¿Porque Perón no reprimió, con todas las fuerzas que disponía, el alzamiento del 16 de septiembre de 1955?. Este, es un debate todavía no saldado. Desde posiciones de izquierda y derecha lo acusan de haber tenido miedo. Esa acusación, se la hace el mismo Aramburu; en marzo del 56 Perón le responde en una carta: ”He leído en un reportaje, que usted se ha permitido decir que soy un cobarde porque ordené la suspensión de una lucha en la que tenía todas las probabilidades de vencer. (...) Para usted, hacer matar a los demás, en defensa de la propia persona y de las propias ambiciones, es una acción distinguida de valor. Para mí, el valor no consiste –ni consistirá nunca– en hacer matar a los otros. Esa idea solo puede pertenecer a los egoístas y a los ignorantes como usted. (…) Si tiene dudas sobre mi valor personal, (...) el país tiene muchas fronteras; lo esperaré en cualquiera de ellas para que me demuestre que usted es más valiente que yo. Lleve sus armas, porque el valor a que me refiero solo se demuestra frente a otro hombre y no utilizando las armas de la Patria para hacer asesinar a sus hermanos.”
En el excelente libro “La Resistencia y el General Valle” de Enrique Arrosagaray, el resistente Federido Durruty cuenta: “Yo lo pregunte eso cuando lo visite en 1959, se lo pregunté con bronca, ¿cómo no ordenó salir a reventarlos? Y él me dio la siguiente respuesta: “Mire m´hijo... es cierto, existía la posibilidad de resistir. Pero todos sabemos que sí resistíamos, íbamos inevitablemente, a una guerra civil con miles de muertos. Podíamos ganar o perder. Si ganábamos, la prensa internacional iba a informar que una dictadura se había impuesto en Argentina a costa de miles de muertos. Nosotros hubiéramos ganado pero internacionalmente perdíamos. La otra posibilidad era perder esa guerra civil, por lo tanto quedaba destruido el Movimiento Nacional Justicialista. Pero usted sabe Durruty que yo puse una especie de escala en nuestro accionar político, primero la Patria después el Movimiento y por último los hombres. Si yo resistía, hubiese invertido ese orden, y me hubiera puesto primero yo, y eso no podía ser….”
Del manual “el liberal ilustrado y novedoso”
Cuando revisamos la historia, sorprende encontrar medidas de política económica que se presentan como revolucionarias, imaginativas y novedosas y no son más que un libreto repetido hasta el hartazgo, al punto que, si hoy mismo encendemos la TV, vamos a escuchar a los voceros del liberalismo económico presentarlas como si fueran la última novedad.
La tapa del diario Clarín el 28-10-55 anunciaba: “Se establece un único tipo de cambio: 18 pesos por dólar”.
El gobierno peronista tenía un tipo de cambio desdoblado de $5 importador y $7,50 exportador. La mega-devaluación, obviamente reclamada por la Sociedad Rural y “el campo”, casi triplicó el dólar. Doce días después, Clarín anunciaba “Dólar a 33,50”, parece que la city tampoco confiaba demasiado en los libertadores.
Por supuesto no podía faltar un titular: “Aplauden en el exterior las medidas económicas”, decia la tapa de Clarín del 1-11-55. Y reproducia una nota del Financial Times de Londres que calificaba de “extremadamente valiente la medida de devaluación tomada por el gobierno argentino.”
Un despacho del 31-10-55 firmado por Jacinto Miquelarena corresponsal de Clarin en Londres lleva por título “Satisfacen en Inglaterra las medidas económicas argentinas”. Dice: “la City de Londres sigue con creciente interés las medidas del gobierno”.
El 16-10-55 Lonardi responde un cuestionario enviado por el diario “The Times” de Londres. Pregunta el periodista: “¿Se contempla hacer volver a Argentina a una economía libre, y permitir la importación de artículos de consumo, por ejemplo: tejidos ingleses, whisky escocés y cigarrillos ingleses?”. Responde Lonardi: “Soy partidario de un intercambio lo más libre posible, es uno de los más vivos deseos, el que nuestro pueblo pueda adquirir los magníficos productos de la industria británica a los que estábamos acostumbrados en un pasado no muy lejano”.
