15.000 euros. Esa era la meta de ahorro que se propuso el argentino Gonzalo Pérez antes de emigrar a Berlín en septiembre de 2020. En menos de un año de trabajo -11 meses exactamente- y como repartidor de comida, lo logró.
Con el dinero en mano, desde su cuenta de Twitter @soygonzaloperez compartió con los usuarios sus vivencias al cumplir su objetivo económico. “Se terminaron mis días de trabajo en Alemania”. Pero llegar ahí no fue sencillo. Tampoco imposible.
La decisión de emigrar
Recibido de abogado en la Universidad del Salvador, Gonzalo se tomó unas vacaciones. De esta manera, en 2013 visitó por primera vez España y se enamoró del estilo de vida europeo. Soñó más de una vez vivir en el exterior. La vida siguió en Buenos Aires con estudios y metas a cumplir.
Seis años más tarde, el 15 de abril de 2019, tenía su pasaje en mano y una maleta llena de ilusiones. El rumbo era claro: dejar la Argentina hacia lo desconocido. Antes de parti, escribió en su cuenta personal de Instagram. “La vida es muy corta como para no arriesgar todo por lo que realmente queremos. Lo peor que puede hacer una persona es quedarse con la duda y después estar preguntándose: ¿qué hubiera pasado si lo hacía?”.
Durante los primeros meses fuera de casa aprovechó para conocer Madrid. Se instaló por un tiempo allí y luego fue a Salamanca, donde finalizó un Máster en Análisis Económico del Derecho y las Políticas Públicas en la Universidad de Salamanca.
Inquieto, recorrió distintos países del Viejo Continente como Eslovaquia, Hungría, Austria, Polonia y Bulgaria. Hasta que llegó la pandemia. A pesar del contexto, tramitó una visa para trabajar en Alemania. Ahí empezó otro capítulo.
Meta: ahorrar dinero
Ni bien puso los pies en Berlín consiguió trabajo de delivery a través de las aplicaciones que se dedican a eso, en su caso Wolt .”Jamás imaginé trabajar de esto, pero un amigo que vive en Finlandia me contó su experiencia, y me termino convenciendo”, contó en la nota que dio a Infobae.
Le dedicó 40 horas semanales y los repartos los hace en bicicleta eléctrica. La tarea no es amena, sobre todo en invierno donde hay nevadas y las temperaturas alcanzan niveles bajo cero.
A diferencia de lo que sucede en Argentina, donde el personal que hace los repartos trabaja de manera independiente y tiene que anotarse como monotributista, en Alemania se trata de un empleo en relación de dependencia.
El sueldo base para este tipo de tareas es de 2.000 euros, más lo que gana en propinas. En nueve meses de trabajo alcanzó solo de propina 2.118,50€, es decir en promedio unos 220 euros. A este valor hay que sumar el monto que recibe a través de la aplicación, unos 150 euros mensuales. “En la alcancía, guardaba monedas de 0,50€, 1€ y 2€. He recibido muchas más de 0,10€ y 0,20, pero las usaba para hacer compras sueltas.
Gonzalo destaca que a pesar de los números, “lo más importante a destacar es la posibilidad de poder depositar monedas en un recipiente cerrado sin tener que preocuparse por la pérdida de su poder adquisitivo. Si la inflación fuera elevada, sería imposible tener una alcancía”.
Actualmente, vive en una residencia para estudiantes que le cuesta 300 euros por mes porque quiere realizar una vida austera que le permita ahorrar la mayor cantidad de dinero posible. “Tenés habitaciones compartidas que van desde los 400 euros a los 500 euros y hay monoambientes a partir de los 800 euros. Alquilar no es tan caro”, ejemplificó tras ser entrevistado por Infobae.
Tiene otros gastos, como el del supermercado. El 5% de lo que gana lo destina para hacer las compras.
El esfuerzo tiene recompensa
Lejos de hacer apología a emigrar, Gonzalo es claro. “No digo que emigrar sea algo fácil o difícil. Lo único que puedo asegurar, en base a mi experiencia personal, es que cada segundo ha valido la pena y lo volvería a hacer. Hay que venir con muchas ganas de trabajar”.
Este argentino considera que hay dos pilares fundamentales que lo hacen valorar vivir en Alemania. “Por un lado, la posibilidad de poder planificar a largo plazo y, por el otro, sentir que mi esfuerzo vale la pena. Ambas cuestiones están relacionadas, de manera estrecha, con la estabilidad macroeconómica del país”.
Otro tema de análisis es el bajo índice de pobreza que se registra en Alemania. “El problema no es la pobreza sino la desigualdad. Si yo tengo 100.000€ y otra persona tiene 1.000.000€, no tendría por qué importarme. El problema ocurre cuando una persona tiene 100.000€ y otra 1€. No podemos seguir fomentando la cultura del resentimiento con el que más tiene buscando nivelar hacia abajo”.
Para acortar esta brecha, Gonzalo propone una solución. “El camino no es otro que dejar de ahogar al sector privado, lo que favorecerá a la creación de empleo y a la reducción de la tasa de pobreza”.
¿Qué va hacer con los 15.000 euros?
Gonzalo ya lo tiene decidido. Tiene planeado hacer otro máster pero relacionado con la economía, el análisis de datos y la programación, un rubro muy valorado en Europa. “Me gustaría continuar estudiando, tener mi negocio y seguir invirtiendo. Siempre a base de trabajo y dándolo todo”, admite orgulloso por sus logros.
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