Historias olvidadas de la Resistencia Peronista: el “Francés” de La Matanza que quiso asesinar a Rojas con una cerbatana

De Claudio Adiego Francia decían que era un “fierrero”, es decir, que le tenía más apego a las armas que a la política. Estuvo en varias acciones de la Resistencia Peronista, pero también actuó en Bolivia, Perú y Ecuador, donde escapó de la cárcel. Por los avatares de su vida, para muchos fue un personaje de ficción. Pero existió, y esta es su historia

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Claudio Adiego Francia, unica foto
Claudio Adiego Francia, unica foto que se conoce

Hay quienes creen que “El Francés” Claudio Adiego Francia fue un personaje de ficción. Tantos misterios hay alrededor suyo, que incluso, la borrosa foto que ilustra esta nota, está en duda de ser la suya. Pero, lejos de ser un fantasma, era uno de los resistentes más buscados por las fuerzas de seguridad. También, hay constancias de que se carteaba con Perón, con Cooke y con el mismo Che Guevara. En el organigrama sobre la Resistencia que mostró el Cnel Hamilton Diaz, Adiego Francia figura un escalón por encima de Magin del Carmen Guzman. Su rastro se pierde a fines del 67 en el tenebroso penal Garcia Moreno de Quito, Ecuador.

De la Alianza Libertadora Nacionalista a la Resistencia Peronista

El escritor Teodoro Boot trazó su semblanza: “Contrariamente a lo que pueda parecer, “El Francés” Claudio Adiego Francia fue una persona real. Alto, muy delgado, rubión, integró el grupo de la Alianza Libertadora Nacionalista de Mataderos, orientado por Antonio Viegas da Eiras, alias “Sietechalecos”, quien no le iba en zaga en eso de parecer un personaje de ficción. También flaco, pálido, “Sietechalecos” siempre vestía de sobrio saco negro, lengue blanco, chambergo requintado, chaleco de fantasía, y armado con un pequeño cuchillo verijero. Durante los bombardeos de junio de 1955, “Sietechalecos”, “El Francés” y otros muchachos del Frigorífico robaron a punta de pistola, un camión de la metalúrgica de Murgiondo y Tapalqué, en el que salieron hacia el centro para sumarse a la defensa de Perón. En la revolución “libertadora” Sietechalecos fue detenido y alojado en la cárcel de Caseros. El Francés, consiguió eludir la persecución, y llegar a la localidad de Tarija; para luego integrar junto a Fernando García Della Costa, Néstor Gavino, Luis Morganti y Julio y Bernardo Troxler, el Comando de Exiliados Peronistas de Bolivia.”

La hospitalidad de Bolivia con el exilio peronista.

Como se verá, las buenas relaciones del peronismo con los movimientos populares bolivianos no comenzaron con Evo Morales. Según cuenta Florencio Monzón (h) en su libro “Llegó carta de Perón”: “En orden de importancia, después del Comando Chile de exiliados peronistas, le seguía el de Bolivia. Allí se organizaron dos comandos: uno ligado a la Central Obrera Boliviana (COB) encabezada por Juan Lechín Oquendo, y el otro al Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR, el partido del gobierno de entonces) cuyos jefes máximos era Víctor Paz Estenssoro y Hernán Siles Zuazo.” Por coincidencias ideológicas y metodológicas Francia y el Gallego Mena (que habría de participar en Uturuncos) estaban vinculados a Juan Lechín del COB.

Había existido una larga y estrecha relación del peronismo y del nacionalismo de la Argentina con los bolivianos. La conspiración que llevó al MNR al poder se gestó en Buenos Aires, con el conocimiento y el apoyo del gobierno del peronismo y de algunos de sus dirigentes. Los bolivianos afirmaban que el destino de su revolución estaba ligado por completo a la suerte que habría de correr el peronismo. “No podemos profundizar la revolución, debemos extenderla” decían los bolivianos, no se sabe bien si por definición exclusivamente propia, o porque algunos peronistas insistían en convencerlos de que así era.

Los diarios daban la noticia
Los diarios daban la noticia de la actuación de comandos en países limítrofes.

En marzo de 1957 los diarios anunciaban “Actúan comandos subversivos en países limítrofes” ; “Vasto plan perturbador”. Entre la documentación hallada, refieren una carta dirigida a Francisco Yukl, de Villa Lugano (llevada en mano por Manuel “Gallego” Mena) firmada por Claudio Adiego Francia: “Presidente de la Comisión de Exiliados Nacionalistas-Peronistas”. Y daban cuenta de la detención en Jujuy de Saul Hecker, Ernesto Pacho, Mohamed Tatuf y Enrique Meda con documentación subversiva ingresada desde Bolivia.

La “Operación Elefante”. Desde Jujuy a la Casa Rosada

El plan secreto denominado “Operación Elefante” había sido concebido a fines de 1957, entre algunos miembros del Comando Chile, entre ellos Rodolfo “Copete” Rodríguez Galvarini, con el conocimiento y acuerdo de John W. Cooke que estaba en Santiago.

