Poco después de la una y media de la tarde del 19 de julio de 1976 -hace exactamente 45 años- los vecinos del edificio de Venezuela 3149, en Villa Martelli, se sobresaltaron con un tiroteo corto e intenso que duró quizás un minuto pero que, en medio de la sorpresa y el temor, les pareció interminable. Los disparos, supieron después, se produjeron en el cuarto piso del edificio, luego de que un grupo de cuatro hombres, con armas largas y cortas, golpeara la puerta del departamento “B” de esa planta. Una mujer entreabrió la puerta y vio como una bota militar se introdujo rápidamente para evitar que pudiera cerrarla. De inmediato, un empujón impulsó hacia atrás a la mujer y se desató un infierno de balas.
En el interior del departamento había dos hombres, dos mujeres -una de ellas embarazada de seis meses- y un niño de dos años. Hubo fuego de uno y de otro lado, mientras una de las mujeres se arrojaba al piso para proteger al niño con su cuerpo.
En un minuto todo había terminado. Sobre el piso del departamento quedaron tres hombres tendidos, dos muertos -uno de los atacantes y uno de los ocupantes del departamento- y un tercero agonizante. Ya sin disparos, todo siguió a un ritmo vertiginoso: los ocupantes del departamento -incluidas las dos mujeres y el niño, vivos- y el atacante muerto fueron sacados rápidamente del edificio y subidos a vehículos que -se sabría mucho después- se dirigieron a “El Campito”, el centro clandestino de detención y tortura que el Ejército tenía en Campo de Mayo.
En el departamento “B” del cuarto piso quedó montana una ratonera en la que no cayó nadie.
Recién al día siguiente, los vecinos se enterarían por los diarios -como la inmensa mayoría de los argentinos- de que el atacante muerto era el capitán de Inteligencia del Ejército Juan Carlos Leonetti, jefe del grupo que irrumpió en el departamento; y se sorprendieron al conocerla identidad de quienes habían sido sus vecinos: Benito Urteaga, segundo en la estructura del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y capitán del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), y Mario Roberto Santucho (Robi), líder del PRT-ERP y el hombre más buscado por la dictadura encabezada por Jorge Rafael Videla.
El comunicado del Ejército -reproducido por los diarios- no identificaba a nadie más. Ni a los tres integrantes del grupo de tareas que irrumpió el departamento, cuyos nombres aún hoy se desconocen, ni a las dos mujeres y el niño, que más tarde se sabrá que eran Liliana Delfino, la mujer de Santucho, y Ana María Lanzilloto, que estaba embarazada y era la pareja de otro integrante del Buró Político del PRT, Domingo Menna, que había sido capturado pocas horas antes en la calle cuando se dirigía a una cita. El niño era José Urteaga, hijo de Benito y Nélida Augier (que no estaba en el departamento citado), y que luego será recuperado por la familia.
La euforia de los máximos funcionarios de la dictadura se repetía en cada una de sus declaraciones y comunicados. Para la dictadura instalada en la Argentina menos de cuatro meses antes se trataba de una victoria espectacular. No sólo había descabezado al PRT-ERP, sino que Santucho no sólo era un nombre sino un símbolo.
Era el nombre que encarnaba al Ejército Revolucionario del Pueblo. El ERP había seguido actuando militarmente luego de la recuperación de la democracia, en 1973, bajo la consigna “no hay tregua al Ejército opresor ni a las empresas imperialistas”. Sin embargo, con el curso de los acontecimientos los frentes de lucha recrudecieron. Para diciembre de 1975 ya había sido militarmente derrotado luego del intento de copamiento del Batallón 601 de Monte Chingolo, pero de alguna manera la existencia de Santucho, su liderazgo, no sólo era el motor más fuerte para la supervivencia del PRT-ERP una figura reconocida mundialmente que cuestionaba la fortaleza de la dictadura.
