Un fino hilo rojo unía en 1977 a Pappo´s Blues, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota y Dulces 16.
Ese hilo rojo era el Conejo Gabriel Jolivet, guitarrista único e irrepetible del rock argentino, uno de los tipos más divertidos y talentosos que frecuenté desde la música. A Pappo´s Blues y a Los Redondos huelga presentarlos. Quizás a Dulces 16 se haga menester -como decía el Carpo- citarlos aparte.
Una vez hablando con Juanse coincidimos en que si no hubiesen existido unos años antes los Dulces a los Ratones Paranoicos todo les habría resultado más difícil.
Me contaba Conejo Jolivet: " Me llamó una vez Juanse para que le pase algunos yeites de viola, él estaba empezando a tocar. Voy hasta su casa enfrente a las vías en Villa Devoto. Me recibió el padre que me preguntó si yo tenía algo que ver con un Jolivet que era compositor de música clásica italiano. No tenía idea de quién me estaba hablando, el padre de Juanse estaba en el Teatro Colón. Nos metimos en la habitación y le empecé a pasar algunos acordes básicos, hasta que al rato se quedó dormido. Parece que siempre iba a nuestros shows. Lo había conocido cuando andábamos con Botafogo siempre cerca de Cabildo y Juramento. Cada tanto se desmayaba pero ya se notaba que era especial...”
Dulces 16 aparece en la vida de todos nosotros en una época que no había demasiado rock¨n roll para colocarnos justamente en ese mood, era un tiempo en que el rock´n roll por acá estaba escaso, demasiado rock sinfónico por un lado con unos toques de soul y música disco por el otro, no había demasiado espacio para una banda guitarrera de rock básico, algo siempre tan necesario para algunos espíritus errantes que a veces son muchos.
Surgen después de ser la banda de acompañamiento de Leon Blusero Vanella, un cantante de blues magnífico que sostenía las banderas del estilo mientras Pappo andaba dando vueltas por Europa.
Sigue Jolivet.
“Éramos la banda de León, León Blusero. Yo, Ciro Fogliatta en teclados, Pucci baterista y Nestor Vetere tocaba el bajo. Un tiempo después Pappo volvía de europa, había estado en España unos meses hasta que decide ir a buscar a Peter Green el guitarrista de Fleetwood Mac a Londres. Cuando se instala otra vez en Buenos Aires decide rearmar Pappo´s Blues y me llama a mi, tambien a Pucci y a Julio Candia, el Carpo estaba con todo, Compra un micro y salimos de gira para la costa atlántica pero nos quedamos en Mar del Plata porque el micro estaba destruído. Pappo estaba en un tiempo complicado. Una vuelta se encuentra con Cibeira que era el editor de la revista Pelo, siempre ponía buenas fotos pero lo destrozaba con las críticas, sin decirle agua va le pega un sopapo en la cara que lo tiró al piso. No llegamos a grabar ningún disco porque a la vuelta me llama la Negra Poli para unirme a los Redonditos de Ricota, acepté con la condición de sumar a León Blusero en los shows. Mientras tanto seguía con los Dulces 16. Ciro Fogliatta se va a vivir en España, entonces llegan a los Dulces 2 guitarristas más, Rudy Marcolongo que además compone y canta, “Para tocar Rock¨n Roll” es de él y Gustavo Pérez. Yo había aprendido de la Negra Poli los rudimentos para producir shows. Cierro 3 shows en el Auditorio Kraft de la calle Florida, en 2 fuimos la banda de acompañamiento de León Blusero a modo de despedida, en el tercero ya nos presentamos como Dulces 16 con Vetere y Pucci en la base rítmica…”
En lo personal recuerdo esos shows y la sensación que causaron los Dulces 16, Luis Alberto Spinetta y Charly Garcia se declaraban fans de la banda y toda la tribu rocker porteña les daba la derecha. El blues y el rock’n’roll tradicional estaban de capa caída, ayudados en la decadencia por la revista Pelo y demás pasquines de la época que se mostraban embelesados ante el canto del cisne que eran el rock sinfónico y el incipiente heavy metal que asomaban en los discos de Black Sabbath y Queen. Jolivet toma el mando en el bussiness y empieza a arreglar fechas para el grupo, comparten cartel con la Studebaker que estaba en la misma que ellos en el Teatro del Centro y afines.
Sigue el conejo
“Yo hacía todo el deal con los teatros, los Redonditos me daban una mano siempre, especialmente el gordo Doce, que era el que se disfrazaba de Sultán en los shows de Patricio Rey y con cuatro o cinco efebos que elegía él mismo con mucho entusiasmo entraban con unas canastas gigantes llenas de redonditos de ricota que repartían entre el público, eran espantosos pero no quedaba ninguno. Le decían Doce al gordo porque era docente, trabajaba en la semana en una casa Xerox así que una vuelta me regaló como 5000 volantes que decían Dulces 16 y yo mismo a mano le ponía lugar y fecha de la presentación. Uno de los shows que más recuerdo fue el del Teatro de la Cortada, que unos meses después se convertiría en el Parakultural. Ahí nos presentamos los Dulces con los Redondos y con León Blusero. La puesta era del genial Robertino Granados, me acuerdo de Katja Alemann vestida de conejita de Playboy.
