“Este era nuestro sueño... hoy una pesadilla”, dice entre lágrimas Marina Lizando (34). La familia ahorró durante casi seis años para poder concretar el viaje familiar a los Estados Unidos. “Mi marido -Marcos Noriega (35)- es policía, y yo tengo un almacén. Todo lo logrado económicamente fue a base de esfuerzo y trabajo”, le cuenta a Infobae desde Miami donde están varados junto a sus tres hijos.
Viven en La Granja, Córdoba, y tiene su actividad laboral en Los Molles. Con su trabajo de muchos años pudieron tener su casa, su auto, mientras mandaban a sus hijos a una escuela pública “porque estudiar es lo más importante”. En 2019 planearon sus vacaciones con destino a Disney. La fecha original era para marzo del 2020, pero llegó la pandemia y el itinerario quedó en pausa.
Después de varios cambios la aerolínea Copa les dio la última oportunidad de uso del boleto. “Nos dijeron que teníamos que viajar en junio o julio porque si no perdíamos los cinco pasajes aéreos. Aceptamos. Además, aprovechamos el receso escolar de mis tres hijos que tienen 4, 11 y 13 años“, cuenta.
Así que volaron el 28 de junio vía Panamá. Y al llegar se enteraron de las restricciones impuestas por el Gobierno Nacional. “En el Aeropuerto de Panamá nos comentaron la situación del cepo a los vuelos e ingresos. Nos pareció una locura, pero ya estábamos en camino a los Estados Unidos. No teníamos otra opción que volar a Miami”.
La ruta de viaje incluía una semana en Orlando y otra en Miami Beach. El regreso estaba confirmado para el 15 de julio. “Hace unos días recibimos la cancelación por parte de Copa del tramo Panamá-Ezeiza. Las aerolíneas no reembolsan porque es un problema ajeno a ellas, ya que son medidas impuestas por el Gobierno argentino sin previsiones claras”, se lamenta con Infobae.
La suspensión, sin saber cuándo podrán regresar, le provoca angustia y desesperación. “No puedo parar de llorar. No soy millonaria, soy una laburante y tengo que volver a trabajar “, reclama. Desde 2018, Marina junto a su marido, Marcos, alquila un fondo de comercio en Los Molles para sumar otro ingreso. “Si bien la situación del país en materia de consumo ha disminuido, los ingresos generados nos sirven para subsistir. Al no poder volver, dejé a mi sobrina a cargo del almacén y hace lo que puede. Necesito pagar el alquiler, los impuestos y proveedores... puede llegar a perder mi emprendimiento por esta resolución sin sentido”.
A su vez, Marcos, es policía en Córdoba Capital. Ya tuvo que extender su licencia por la imposibilidad de retornar al país. “Hasta ahora entendieron la situación, pero si esto se alarga varias semanas seguramente me quedo en la calle”.
“No podemos generar dinero y encima nos estamos endeudando en dólares. Un hospedaje para cinco personas no baja de los 280 dólares diarios, y sin ahorros tuvimos que pedir prestada una tarjeta de crédito para financiarlo en el futuro”.
Según los nuevos cupos establecidos por el Gobierno, se amplió de 4.200 a 5.200 las plazas semanales para el ingreso durante esta semana y luego seguirá con un esquema de aumento progresivo hasta llegar a las 7.000 personas semanales.
Sin embargo, con el tramo Panamá-Ezeiza cancelado, aunque en la aplicación figura operativo, a la familia Noriega le dieron una posible fecha de regreso recién para diciembre del 2021. “No aguantamos tanto tiempo. Necesitamos una solución pronto, esta estadía ya es una amargura”.
La familia Noriega no es la única en esta situación de incertidumbre, se estima que hay alrededor de 15.000 argentinos varados, en su mayoría en los Estados Unidos. Pese al aumento del número de ingresos, las compañías aéreas advierten que el problema de los varados se agravará.
En una protesta pacífica, el pasado 9 de julio se movilizaron frente a Manolo, un ícono argentino de la ciudad, en reclamo al cierre de ingreso de los vuelos. Varios aún no tienen fecha de retorno confirmada. “¿Qué somos, exiliados? ¿Dónde está la libertad?”, se angustia Marina.
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