“Es la única manera de volver a la normalidad”, dijo Emmanuel Macron, presidente de Francia, en el marco de un mensaje transmitido a toda la sociedad. La única manera de volver a la normalidad es, según el mandatario, el uso de un certificado sanitario que habilite a los vacunados contra el coronavirus a asistir a recitales, espectáculos, museos, bares o restaurantes. “Ya no tengo ninguna intención de sacrificar mi vida, mi tiempo, mi libertad y la de mis hijas por quienes se niegan a vacunarse. Esta vez se queda usted en casa, no nosotros”, sentenció.
La medida establece que para el 15 de septiembre todos los trabajadores de la salud deberán estar vacunados y que habrá pases especiales para aquellos que acrediten el esquema de vacunación completo o la recuperación reciente del virus y quieran ingresar a locales gastronómicos, centros comerciales, trenes o aviones. El propósito es desalentar las campañas antivacunas que entorpecen la inmunidad de rebaño y la desaceleración del contagio de la variante Delta. Al día siguiente al anuncio del presidente, un millón de ciudadanos se inscribieron para inocularse.
“Es una buena medida, una medida inteligente”, dijo Carlos Bianco, jefe de gabinete de la provincia de Buenos Aires. Reconoció, en diálogo con Futurock, que la norma “es una posibilidad que estamos estudiando”, de modo que los bares y restaurantes del territorio bonaerense podrían replicar en un futuro hipotético la consigna francesa. El funcionario advirtió, sin embargo, que los movimientos que militan en contra de los planes de vacunación carecen de tenor y relevancia en el país.
Existe, en Argentina, un municipio que se anticipó a las legislaciones dispuestas en Francia. En Chacabuco, una ciudad localizada al noroeste de la provincia de Buenos Aires con aproximadamente 55 mil habitantes, 4.802 de esos ciudadanos vacunados con dos dosis, 14.464 con una dosis y 3.750 que padecieron COVID-19 en los últimos tres meses, hace más de un mes se puso en práctica un programa piloto denominado “Cuidar fuentes de trabajo, protocolo solidario COVID-19”.
Lo concibieron como una “propuesta segura para facilitar el funcionamiento de los rubros afectados por la pandemia”. La razón de ser de la iniciativa no tiene como finalidad desarticular la penetración de los movimientos antivacuna sino reactivar los sectores de la economía más golpeados por la pandemia. El método, sin embargo, es similar y anterior al implementado por el presidente de Francia.
“Formulamos una propuesta con el objetivo de acompañar y cuidar a estos sectores de la economía. Una alternativa viable sería permitir la concurrencia de clientes, bajo estricto protocolo, a los lugares que brindan servicio de gastronomía y a los gimnasios, con la condición de que quienes concurran tengan aplicadas dos dosis de vacunas o hayan tenido COVID-19 en los últimos tres meses. Está demostrado científicamente que en ambos grupos la posibilidad de reinfección, de contraer enfermedad grave y la mortalidad son extremadamente bajas”, reza el documento oficial del programa.
Elevaron el pedido al gobierno provincial “para permitir el funcionamiento, bajo estricto protocolo, de estos rubros y evitar el colapso económico de los mismos” y adujeron que la medida está orientada a sostener las fuentes de trabajo de muchos vecinos de la ciudad. Por entonces, Chacabuco se encontraba en fase 2 con una meseta en los indicadores epidemiológicos y sanitarios y con el 34% de la población inmunizada contra el virus. “Por lo tanto, pedimos que se nos permita realizar una prueba piloto bajo estrictos controles, siendo esto una luz de esperanza para muchos vecinos de nuestra ciudad que trabajan, directa o indirectamente, relacionados con estos rubros”, solicitaron.
El proyecto “Cuidar fuentes de trabajo, protocolo solidario COVID-19” instrumentó un “pasaporte” que no es más que la exhibición del certificado SISA (Sistema Sanitario Informático Argentino) en formato papel o digital, la acreditación del esquema vacunatorio completo o bien la presentación del alta médica con una vigencia de tres meses. Los recintos habilitados son gimnasios, restaurantes, cervecerías, confiterías “y demás espacios del rubro gastronómico” en lugares cerrados con aforo del treinta por ciento. “La tenencia del mencionado pasaporte y los beneficios que este otorga no implica que los ciudadanos que usufructúen de él dejen de cumplir con todas las medidas de prevención que deben cumplir los ciudadanos en general, llámese tapa nariz boca adecuado, distanciamiento, lavado de manos, ventilación de ambientes, etc., así como toda otra medida de prevención que se implemente en el futuro”, afirma la norma.
La Ordenanza 8.747 fue sancionada por el Honorable Concejo Deliberante de Chacabuco el 18 de junio de 2021 en el marco de una sesión especial. El artículo 3 informa que el programa se aplica a fomentar el desarrollo económico de los rubros gastronómicos, gimnasios y afines, y que podrá trasladarse a cualquier otra actividad vedada o restringida previa autorización municipal. El artículo 5 establece que las actividades gastronómicas podrán funcionar de 6 a 19 horas todos los días y de 20 a 23 horas los jueves, viernes, sábados, domingos y vísperas de feriado. Para esos casos, los comensales deberán solicitar una reserva en el local gastronómico, que les deberá expender un comprobante que le servirá de permiso para circular. Finalmente, el artículo 7 define que el funcionamiento y desempeño de la norma “tiene carácter excepcional, extraordinario, solidario y precario” y que quedará circunscripta a la trazabilidad y evolución del escenario epidemiológico.
Víctor Aiola, médico pediatra e intendente reelecto de Chacabuco, dijo en diálogo con Infobae que le parecen perfectas las medidas que tomó Macron porque estimula a que todos se vacunen contra el coronavirus. Pero advirtió: “Nuestro pasaporte es previo. Lo venimos trabajando desde antes”. Supuso un trabajo mancomunado y colaborativo entre los vecinos, los comerciantes y las autoridades. Lo que empezó como una prueba piloto sigue en ejecución con saldo favorable: “Nos ha dado buenos resultados en los gimnasios, en las confiterías y en los bares. Nos sirvió para estimular a esos sectores económicos que estaban devastados por la pandemia. El concepto es que las personas que tuvieron covid los últimos tres meses y los que se dieron las dos dosis de la vacuna tienen una posibilidad de infectarse bajísima. Los considerados como grupos que no son de riesgo y que podrían ir tranquilamente a estos lugares. Somos el primer municipio que lo implementó en el país”.
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