Robi, séptimo hijo varón
Mario Roberto Agustín Santucho había nacido en Santiago del Estero el 12 de agosto de 1936. Era el séptimo hijo varón de Francisco del Rosario Santucho, un líder radical de la provincia, nacido de la unión con su segunda esposa, Manuela del Carmen Juárez. Por su condición de séptimo hijo varón, fue apadrinado por el presidente argentino del momento, el dictador Agustín Pedro Justo.
“Mi padre quiso que todos estudiáramos, tenía ese sueño tan común de la época de ‘mi hijo el doctor’. Hizo todo lo posible para que sus hijos fueran profesionales y lo logró, salvo con Francisco René, El Negro, que era el mayor, fue un librero autodidacta pero que, al final, como intelectual el más original”, le cuenta a estos cronistas Julio Santucho, el hermano menor.
Dos de los hermanos, Asdrúbal (Chicho) y Omar Rubén (El Gringo), fueron peritos mercantiles. Otros tres se recibieron de abogados: Amílcar, Raúl y Manuela; Blanca fue escribana. Mario Roberto (Robi) se recibió de contador en la Universidad de Tucumán y Julio es licenciado en Teología y Filosofía.
Políticamente, los hermanos Santucho también conformaban un mosaico multicolor. Raúl -que fue constituyente en 1957- y Omar eran radicales, Carlos era peronista; Robi, Amílcar y Asdrúbal, marxistas, y Julio -que también se integraría al PRT- seguía los pasos de Robi, pero también tenía vocación religiosa, por lo cual entre 1966 y 1969 fue a formarse en un Seminario de la Orden Mercediana en Galicia.
“Sin duda el más original de todos fue Francisco René, porque Robi era un político que estudiaba muchísimo, pero Francisco René era un autodidacta brillante. El Negro era rebelde desde chico. Abandonó el secundario porque decía que no se aprendía nada, que eran todos ‘prejuicios’ lo que enseñaban. Eso le trajo problemas con mi papá. Mi padre era procurador, había sido diputado radical por dos períodos, elegido en la región norte de Santiago del Estero. Y como papá estaba en contra de que dejara el colegio, Francisco se fue a la casa de un tío, hermano de la madre. Tan bravo era que se puso frente a un espejo con un revólver y se pegó un tiro en el pecho. Por suerte no tuvo graves consecuencias”, recuerda Julio.
Un hincha impensado
Varios de los hermanos Santucho eran simpatizantes de un club poco conocido de una lejana ciudad de la provincia de Buenos Aires, que por entonces no había ganado absolutamente nada en los torneos de la Asociación del Fútbol Argentino, dominada por los clubes grandes: Estudiantes de La Plata. En el recuerdo de Julio, Robi no era un simple simpatizante sino un verdadero hincha y cuenta una anécdota ocurrida tiempo después, en1968: “En 1968 Robi viajó a Cuba a recibir instrucción militar. A la vuelta, como viajaba con otros compañeros vía algún país europeo, generalmente Checoslovaquia, Robi decidió pasar por París y se encontró con la efervescencia de mayo del 68. De allí fue a Galicia a visitarme en octubre y el 16, los Pinchas jugaban la revancha con el Manchester United. Dado que en Pontevedra no pasaban el partido ni por televisión ni por radio, Robi me propuso ir hasta Vigo, a la redacción de El Faro, un diario donde las noticias llegaban por teletipo. Así que no vimos ni oímos el partido, pero cada ratito llegaba un cable con las jugadas. Hasta que finalmente el empate consagró campeón a Estudiantes”.