Según Florencio Monzon (h) : “La “Operación Elefante”, consistía en crear una “zona liberada” en la provincia de Jujuy, como paso previo para la insurrección nacional del peronismo. Contaba como condición previa y necesaria con el apoyo de la COB y del MNR, mediante el avance desde Bolivia de mineros armados, junto con la huelga general e insurrección de los trabajadores jujeños -mineros, petroleros y azucareros principalmente- todo esto combinado con un golpe de mano a cargo de militares peronistas apoyados por militantes y obreros armados, en el principal cuartel del Ejército en Jujuy, y el posterior reparto del armamento conseguido entre la población que seguramente habría de sumarse. Estaba previsto tomar radios y diarios, y difundir los hechos al resto del país, participando las “62 Organizaciones” y los gremios para asegurar la Huelga General Revolucionaria. La insurrección tenía como único objetivo el retorno del General Perón a la Presidencia de la Nación, de donde había sido desalojado ilegal e injustamente. Las acciones revolucionarias debían comenzar en los primeros meses de 1958″.

En el plan era esencial la participación de los comandos del exilio boliviano. Entre ellos: Adiego Francia, Saúl Hecker, el Gallego Mena, los hermanos Troxler, Garcia De la Costa, los capitanes Argentino Aparicio Suarez y Guillermo Barrena Guzman, y el comisario Hector Garcia Rey, entre otros.

El plan nunca recibió el visto bueno de Perón. Su punto vulnerable, era el apoyo casi explicito, que se requería del gobierno boliviano y el riesgo de desatar un conflicto militar entre ambas naciones. Pero además en esos meses Frigerio y Cooke pactaban en secreto el acuerdo de apoyo a Frondizi para las elecciones del febrero de 1958.

A inicios de 1959, Claudio Adiego Francia regresó a Buenos Aires para participar de la nueva etapa de la Resistencia Peronista.

Juan Lechin Oquendo al frente
Juan Lechin Oquendo al frente de la COB Central Obrera Boliviana

Matar a Rojas con una cerbatana de aire comprimido

Florencio Monzón (h) en su libro relata: “El ‘Loco’ Francia es un símbolo de esa época de la Resistencia. El ‘Loco ' quería matar a Rojas con una cerbatana de aire comprimido de su invención. Había hecho el ‘Manual Casero del Terrorismo”. En el Manual constaban frases como la siguiente ‘Cierre despacio las puertas porque todo puede estallar ‘. Pero no siempre las instrucciones estaban bien calculadas. Por ejemplo, el tiempo que tardaba a través del papel secante en comunicarse con los ácidos para producir la explosión. Así perdió la pierna un compañero de Villa Madero. Y pudo ocurrir el accidente de Benito Moya.”

“Francia falsificaba billetes de 100 pesos, y uno entraba en la casa de cualquier compañero y encontraba las filas de billetes colgados en el baño para secar. Un día mandó a su gente que robara las monedas de todos los teléfonos públicos. Era un peligro el ‘Loco’. Rompieron todos los teléfonos de la ciudad para sacar unos pocos miles de pesos.”

“Era un tipo de ingenio. Un día lo detienen en Salta y lo dejan en la oficina de guardia de la comisaría. Ve un sombrero y un paraguas colgando del perchero. Se los pone y sale diciendo ‘buenos días’ por la puerta principal”

Casi vuela la cocina de Cesar Marcos

Sigue contando Monzón: “En la casa de César Marcos hubo un episodio tragicómico. Como en todos lados, el Flaco Francia andaba yirando sin un peso. Don Cesar, acordó con su esposa, dejarlo parar un tiempo en su departamento de la calle Azcuénaga 71. Pero, un día tuvieron un disgusto de proporciones. Francia había estado en la cocina de la casa de Marcos haciendo sus menjunjes de pólvora, trotyl, detonantes, azufre. En algo se equivocó y estalló una gran llamarada. No llegó a haber un incendio, ni una explosión. Todo fue muy discreto pero Marcos dijo: no, esto no puede seguir así. Entonces habló con la gente de la “Alianza” de Mataderos, y les pidió, sáquenle todos los materiales y retírenlos del alcance de él. Francia se llevó un gran disgusto. Protestó. Le contestaron: Flaco usted se pasó ¿cómo puede ser que prepare explosivos en la cocina de César? Y se fue entonces ofendido e indignado.”

Pronto encontró otro lugar donde guardar explosivos, la fiambrería de Don Jose Malaniuk (cuya historia contaré en próxima nota).

Organigrama de la Resistencia Peronista
Organigrama de la Resistencia Peronista presentado por el Cnel Hamilton Diaz, donde aparece Adiego Francia

La bomba en el Cabildo y su fuga hacia el norte

Como relaté en mi nota anterior, sobre Magin del Carmen Guzman; por el intento de poner una bomba en el portón de Avenida de Mayo del Cabildo, son detenidos Magin y Hector Herrera, pero, la investigación policial sindica a Francia como el ideólogo y proveedor de los explosivos, adjudicándole además, la autoría junto a Guzman, de catorce hechos de “terrorismo”.

