Diego Ferrón suele soñar que su hermano Damián, víctima de un crimen atroz y mafioso hace 13 años, aparece para contarle lo que pasó el 7 de agosto de 2008.
-Es raro pero me cuenta cosas que ocurrieron, como si me ayudara a investigar.
Eso le dice Diego a Infobae. Ese día, Ferrón, Sebastián Forza y Leopoldo Bina aparecieron acribillados en un descampado.
Por el triple crimen de la efedrina, como se lo llamó, la Justicia condenó a cadena perpetua a los hermanos Martín y Cristian Lanatta y a Víctor y Franco Schillaci. Se sospechó que el ideólogo había sido el empresario Ibar Pérez Corradi.
Se presume que Forza, Ferrón y Bina habían vendido efedrina, que por entonces era legal, a un grupo de narcos mexicanos.
En 2008, en la Argentina se importaron 30 toneladas de efedrina, cinco veces más que el año anterior. La droga está en decenas de medicamentos y en la Argentina se hizo conocida cuando se la encontró en el dóping positivo de Diego Maradona en el Mundial de Estados Unidos, en 1994, el día que miró a cámara con los ojos hinchados de tanto llorar y dijo: “Me cortaron las piernas”.
Más que le efedrina, el problema es lo que se hace con ella. Los narcos mexicanos que instalaron laboratorios en la Argentina la usaron como precursor para crear metanfetamina o CrystalMeth. Es la droga que aparece en Breaking Bad.
Los investigadores creen que parte del caso del triple crimen fue esclarecido.
Como el negocio de las armas y de la efedrina crecía, creen que Martín Lanatta terminó haciéndose socio de Ibar Pérez Corradi, que se hizo millonario vendiendo efedrina y prestando dinero. Planeaban tener una droguería y una empresa de seguridad. Algo falló.
La hipótesis de la Justicia es que Forza le debía 250 mil dólares a Corradi, además de robarle un cliente mexicano de un cártel de la droga.
Es por eso que creían que Corradi contrató a los Lanatta y Schillaci para eliminar a los tres empresarios. Para la Justicia, esa banda llevó engañados a las víctimas a una reunión en Quilmes y los mató a balazos antes de drogarlos con cocaína.
La autopsia reveló que el último en morir fue Forza. De ocho balazos. Antes vio cómo ejecutaban a sangre fría a sus socios.
Los tres aparecieron en una zanja de General Rodríguez.
Diego Ferrón cree, y no es el único (fuentes judiciales piensan lo mismo), que no cayeron todos los culpables de ese asesinato espeluznante.
-Sólo detuvieron a un eslabón. Con la logística que se manejó, con lo que se hizo con los cuerpos, eso de meterlos en un freezer, moverlos, engañarlos, tuvieron que haber participado más personas.
-¿A quiénes apunta?
-A policías, espías, narcos de un poderoso cartel mexicano. Hay nombres que no puedo dar porque no tengo pruebas, pero está claro que Bina negoció con un pesado del cartel mexicamo. Y que había un ex miembro de la SIDE que estaba cerca de Forza y terminó por traicionarlo porque sabía todo lo que iba a pasar. No creo que esto haya sido sólo idea de Corradi y que la mano de obra de ejecución haya tenido que ver con los Lanatta y Schillaci, si bien creo que tuvieron que ver en todo esto.
-¿Por qué cree que los mataron?
-Fue como un mensaje. Después de ese asesinato no se traficó más efedrina. Se habla de que a México llegó un cargamento de efedrina rebajado con sal. A Bina le mutilaron una oreja, eso es una clara señal narco. Acá se habló de la mafia de los medicamentos, de la efedrina, estuvo metida gente muy pesada. Hubo un suicidio, un juez desapareció y un testigo fue extrañamente atropellado por un tren. Acá hay una mano negra que todavía sigue ahí.
La tarea de Ferrón en estos 14 años fue titánica y conmovedora. Reconoció el cuerpo de su hermano, vio las autopsias, leyó el expediente en profundidad, hizo el mismo recorrido que hicieron las víctimas, se reunió con informantes, con presuntos testigos, no faltó a ninguna jornada del juicio, investigó por su cuenta y no dejó de llamar al juzgado y a los pesquisas para saber si había novedades.
-Los investigadores me advirtieron que corría peligro. Y de hecho recibí amenazas de muerte por mis redes sociales.
-¿En algún momento estuvo a punto de rendirse?
-No lo dije nunca, pero en cuatro oportunidades estuve a punto de suicidarme. Perdí parte de mi vida en la búsqueda de la verdad. Logré fortalecerme y seguir adelante. Mi hermano habrá cometido errores, pero los tres no eran narcos como los pintan. Eran ambiciosos, pensaron quizá hacer un par de negocios sin saber dónde se estaban metiendo. Todavia recuerdo la última charla con mi hermano. Hablamos por teléfono y me comentó de un partido de la Selección. Estaba de buen humor, por eso creo que los sorprendieron en la ejecución.
-¿Qué recuerda de su hermano?
-Era un gran tipo, compañero, los dos hacíamos judo, era muy familiero. Recuerdo los viajes qué hacíamos. Lo extraño mucho.
-¿Cree que algún día se sabrá la verdad?
-Vivo para eso. Y creo que sí, que se va a saber quiénes están detrás de esto tan oscuro.
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