Viajó a Río para recuperar una casa que le ocuparon y no puede regresar: está varada con sus hijos y medicada por depresión

Andrea y sus dos hijos, de 7 y 9 años, están en Brasil desde hace dos meses por las restricciones que aplicó el Gobierno para el ingreso al país. A causa de su padecimiento, la mujer espera un laudo de salud para que le permitan viajar. “Esta situación es desesperante. No vine de vacaciones, necesito volver a casa”, implora

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Andrea Monteagudo tiene 46 años y está desesperada. Hace dos meses espera junto a sus hijos de 9 y 7 años que se abran las fronteras que separan Argentina de Brasil para poder regresar a su hogar en Villa Crespo. Se encuentra ahora en Buzios, a donde había viajado a mediados de mayo porque su casa había sido ocupada por personas que la estaban destrozando. Había decidido viajar para recuperar su propiedad sin proyectar que la segunda ola de coronavirus la dejaría varada. Afligida, pide volver a Buenos Aires y confiesa que sintió impotencia cuando vio las imágenes de miles de personas celebrando en las calles la obtención de la Copa América mientras hay otros miles de argentinos que no pueden regresar al país.

“Todo esto es un tema político, no es por causa de la COVID-19 nada más. En Río de Janeiro hay muchísima gente durmiendo en la calle porque no tiene dónde ir, porque no puede pagar un hotel, un hospedaje. Imploramos regresar, acá hay gente que no vino de vacaciones, vinimos por otros temas impostergables”, asegura sobre el grupo de 100 personas que integra y que enviaron a Infobae una carta en la que denuncian que en este tiempo “lo peor es el indignante destrato/maltrato de las autoridades argentinas y, por supuesto, las contradicciones que son impuestas continuamente con las restricciones sanitarias porque al mismo tiempo que coartan nuestra libertad y derechos individuales no dejándonos volver somos testigos de partidos de fútbol con participación de conciudadanos que viajan sin restricción y sin cumplir mínimos protocolos sanitarios”.

Entre Brasil, Portugal y Argentina

Andrea es empresaria gastronómica. Dejó el país hace 26 años cuando partió hacia Brasil, luego vivió un tiempo en los Estados Unidos y regresó al país carioca donde conoció al hombre con el que tuvo a sus dos hijos. Allí estuvo 13 años antes de emigrar por trabajo a Portugal, donde permaneció un año y medio. En 2020, durante el aislamiento, decidió regresar a Argentina para estar cerca de sus afectos.

“En Portugal tenía un bar que funcionaba muy bien, pero lo cerré y decidí regresar para rearmar mi vida en Argentina después de 26 años. En marzo me enteré por un vecino que mi casa de Buzios, la que compré con mucho esfuerzo y ahorros mientras viví allí, había sido tomada por un grupo de personas que la estaban destrozando por completo y viajé para resolver ese tema. Estaba alquilada pero mi inquilina no pudo seguir pagando y se fue; al quedar vacía se metió gente”, explica y agrega que “a mediados de mayo vine con mis hijos, que son brasileños, solo con pasaje de ida porque no sabía cuánto tiempo llevaría arreglar esa situación que no tomó más de 15 días. Cuando quise comprar los pasajes de vuelta supe que las fronteras estaban cerradas y no pudimos regresar”, resume desde la vivienda de los abuelos de los niños, en Río de Janeiro, donde se están pasando este tiempo.

El interior de la casa
El interior de la casa que Andrea tiene en Buzios y que fue tomada.

Andrea admite que no le queda mucho resto de dinero si en verdad deben permanecer allí hasta septiembre, lo que anticipan entre quienes consulta a diario. “Estoy en un grupo de 100 argentinos varados en Brasil y ninguno vino por viaje de placer o turismo. Hay quienes llegaron porque tuvieron que enterrar a un familiar, otros por trabajo o casos extremos y ahora ninguno puede regresar. Nadie sabe cómo hará para quedarse todo ese tiempo”, se queja y cuenta con dolor que este lapso colmado de incertidumbre se caracteriza porque “lo vivimos día a día” y ello está haciendo estragos en su salud.

