña donde además trabajó en una empresa de seguridad, en una farmacia, en la construcción, como pintor y mozo.
La historia
Hasta el 4 de junio de 2019, la vida de Jony era su trabajo y las amistades que encontró en Salta, lugar al que llegó de vacaciones y que lo enamoró. “Simplemente fui por unos días, para conocer, y me quedé”, asegura y amplía: “Allí sentí mucha paz. Creo que Salta fue, es y será mi lugar en el mundo”.
Y fue donde quiso ampliar sus horizontes: “Me dije por qué no hacerlo y como no soy una persona de ponerme excusas me respondí: ‘Bueno, viajemos’... Y pensé que para hacerlo en bici tenía que comprar la bici y todas las cosas que necesita para mantenerla bien en el viaje, y además entrenarme; eso era una pérdida de tiempo, yo valoro mucho el tiempo, entonces pensé en hacerlo de la forma más jodida que hay: caminando”, resume riendo.
—¿Qué dejaste atrás al irte de Salta?
—Una familia y hermanos de la vida, y mucho cariño. Pero tuve mucho de todo eso en la ruta, en cada provincia. Ahora siento que mi familia se agrandó completamente por toda Argentina. La paz que he tenido en Salta la mantengo, este viaje me regaló muchas cosas, por eso para mí no fue sobre todo dejar la forma de vida que tenía porque para viajar simplemente podía pedir a mi jefe.
—Ahoraestás en la ciudad de Colón, Entre Ríos. ¿Cómo sigue el recorrido desde ahí?
—Seguiré subiendo por la ruta 14. Me falta terminar de recorrer el Litoral hasta Misiones, de ahí bajar a Chaco y seguir por Salta y Jujuy. Y volver a Salta para cruzar a Chile y hacer el Desierto de Atacama, Bolivia y subir hasta México.
—¿México? ¿El viaje no terminaba en Ushuaia?
—(se ríe) ¡Terminaba...! Pero cuando estaba llegando a Ushuaia noté que me estaba costando bastante seguir y mientras caminaba me dije: “Si llego, voy hasta México”... Lo solté al aire y bueno... Lo intentaré. No hay una explicación. Cuando me preguntan cuál es mi destino digo que la vida lo dirá y dirá dónde quedarme. Por ahora la meta es México aunque no sé si llegaré, quizás quiera quedarme en otro lado antes de llegar. No tengo idea, todo va surgiendo.
—Tu llegada a Ushuaia fue en febrero de 2020 ¿cómo fue caminar hasta allí?
—Llegar a cada provincia fue emocionante, ver un cartel de bienvenido a... era muy impactante, pero llegar a Ushuaia fue... No caía en que estaba ahí, en todo lo que había vivido y pasado en los meses anteriores, en toda la gente que conocí los lugares donde dormí. Tardé tres o cuatro días en tomar dimensión y al hacerlo empecé a llorar. Fue un desborde de emociones y llanto porque llegué a pata a Ushuaia y me dije “¡Wow! ¡Me lo propuse y lo hice!” y entendí que hay que dejar de poner excusas para todo. Tenemos una vida para vivirla y no importa la edad, no importa la plata... Yo estoy haciendo un viaje económico, a pie, pero sin excusas.
—En medio del recorrido apareció el COVID-19 y la cuarentena...
—Me agarró estando en Chubut. Estaba con una familia en una isla cuando comenzó a llegar información de lo que estaba pasando en Asia y cuando se dijo que ya estaba en Argentina, y seguí mi camino. Me quedé tres meses en Trelew hasta que un familiar en Rawson me consiguió un departamento donde estuve cuatro meses más, volví a Trelew por otro mes hasta que llegué al punto de no aguantar más y pedí permiso a las autoridades para salir.
Todo estos meses, Jony durmió en campings o en las casas de las personas que le ofrecen alojamiento. Hace changas para tener algo de dinero para lo que deba comprar. “Salí con tres pares de zapatillas y ya llevo gastados ocho, y seguro gastaré más”, exclama entre risas y al momento de contar qué fue lo que más lo conmovió habla de la bandera que flamea en su carro. En Mendoza le regalaron la primera bandera argentina que una amiga de Río Negro le firmó. Así, nació la idea de entregarla para que quienes lo ayudaron pudieran dejarle un mensaje.
“¡Ya tengo 27 banderas firmadas! Un amigo me regaló un pabellón, que es mucho más grande”, revela y dice que lo que más le gustó, hasta ahora, del recorrido fue “la calidad de las personas. No hubo un lugar en sí sino la manera de ser tan humana de la gente de La Rioja, Catamarca, Tucumán y Salta... Y a nivel paisaje me gustó mucho la zona boscosa de la Patagonia”.
Sin ponerse metas, el nacido en la capital de Córdoba camina cada día entre 50 y 65 kilómetros lo que le implica entre 8 y 14 horas diarias.
Con el amanecer del próximo sábado, Jony dejará Colón para continuar el recorrido que lo lleve hasta Corrientes. No sabe cuánto tiempo estará allí. Una vez más dejará que la vida y las personas —esa nueva familia, como les dice— que se cruce también lo sorprendan.
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