El río Paraná bajó en la capital de Entre Ríos a -46 centímetros (debajo del nivel del mar) y se aleja de sus niveles normales y de la marca de aguas bajas, por lo que se espera que continúe descendiendo en los próximos meses en todas las ciudades.
Además, seguirá manteniéndose con alturas negativas en las ciudades de Diamante, La Paz, Victoria y Paraná al manos hasta octubre.
Esta bajante extraordinaria, que se pronostica que se acerque a la peor situación hídrica detectada desde 1944, afectó la vida ambiental, económica, productiva y social de ciudades a la vera del agua en Entre Ríos.
En un comunicado el gobernador, Gustavo Bordet detalló que “se está extrayendo el 25% de lo que se pescaba hace dos años atrás” y habló del trabajo con el Gobierno nacional en relación a la situación del “recurso ictícola, obras de captación de agua potable, consolidación de barrancas y combate contra el fuego en las islas”.
El mandatario provincial dijo que “se han secado humedales y lagunas donde están los peces, principal eslabón de la cadena ictícola”, y que “es algo histórico, que cuando uno lo ve desde el aire es aún más preocupante”. Frente a ello, según afirmó, aplicarán “medidas integralmente para la provisión de aguas en las ciudades, para el resguardo de la biodiversidad del río y para proteger las especies y la fauna”.
En esa misma línea, también brindó declaraciones el secretario de Agricultura y Ganadería de Entre Ríos, Lucio Amavet. Afirmó a Télam que la bajante “impactó fuertemente en acopiadores, fileteadores, transportistas y más de 3.000 familias de pescadores que viven de eso”, registrando el cupo de exportación más bajo de los últimos 15 años.
En Paraná, el río bajó dos centímetros a -46, y continúa lejos de su nivel de aguas bajas (2,30 metros) y de su altura promedio en julio (3,10 metros). Los pronósticos del Instituto Nacional del Agua (INA) ratifican que continuará descendiendo y alcanzará los -55 centímetros a fines de agosto.
Por su parte en Diamante, la altura llegó a -19 centímetros, muy lejos de los 2,40 metros del límite de aguas bajas y 3,85 metros menos que el promedio para este mes y allí el INA espera que el río llegue a un promedio de -0,61 metros de altura en septiembre y de -0,69 metros en octubre.
En La Paz, el río Paraná bajó a 10 centímetros, muy por debajo de los 3,20 metros de límite de aguas bajas y de los 3,69 que la Prefectura Naval Argentina registró como promedio entre 1996 y 2020 y, en aquella ciudad, el INA espera que la altura siga “en gradual descenso” disminuyendo hasta los -8 centímetros a fines de agosto. Podría llegar a los -40 centímetros.
En Victoria está estacionado en 1,07 metros, pero lejos de los 2,60 metros de aguas bajas y 2,61 metros menor al promedio de agosto, por lo que se prevé un promedio de -4 centímetros en septiembre y de -28 en octubre.
El INA apuntó que prevalece una “tendencia descendente” que “continuará predominando en los próximos tres meses”, y pidió “especialmente” mantener “la captación de agua fluvial para consumo urbano”.
La bajante actual ya superó las marcas de 1971 (0,50 metros), las de 2020 y 1970 (0 metros). Hay que remontarse a 1944 para registrar una situación peor que la actual porque ese año el río marcó -1,40 metros frente a Paraná, al igual que en Diamante (-1,38), Victoria (-41) y en La Paz (-1,11).
Ante este escenario, el INA espera impactos en las tomas de agua para consumo urbano, refrigeración de centrales de generación eléctrica y de procesos industriales, y problemas en la navegación fluvial, fauna íctica y estabilidad de márgenes junto a una exposición a incendios en márgenes e islas.
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