Estoy medicada por depresión, jamás había tomado una sola pastilla por temas de salud y desde hace tres semanas veo médicos casi todos los días, estoy sin saber qué hacer. Me derrumbé. Estoy desesperada”, lamenta y confía que en medio de tanta angustia busca la manera de que sus hijos no sepan cuál es la situación real que los tiene allí. “No los hago participar de esto aunque me preguntan mucho por el papá, que vive en El Bolsón, porque lo extrañan mucho y quieren verlo. Le pedí a él que tampoco les dijera nada al respecto”, agrega y explica que trata de hacerlos distraer mientras esperan ansiosos regresar a clases porque se habían anotado en marzo con muchas esperanzas.

Desde mediados de mayo, la mujer busca la manera de ingresar al país. “Hablé con todo el mundo para regresar a Buenos Aires. En el Consulado me dijeron que por mi tema salud la semana que viene tendré un laudo médico con el informe psicológico y psiquiátrico más el resultados de los análisis de orina y sangre para dar cuenta de mi estado de salud. Esa es la prueba que necesito para ver si por ese lado podemos volver en ómnibus o en avión. No estoy fingiendo nada, ¡no doy más! Sólo quiero volver a Argentina con mis hijos”, implora.

Pensando en la situación que le toca vivir, asegura que de haber imaginado mínimamente que no podría regresar “jamás hubiera salido de Argentina. Abrieron las fronteras para que la gente se fuera y ahora no nos dejan entrar cuando hubo gente que llegó a Brasil para ver la Copa América, vino y se fue y no cumplió un solo protocolo. Eso nos hace sentir que no tenemos derechos. Mi familia me está pidiendo que regrese, acá estamos viviendo de prestado en la casa de la abuela de los nenes, que nos está dando una mano enorme, pero ellos extrañan mucho y también quieren volver. Esta situación es desesperante. No vine de vacaciones, necesito volver a casa”, finaliza.

La petición de 100 argentinos varados en Brasil

El drama de los argentinos
El drama de los argentinos varados en Brasil que duermen en sus autos y los vecinos les dan de comer: “Cruzan mil camiones la frontera y nosotros no podemos”, aseguran

Unas 100 personas que esperan en el país vecino la oportunidad de retornar a Argentina firmaron una carta en la que dicen: “Muchos de nosotros y desde hace meses ingresamos al país a Brasil por cuestiones de trabajo, para atender vínculos comerciales, para resolver asuntos familiares graves, por estudios médicos y no por turismo. Nuestros vuelos son cancelados una y otra vez desde hace meses; algunos de nosotros no tenemos ningún tipo de soporte o ayuda económica más que la caridad de algún compatriota solidario; otros teniendo los recursos e incluso los boletos comprados son privados irracionalmente de regresar con sus familias, su casa, su tierra pero el Consulado Argentino nos niega a todos por igual y nos indica buscar un vuelo privado que sale miles de dólares.

Somos residentes extranjeros y argentinos con vuelos cancelados desde abril y mayo último, con previsión para volar para los meses de septiembre o noviembre. Nos programamos reiteradamente para viajar y días (en el mejor de los casos) u horas antes se nos informa de nuevas postergaciones. El tiempo, el dinero y la salud mental que se pierden nadie nos la va a reembolsar o reparar.

Pero, quizás, lo peor sea el indignante destrato/maltrato de las autoridades argentinas y, por supuesto, las contradicciones que son impuestas continuamente con las restricciones sanitarias porque al mismo tiempo que coartan nuestra libertad y derechos individuales no dejándonos volver, somos testigos de partidos de fútbol con participación de conciudadanos que viajan sin restricción y sin cumplir los mínimos protocolos sanitarios. Lo que están haciendo con nosotros es vergonzoso, es injusto y es muy cruel.

Hay gente durmiendo en la calle por no tener lugar para quedarse, hay familias que tienen hijos con discapacidades que necesitan cuidados y que llegaron aquí que por motivos de trabajo, hay personas con problemas psicológicos serios y mucha desesperación. Situaciones que llevan a algunos hasta intentar cruzar ilegalmente los pasos fronterizos para no perder más sus trabajos, familia o su salud. Son vidas que están siendo puestas en riesgo.

Todos entendemos la gravedad de la pandemia, pero es cierto que también tenemos derechos y no pedimos más que nos dejen ejercerlos. No queremos privilegios, exigimos libertad sin afectar los derechos y el bienestar de terceros. Queremos volver cumpliendo con todos los requisitos necesarios como pretendimos hasta ahora, con total compromiso con los protocolos sanitarios”.

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