Lonardi “ni vencedores, ni vencidos”
Lonardi juró como presidente provisional el 23 de setiembre de 1955, mientras recibía la entusiasta adhesión de la clase media movilizada que invadió las calles de Buenos Aires. Al asumir retomo la histórica frase de Urquiza: “Ni vencedores, ni vencidos”. Pero, esa frase no expresaba el espíritu mayoritario de los golpistas. (...) Según Spinelli, una vez en Buenos Aires, ofreció la vicepresidencia al contralmirante Isaac Francisco Rojas, a quien acababa de conocer personalmente al descender del avión. Esta anécdota del desconocimiento personal entre los jefes militares rebeldes, que rescató Robert Potash , muestra el grado de improvisación que adquirió la constitución del gobierno golpista. Rojas era el representante de la línea más hostil a su política de pacificación dentro del gobierno.
Luis Cerruti Costa de ministro de Lonardi al ERP en 1973
Para Lonardi, y el resto de la cúpula militar, el peligro principal era la insubordinación del movimiento obrero. En el gobierno, coexistían dos líneas: la conciliadora de Lonardi -del nacionalismo católico- que pretendía “despolitizar” por las buenas a la CGT; y la línea dura (que triunfa con el cambio de Lonardi por Aramburu) que quería borrar al peronismo de la faz de la tierra.
En esta estrategia conciliadora, Lonardi nombra Ministro de Trabajo y Previsión a Luis B. Cerruti Costa, un nacionalista católico, quien había sido abogado de la UOM y funcionario de ese ministerio durante el peronismo. Pero, durante su gestión, los Comandos Civiles -provistos con armas de la Marina- habían ocupado por la fuerza una cantidad de locales sindicales; entre ellos la Asociación Bancaria, la Federación Gráfica, La Confederación de Empleados de Comercio, la Fraternidad, el SUPE, y la Unión Ferroviaria.
Cerruti Costa será desplazado junto con Lonardi el 13 de noviembre. Con el tiempo se volverá crítico de la “libertadora” y en los años setenta se vinculará a la izquierda. En 1973 cuando el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) -con dinero de los secuestros- monta el diario El Mundo. Cerruti será su director. Según Marcelo Maggio en su trabajo “Diario El Mundo : PRT-ERP : prensa masiva para una política de masas”: “Al momento de desempeñarse como director del diario El Mundo, Cerruti Costa ya tenía una relación directa y de confianza con el Buró Político del PRT-ERP. En su estudio de abogado era visitado por Domingo Menna y Enrique Gorriarán Merlo (miembros del Buró), donde charlaban también con Félix Granovsky, un amigo íntimo de Cerruti Costa.”
El primer 17 de Octubre sin Perón, el gobierno preocupado
En 1955 se cumplían diez años del histórico 17 de Octubre. Durante los diez años anteriores, el 17 había sido feriado, y fecha de festejo popular con masivas movilizaciones a Plaza de Mayo. Recién había pasado menos de un mes, del golpe cívico-militar y el gobierno tenía gran preocupación de lo que podía suceder esa fecha.
El 14 de octubre, el Ministro de Trabajo, Dr. Cerruti Costa convocó una reunión con secretarios generales de distintos gremios. Allí les expreso: “Yo les pido a ustedes comprensión. No hablemos del pasado, hablemos del presente. No se puede confundir organizaciones sindicales, con organizaciones políticas. (...) Se avecinan algunos acontecimientos y algunas fechas, (por el 17 de Octubre) y no es posible, que se juegue la suerte del movimiento obrero en un acto político, sabiendo que todo el poder del Ejército, la Marina, la Aeronáutica, y la policía respalda al gobierno. No es conveniente que se incite a los trabajadores a salir a la calle. Yo sostengo que eso es criminal, es mandar a los obreros a la muerte, y es mandar al movimiento obrero a su destrucción total y definitiva.” Está claro que Cerruti Costa, pedía “comprensión”, seguida de una temible amenaza, “salir a la calle es mandar los obreros a la muerte”.
La Presidencia de la Nación dio a conocer un comunicado expresando: “si bien el propósito es, no hacer uso de la fuerza, no debe caerse en el error de confundir tolerancia con debilidad. El gobierno ha decidido poner inmediato fin a la campaña de intentos de agitación. Deben saber los instigadores y autores que las medidas de represión serán tan severas como lo requiera la tranquilidad pública.”