El FRIP, revolucionario e indigenista
Fue Francisco René quien guió los primeros pasos políticos de Mario Roberto Santucho, con una visión revolucionaria e indigenista que marcó a fuego a quien sería el máximo dirigente del PRT-ERP. “Yo era muy chico, pero en casa se vivía con intensidad la política. Francisco René y Robi eran antiliberales, nacionalistas, pero con una visión propia de la zona en que vivíamos. Hay que tener en cuenta que en la población campesina se hablaba más quechua que castellano. Y la mayoría no sabía leer. Entonces, además de las permanentes visitas a campesinos del norte, Francisco René con Robi, que era chico pero muy activo, crearon ‘las peñas americanistas’, que se reunían en la Biblioteca Sarmiento. Tanto éxito tenían los encuentros que iban figuras de mucho renombre como Bernardo Canal Feijoo, un escritor santiagueño de proyección nacional, el propio Atahualpa Yupanqui, fue Arturo Jauretche y hasta el escritor guatemalteco Miguel Asturias. La ventaja es que como Amílcar era del Partido Comunista traía figuras como Asturias mientras que Francisco René tenía más contacto con los nacionalistas e indoamericanistas”.
A fines de los ’50, el Negro Francisco René Santucho abrió una librería con un nombre que dejaba en claro dónde estaba parado políticamente: la librería se llamó Aymará, y comenzó a editar la revista Dimensión, un periódico en el que se abrían debates sobre las raíces y la identidad indígena y la colonización cultural.
Al mismo tiempo, Francisco René, con Asdrúbal y Robi, impulsaron una nueva organización política en la región: el FRIP. Los tres hermanos “habían desarrollado durante fines de los años 50 una serie de acciones políticas tendientes a organizar a los trabajadores de los obrajes de la provincia. En tal sentido, lo político se construía de forma paralela a la tarea cultural, logrando visibilidad en 1961, año de la fundación del Frente Revolucionario Indoamericano y Popular (FRIP). El FRIP se había conformado bajo una impronta nacionalista y antiimperialista, integrado por diversos sectores políticos, y era definido por sus integrantes como ‘un movimiento de campesinos, obreros, estudiantes e intelectuales decididos a destruir el sistema de explotación y opresión económica imperante en el país y especialmente de su región más castigada que es el Noroeste’”, explica César Daniel Gómez en Estudio preliminar a la obra de Francisco René Santucho.
“Robi se forma en ese ambiente. A los 18 años fue a estudiar Económicas a la Universidad de Tucumán y ahí impulsó una agrupación estudiantil, el Movimiento Independiente de Ciencias Económicas, al tiempo que, siguiendo a Francisco René, impulsaba la creación del FRIP. Así que Robi hacía política estudiantil y también con el FRIP se acercaba a los obreros de los ingenios junto a la camada de compañeros de la facultad, muchos de los cuales terminaron siendo dirigentes del PRT-ERP. En ese proceso Robi se volcó al marxismo y también al trotskismo, pero nunca abandonó esa mirada indigenista”, recuerda Julio.
La génesis del PRT-ERP
Para 1965, Mario Roberto Santucho, que ya lideraba el FRIP que había fundado su hermano Francisco René, impulsó la unificación de la organización con el grupo Trotskista Palabra Obrera, que se consumó el 25 de mayo de ese año, bajo el nombre de Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT).
Francisco René siguió a su hermano menor en ese camino, pero con desacuerdos. “En 1971, en distintas circunstancias cayeron presos Francisco René y el Robi. A Francisco René le dieron la opción de cambiar cárcel por exilio y se fue a Perú y de ahí a Bolivia, donde estudió quechua, a punto tal que publicó un diccionario quechua-español. Un día que fui a visitar a Robi a la cárcel, se quejó porque el Negro no volvía a la Argentina a seguir luchando”, rememoria Julio.
Y concluye: “Porque Francisco René, pese a las diferencias que tenía, nunca se fue del PRT. Eso sí, no me voy a olvidar nunca cómo veía él el proceso del PRT-ERP: ‘Esto va a terminar mal’”.
Francisco René Santucho fue secuestrado en abril de 1975 por un grupo de tareas y continúa desaparecido. Lo demás es historia conocida.
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