El alma desnuda de Alan Faena: “Cuando salimos del presente caemos hacia el pasado o al futuro y dejamos de evolucionar”

El empresario, conocido por sus hoteles y residencias, escribió Arquitectura del ser, al que define “mi mejor obra”. Desde Miami, en charla con Infobae, descubre como pocas veces su filosofía de vida

Alan Faena, en su etéreo living de Miami.

Por primera vez, Alan Faena se muestra en su verdad más profunda. Pero ha sido tan cultor del misterio que la revelación es por momentos incomprendida. ¿Cómo dejar de fascinarse con el excéntrico creador de universos en su más icónica imagen pública? Pero ha ocurrido una ruptura silenciosa, Alan tiene algo nuevo para decir, y no puede leerse con el mismo lente que su fastuosidad creativa o las múltiples capas de su universo estético. En su libro Arquitectura del Ser, Faena muestra su alma desnuda.

Un hombre conocido y definido por sus obras concretas, hoteles y residencias, dice, sin embargo, que este pequeño libro blanco, “es mi mejor obra”. Arquitectura del Ser está encuadernado y escrito como una construcción. Plantea su propia cosmogonía de símbolos y un juego cósmico y geométrico de imágenes que se entrelazan con los pensamientos. Está dividido en ocho fases, como las pagodas japonesas ascendentes, descriptas con su propio jeroglífico y que representan la Creación, la Visión, la Debilidad, el Silencio, el Camino, el Presente, el Amor, la Arquitectura.

-¿Cómo escribiste Arquitectura del Ser?

-Yo grabo lo que quiero volcar en el libro y luego transcribo para que todo surja puro como lo pienso. Y también voy apuntando ideas que van apareciendo. En el libro está lo que soy. Lo que atravesé.

Faena se revela en esta charla como un hombre sencillo y de hablar pausado, no la figura distante que su imagen pública suele ofrecer.

Con prístina fluidez Alan Faena deja expuesto su núcleo creador, los engranajes de su pensamiento antes de una idea, pero también el punto de ignición donde la idea toma forma y se hace realidad. Es un camino que no está exento de contiendas con la debilidad. “Uno es las batallas que decide asumir”, me dice en el etéreo living de su piso de Miami donde se entroniza una silla del artista Gaudí tallada en madera y que se destaca entre el blanco dominante del ambiente, el blanco de la atmósfera que conjuga mar y cielo, el blanco de los candelabros de cuarzo que se multiplican en la mesa y el blanco de sus ropas que ya son un sello personal. Pero Alan no es esa figura distante que su imagen pública a veces transmite, es un hombre sencillo, de hablar pausado, que explica con dulzura y firmeza, y que mira a los ojos siempre atento y curioso.

-¿Qué es la juventud?

-La juventud es no bajarse del tiempo. La vida es un movimiento dinámico y silencioso. Cuando salimos del presente nos caemos hacia el pasado o al futuro y dejamos de evolucionar.

El libro de Alan Faena es el libro de su filosofía de vida, pero va más allá. Con la versatilidad del monólogo interior logra inventariar las piezas que componen esa obra arquitectónica del ser, pero también la ingeniería de su funcionamiento. Como si lograra abrir el gabinete secreto de su mente y mostrarlo. Como si se mirara al pensar y pudiera explicar cómo le ocurren las ideas. Como si compartiera el software, en una especie de “open source”.

En el universo de Faena hay alma y cuerpo, la indisoluble naturaleza de la plenitud humana posible que sólo viene de ser capaces de entretejer la idea con la acción, las alas del espíritu con la potencia hacedora de lo concreto.

“El Presente es siempre un territorio puro y nuevo y de ahí debemos sacar las lecciones que permitan saltear las sombras de ayer pero también las meras promesas de mañana”, sintetiza el autor sobre su método para que el Presente le permita sentir la vida, y crear. “La vida no es estática, evoluciona y cambia como resultado de nuestras acciones”, explica sin dejar de remarcar la importancia de enfrentar las propias debilidades. “A veces en vez de abrazar la vida, abrazamos la debilidad y nos rendimos tomando el confort del alivio que nos da la ausencia de lucha. Una deuda inconmensurable permanece y nos deja al borde de la evolución, incapaces de cruzar el umbral hacia lo nuevo.”

Alan Faena con su libro Arquitectura del Ser.

Arquitectura del Ser es un libro bello, pero sobre todo profundo. Una fuente para beber sin cronología ni obligaciones que se ofrece con simpleza pero que propone un camino interior, el de un hombre que se construyó en base a una “disciplina incansable” y que emociona también con su visión y anhelo del amor como “lo que lleva a las personas a su máxima realización” pero que requiere sabiduría. “Cuando dos almas respetan sus Arquitectura, la presencia de uno, enaltece la vida del otro”, escribe. Sobrevuela la idea de un amor capaz de íntima libertad que no se confunda con simbiosis, posesión ni convenciones porque eso sería más bien su aniquilación.

Hombre del concreto, ahora el artista urbano, intenta construir el ambicioso edificio de su pensamiento para entregarlo con las manos abiertas como un legado, como un pedazo de pan, como una historia de sí mismo. El resto será silencio porque como escribe Faena: “La vida es un presente inmenso moviéndose en silencio”.

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