El Ejercito distribuyó desde aviones en vuelo miles de volantes, advirtiendo que: “quienes intenten alterar el orden serán severamente castigados”. Algunos de los volantes decían: “Ciudadano trabajador el Ejército Argentino, defensor de la libertad, le hace saber que sus armas amparan al trabajador que cumple su deber. El 17 de octubre es día laborable. Concurra tranquilo a su trabajo sabiendo que tienes intenten alterar el orden serán severamente castigados por la autoridad militar.”
Algunos apoyos gremiales y el rol de la CGT
El diario El Litoral del 15-10 titula: “Su apoyo al gobierno ratifican numerosas entidades gremiales”. “Se exhorta a los trabajadores a no faltar a sus tareas el lunes que es día laborable”.
En el cuerpo de la nota dice: “La Seccional Tolosa de la Unión Ferroviaria, en un comunicado, expresa que apoya la Revolución Libertadora, en la medida que permita la libertad sindical. La Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera, dice que no habrá paralización de actividades el día 17 del corriente”. Y la Asociación Argentina de Telegrafistas y Radiotelegrafistas y Afines se expresa en sentido similar. O sea que las “numerosas entidades gremiales” eran tres.
En cambio, quienes si se pronuncian taxativamente, es la nueva conducción provisoria de la CGT, que venía sosteniendo dialogo con el Ministro de Trabajo: “Los señores Luis Natalini y Andres Framini en carácter de autoridades máximas de la Central Obrera, han dado publicidad un comunicado expresando, que el día lunes 17 es laborable, en todo el territorio de la república, por cuyo motivo, hace presente a los trabajadores organizados, que ese día se debe concurrir normalmente al trabajo”.
Es posible que la decisión de sacar ese comunicado tuviera que ver con la intención de no alimentar la irritación del ala más dura del gobierno; en esos días la CGT logró que los Comandos Civiles desalojaran algunos de los sindicatos tomados. También es probable que la CGT por lo bajo alentase a los trabajadores a desconocer su comunicado y movilizarse igual.
La pícara estrategia de Durruty de la CGT Avellaneda
Hay pocos registros de las manifestaciones que se realizaron por todo el país el día 17. Los diarios evitaron darles publicidad. Arrosagaray recoge en su libro varios testimonios sobre lo ocurrido en Avellaneda y Lanús. En especial, la estrategia que desplegó Federico Durruty, dirigente de los barraqueros, que tenía un importante papel de liderazgo en la resistencia.
Cuenta Durruty : “Pocos días después del golpe conformamos el Comando Nacional Sindical en la clandestinidad y desde allí organizábamos lo que podíamos. Este Comando estaba integrado entre otros por Dante Viel (de UPCN), Eustaquio Tolosa ( de portuarios) González (de jaboneros) Raúl Cejas (del Vidrio), el Turco Ali (de pintura) De la Rosa (de ATE) y yo de barraqueros.”
Unos días antes del 17 un grupo de la Marina secuestra a Durruty. Se arma un gran revuelo que llega a oídos del propio Lonardi, quien interviene para que lo liberen. Es llevado ante el hombre fuerte de la libertadora en Avellaneda, el mayor Raúl Rojo. Allí Rojo le propone que siga al frente de la CGT Avellaneda, pero que se comprometiera a “no hacer desmanes el 17”. “Yo le dije que no se hiciera problemas que no íbamos hacer nada. Le mentía claro, nosotros queríamos hacer el quilombo del siglo, pero no se lo iba a decir”.
Ese día Durruty cito a sus colaboradores para que convocaran un plenario de secretarios generales de los gremios. Pero que dejaran claro tres cosas: una, que iban a estar controlados por los servicios, dos que nadie dijera nada, hablaba el solo, y tercero que sus directivas verdaderas eran exactamente lo contrario de lo que iba a decir en su discurso.
La reunión se realizó en la sede cegetista de 25 de Mayo 388. Durruty tomo la palabra y dejo caer un discurso inédito. Dijo que ellos eran dirigentes obreros y no políticos. Que festejar el 17 de octubre era un acto político y ellos no tenían que ser usados. Y que había que ir a trabajar normalmente. Los dirigentes se retiraron tranquilos y los informantes fueron corriendo a contarle a al mayor Rojo. La movilización ya estaba en marcha.
Tanques Sherman para frenar a los manifestantes
“Para mí fue un despelote porque Rojo me volvió a citar a su despacho el mismo 17” sigue Durruty.