Francia con otros de sus compañeros, eludió el cerco policial y viajó a Tucumán. En esa provincia, ya había sido detenidos parte del grupo Uturunco, entre ellos el Gallego Mena y Pedro Oliva. Francia como no encuentra posibilidades de rearmar el grupo de guerrilla rural, sigue hacia el norte, reingresando a Bolivia.

El 1 de marzo del 61 le escribe una carta a Perón desilusionado por lo que él llama “alquimias políticas” del General, y que tienen que ver con el acuerdo del 58 con Frondizi y la nueva participación electoral en elecciones provinciales con Framini a la cabeza.

Tiempo después el Francés inicia un periplo con destino a Cuba, pero arrancando por Perú y Ecuador.

Prisionero en Ecuador los intentos de ayuda

Según Teodoro Boot: “El rastro de Francia se perdió primero en Perú, donde parece haber participado (en 1962) del levantamiento campesino liderado por Hugo Blanco, a quien conocía del Frigorífico Nacional, desde donde, el joven trotskista peruano se habría sumado al grupo de aliancistas que en junio de 1955 marchó hacia el centro a defender el gobierno de Perón, y donde se encontraba trabajando al momento de la revolución libertadora. Luego Francia deja Perú, y es detenido en Ecuador, acusado de organizar militarmente a la Unión Revolucionaria de Juventudes Ecuatorianas, URJE, formación de la que años más tarde surgirá el grupo guerrillero “Alfaro Vive, Carajo”.

Jorge Rulli recuerda: “Cuando llegó a La Matanza con la iniciativa de formar las FAP (Fuerzas Armadas Peronistas) Magin del Carmen Guzman me habla de convocar a Claudio Adiego Francia, de quien no se tenía noticias de su paradero. Yo me conecto con la Cruz Roja y a partir de allí logramos saber que estaba preso en Quito. Nos pusimos en contacto por carta, nos contó que estaba pasando muchas necesidades. Yo fui a verlo a Lorenzo Miguel en la UOM y nos dio una suma de dinero importante, con la cual compramos ropa y otras vituallas y le mandamos a la cárcel. Luego surgió la posibilidad de enviar una compañera para que tome contacto con él. La esposa del periodista Juan Carlos Argañaraz, Irene Mizrahi, quien era directora de una prestigiosa revista norteamericana de izquierda, y tenía credenciales yanquis que le daban una buena cobertura. Ella llegó a Quito lo visitó en la cárcel donde según contó, lo encontró de traje y corbata, alto, blanco, parecía el jefe del penal. Allí Francia, le contó su plan de fugarse dentro de un carrito de helados, lo que era bastante complicado. Irene lo asistió durante un par de meses, le pago un abogado y regresó.”

El Penal García Moreno de
El Penal García Moreno de Ecuador

En 1967, Oscar “Pato” Balestieri, recién recibido, emprendió un viaje iniciático por Latinoamérica. Enterado Jorge Rulli, le pidió a Balestieri que fuese a visitar al flaco Francia. Así lo recuerda Balestieri: “Francia en Ecuador, participa en un proyecto de guerrilla que luego será “Alfaro Vive!” Comienzan a estructurarse en Quito, reuniendo armas y fondos. Para ello asaltan una gasolinera. En el grupo, compuesto por ecuatorianos, todos ellos mestizos, morochos y bajitos y un rubio alto (Francia). Con el solo argumento de la descripción y que el personaje era como una mosca blanca, lo buscan, encuentran, y cae parte del grupo. Son detenidos en una cárcel de la época colonial, de gruesas paredes, altas ventanitas, un sitio inhabitable, tremendo. Lo visite en esa cárcel, ya estaba sin recursos, en malas condiciones de vida. Le deje alguna ropa y dinero. Visité el expediente en el juzgado, hablé con sus compañeros ecuatorianos. Era imposible pensar en una fuga; lo más que pude hacer fue convencer a un abogado para que lo defendiera. La conversación con él, con muy pocas referencias a la lejana Argentina, su pensamiento giraba hacia posiciones extremas, un mundialismo, que en futuro buscaría un idioma universal, el esperanto, etc. etc. La revolución mundial… Tiempo después, por noticias de diarios, conocí que una amnistía, le permitió salir de la cárcel y ser expulsado de Ecuador, lo pusieron en la frontera con Perú. Como era de esperar, se conectó con grupos revolucionarios del Perú. y allí le pierdo el rastro.”

Jorge Rulli reflexiona: “el Francés era un típico ‘fierrero’ “. En la jerga militante se llamó ‘fierrero’ a aquellos personajes, mas afectos a la acción armada que a la política. Es decir, jóvenes con cierto espíritu aventurero y mucha audacia, que ingresaban desde la política a la acción armada, pero luego se involucraban en una vorágine que les hacía perder de vista las formas y los objetivos de la política. Carlos Olmedo (jefe de las primitivas FAR) le gustaba repetir una frase: “las armas pesan, pero no piensan”. Seguramente Claudio Adiego Francia, tuvo un perfil ‘fierrero’, pero fue un hombre fundamental en aquellos primeros años de la Resistencia Peronista.

Aldo Duzdevich es el autor de Salvados por Francisco y La Lealtad-Los montoneros que se quedaron con Perón.

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