Ahí tocamos “Para Tocar Rock´n roll” y “Ley del rock´n roll” que era mía. Yo andaba siempre en La Engrasada que era la pizzería de Echeverría y la barrera en Belgrano, paraban todos ahí, desde Almendra a Serú Girán. Ahí alguien me invita a una zapada que organizaban en Lagar del Virrey en Recoleta donde tocamos con David Lebón, Héctor Starc, Charly Garcia y Moro, Quebracho el histórico plomo de todo el rock argentino le comenta a David de los Dulces 16. De una decidió meternos en un incipiente estudio que había montado con Gustavo Gauvry que parecía una cabaña más que un estudio, después le pusieron de nombre “El Cielito”.
En esas primeras jornadas hacen un demo con los temas que tenían, entre ellos “Ley del Rock’n’Roll” y “Para tocar rock’n’roll” que ya se perfilaban distintos. Con ese demo abajo del brazo van en busca de un productor ejecutivo, sale la delegación Dulcera compuesta por David Lebón, el Conejo Jolivet, Néstor Vetere llevando a un amigo que había venido de España hacía poco llamado Fernando Moya, y Fernando Marino que producía a King Caroll otra banda de la época.
Terminan en la oficina de Daniel Grinbank y salen con un contrato de grabación. Sin spoilear, unos años después ya con la radio y productora Rock&Pop instaladas, Moya termina siendo el socio histórico de Grinbank en los shows internacionales y Marino acaba siendo manager de muchas bandas de la agencia como Sueter , los Twist y los Abuelos de la Nada.
Sigue Jolivet: “Los temas que iban a estar en el álbum eran todos originales y nuestros, yo había escrito “Ley del rock´n roll” enloquecido después de haber escuchado en una radio “Sultans of swing” de Dire Straits, Mark Knopfler me dejó hipnotizado, le sumé algo a lo “Free Bird” de Lynyrd Skynyrd, un toque de Johnny Winter y me quedó eso. La letra la hice corta y bastante premonitoria me doy cuenta. Pusimos las 3 guitarras al frente con Rudy y yo punteando y Gustavo Pérez haciendo la rítmica. Así grabamos todo el disco pero las sesiones terminaron siendo un caos descontrolado, David que era el productor terminó yéndose y salimos a las patadas del Cielito. El disco debut lo terminamos en los estudios ION. El demo original que le llevamos a Grinbank terminó en mi casa, lo tengo y suena mejor que el disco que salió. Llegamos a tocar en el PrimaRock de la película donde nos querían cagar con el sonido pero no pudieron porque le enchufé la guitarra a los mics de la batería y sonábamos al doble que los demás. Le saturábamos los vúmetros al sonidista. Éramos la banda nueva, ahí nos acompañaron Grinbank, Moya y Peter Deantoni que era manager de Pappo. Después presentamos el disco en Obras y en el teatro Don Bosco de San Isidro. Me pasaban 2000 personas pagas en Obras y 900 en el teatro. Los números que nos pasaban nunca coincidían y me daba cuenta que cuando los shows los organizaba yo nos quedaban 250 dólares por cabeza con menos gente de las que había en Obras o en los teatros donde apenas llegábamos a 100 dólares.
Con el disco pasaba lo mismo, yo había trabajado en Suite que era de DBN la distribuidora y me pasaban unas cantidades de placas entregadas que nunca coincidían con las vendidas, así que terminé muy caliente con esas zonas tan oscuras del negocio y me fui antes de grabar el segundo disco que al final no tiene nada que ver con el primero...”.
El que me cuenta el Conejo Jolivet no es el primer relato que escucho de artistas talentosos y managements rápidos que haciendo la misma cuenta obtienen resultados diferentes, sospecho que tampoco será el último. Lo triste es ver cuántos proyectos que podrían haber sido brillantes terminan a los navajazos por codicias mínimas o celos envidiosos. Lo bueno es que uno termina haciéndose master en resiliencia financiera y supera estos pequeños equívocos sin importancia como un surfista las olas.
Con el Conejo coincidimos en varios asuntos a veces más allá de nosotros.
Su próximo lanzamiento discográfico se llama Tao. El conejo Jolivet lo grabó en España en 2006 con sus amigos El Gonzo, Peter Kunst y Luis Mayol, estos dos últimos hace un tiempo en la Vargas Blues Band, el legendario grupo del argentino Javier Vargas en estos momentos actuando en Londres. Sale en poco tiempo más. Se llama Tao De King.
Mi programa se llama Tao. Un venerable maestro oriental me dijo un día, intentando nombrar lo innombrable: “El tao es todo lo que hay y sucede abajo del sol”.
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