“Habían montado un gran operativo. Hasta un tanque Sherman habían mandado a la textil Masllorens. Al despacho de Rojo empezaron a llegar informaciones que se iniciaban quilombos por todos lados, abandonos de fábricas, movimientos, concentraciones. El milico no entendía nada. Le dije yo ahí encerrado no servía para nada, yo podía servir si estaba en la calle. Eso lo convenció y me dejó ir. Yo me fui directo y me metí en el camión con megáfono que venía marchando por Pavón hacia Avellaneda. ¡Agitando allí por el micrófono!”
“Los obreros habían salido y se armó una gran manifestación que marchaba por Pavón. Pero a la altura del 1500, el Ejercito había armado un cordón que era terrible, con tanquetas, ametralladoras, ¡hasta morteros tenían! Cuando vi que la cosa ya no daba para más porque iban a empezar a tirar, di la orden por el megáfono de salir por las calles laterales porque nos iban a reventar. El objetivo estaba cumplido. Yo me presente ante Rojo y le dije que me había dado cuenta que ya no era más dirigente, que nadie me hacía caso, que hiciera conmigo lo que quisiera.”
El despliegue militar a esa altura de Pavón, tuvo además otro objetivo, que era ingresar en la fábrica Cristalux, donde trabajaban tres mil obreros, y su comisión interna era conducida por el resistente peronista Antonio Kadela. Adentro se estaba discutiendo abandonar la planta cuando ingresaron las tropas con el coronel Arbolella, el mayor Rojo y el capitán De la Serna. “Me pusieron contra la pared con la punta de la bayoneta en mi panza y allí me gritaban a lo loco, me amenazaban. Arbolella me gritaba enloquecido: ¡Sabemos todo de vos! ¡Tenemos todo! ¡Vos estas muerto! .” Pero había tanta gente alrededor dispuesta a pelear que los militares no pudieron avanzar más. “Esa noche salimos con brea y llenamos las paredes con la V y la P. ¡Esa noche empezó todo! ¡Nosotros tuvimos un tremendo tiroteo por el lado de los siete puentes!” recuerda Kadela.
Héctor Gabriel Ghidini relató cómo se vivió el 17 en Berisso y Ensenada. “La organización se hizo boca a boca. Salió mucha gente de los dos frigoríficos, de la destilería de YPF y gente del Astillero naval, más los de la hilandería. Toda esa gente se juntó en la salida de YPF, en el puente Roma, en la plaza Almafuerte y en la vieja calle Nueva York, donde se instaló el monolito “Km. 0 del peronismo”, porque desde allí arrancó la marcha del 17 de Octubre del 45. Allí estaban los mismos obreros que habían hecho la marcha del 45. El Ejercito avanzó con los tanques Sherman de la Segunda Guerra Mundial, que metían miedo a la distancia; uno los veía venir con todo ese barullo de fierros y orugas, eran una enorme máquina de matar…Los tanques encararon a la gente, que no corrió; se quedó a distancia y cantando: ¡Soldado no mates a tu hermano! La libertadora no tenía un mes todavía, y sin embargo, cuando no había nada para ganar, los obreros de Berisso estaban en la calle para decirles a los milicos “no les tenemos miedo, seguimos siendo peronistas”.”
Federico Durruty siguió militando en la Resistencia Peronista, estuvo preso infinidad de veces. Conoció a Perón a quien llamaba familiarmente “el trampa”. Enrique Arrosagaray, cuenta que le mostro una cajita de madera rectangular, donde guardaba una pistola Luger, “me la regalo el trampa” dijo el flaco Durruty.
Antonio Kadela también siguió su militancia en el peronismo. A fines de los 90, pocos en Avellaneda recordaban su nombre. Arrosagaray lo entrevisto, ya casi ciego y muy viejito, don Antonio le manifestó su dolor, por el olvido en el que habían sumido a los hombres de la vieja resistencia.
Las fuentes de esta nota son el libro de Enrique Arrosagaray “La Resistencia y el General Valle”, el texto académico “La desperonización. Una estrategia política de amplio alcance (1955-1958) María Estela Spinelli IEHS-UNCPBA-UNMd y otras.
Aldo Duzdevich es autor de “Salvados por Francisco” y “La Lealtad- Los montoneros que se quedaron con Peron”
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