La historia está plagada de mentiras.
Lo que se conoce de Perón y Nelly Rivas surge del sumario titulado “Tribunal Superior de Honor – causante: General de Ejército D. Juan D. Perón. Expediente 8353 – 73625 del Ejército Argentino”. El objeto de ese sumario –iniciado el 15 de octubre de 1955 y terminado el 26 de octubre del mismo año– fue juzgar la conducta de Perón.
El presidente del Tribunal fue el general Carlos von der Becke, sus vocales fueron los generales Juan C. Bassi, Juan C. Sanguinetti, Víctor J. Majo, y el secretario Basilio B. Pertiné.
Para juzgar a una persona, además de tener en cuenta su vida pública, también hay que bucear en su vida privada, su nacimiento, crianza, educación, formación, su personalidad, la madurez, quiénes y cómo forjaron su carácter. Perón es un universo inabarcable.
Hace años que me vengo dedicando a estudiar todas esas cuestiones que hacen a su personalidad, a quiénes lo educaron, sus primeros amores, las experiencias diversas en el campo, en la Patagonia, en Buenos Aires, en las escuelas, en el Colegio Militar y en sus variados destinos donde ejerció la milicia.
Perón nació en Lobos el 8 de octubre de 1895. Sus padres se casaron por civil en Buenos Aires el miércoles 25 de septiembre de 1901, y en ese acto reconocieron expresamente a sus dos hijos nacidos prematrimonialmente. Los flamantes esposos se fueron a vivir al sur. Perón y su hermano mayor, Mario Avelino, se quedaron al cuidado de su abuela Dominga Dutey, y de las hijas del primer matrimonio de ella, Baldomera y Vicenta Martirena Dutey.
Estas mujeres, educadas en la cultura vasca, fueron quienes le brindaron a Perón una formación matriarcal. Ellas forjaron su carácter, haciéndolo profundamente sensible, con una fuerte tendencia a la justicia social.
Siendo cadete del Colegio Militar Perón tuvo un accidente el 4 de julio de 1913, en el salón de gimnasia, según consta en su legajo: “Ha sufrido un accidente durante ejercitación deportiva con resultado de golpe traumático en la zona genital baja. Sin lesiones visibles, estuvo internado cuatro días en observación”.
Este suceso fue la causa de la esterilidad de Perón, que nunca pudo tener hijos. Algo que sufrió tremendamente. Siempre le decía a su hermano mayor: “Pensar que vos tenes nueve (hijos) y yo ninguno”.
En carta a Bartolomé Descalzo, que iba a contraer matrimonio, del 13 de agosto de 1940 desde Roma, reconoce su imposibilidad de procrear: “Espero que la señorita María se encuentre bien (…) Aguardo asimismo que puedan tener los hijos esperados, pues, como usted sabe, he pasado hace años un feo accidente, el cual me ha impedido tener hijos. Como yo no podré nunca hacerlo le deseo a Usted tal bendición y le ruego le haga llegar a su futura esposa el mayor de los reconocimientos”.
De esta forma, con tono sensible e íntimo, y con una grandeza inconmensurable, Perón reconoció que era estéril. Si bien ello provocó una gran frustración que lo acompañó toda la vida, hay una característica muy destacable para ponderar. Para él, sus sobrinos eran como sus hijos postizos. Tanto los nueve de su hermano mayor, como los de su primera esposa Aurelia “Potota” Tizón.
La relación que mantuvo con todos ellos fue de una paternidad destacada. Es más, cuando falleció el mayor de sus cuñados, Justo Tizón, en 1929, siendo muy joven Perón se convirtió en el “padre adoptivo” de sus dos pequeñas hijas, que eran su gran debilidad. Lo mismo sucedió con los hijos de sus camaradas, como es el caso de Virginio Zucal, Valentín Campero, y tantos otros.
Además, Perón tenía un espíritu de niño. Siempre le gustaba jugar y hacer travesuras a la par de los chicos. Esa picardía la mantuvo durante toda su vida. Es algo muy simpático de su temperamento, una faceta prácticamente desconocida, y que lo distingue.
Durante su misión diplomática en Chile, preocupado por la condición en la que vivían los lustrabotas y canillitas, fundó en 1936 un club para que practicasen deporte. Ya había hecho lo mismo en el barrio de Flores en 1920. En esa época, acuñó la famosa frase: “Los únicos privilegiados son los niños”, que luego potenciaría al máximo durante su gobierno, y que Evita utilizaría como instrumento hacia los más desprotegidos, con la majestuosa obra de la “Fundación Eva Perón”.
La verdadera historia de Nelly Rivas
En concreto voy a revelar una verdad oculta, que desmiente algo sostenido a lo largo de todos estos años. Tiene que ver con la inexistente relación amorosa de Perón con la joven Nelly Rivas.
Mucha tinta se le ha dedicado a esta falacia plantada por sus enemigos. En primer término, aseguro con toda certeza histórica que el expediente del Tribunal de Honor contra Perón que se conoce como oficial es falso, fue adulterado adrede. Lo disparatado y que lo pone en colisión con la veracidad, es que en las Actuaciones del Tribunal Superior de Honor, las testimoniales y otros actos, están escritas a mano, y no tienen ninguna firma que las avale.
Tal como lo demostraré, esas declaraciones de los testigos fueron cambiadas, y reemplazadas por otras inventadas, escritas a mano con la misma grafía.
Sumado a la falsificación del expediente, hubo quienes se ocuparon de difamar a Perón. Uno de ellos, fue el abogado de la familia Rivas, doctor Juan O. Zavala, en un libro que publicó en 2014. Es importante destacar que Zavala fue un comando civil antiperonista, director nacional del Servicio Penitenciario durante la Revolución Libertadora. Luego funcionario de Frondizi y amigo de los padres de Nelly Rivas.
Recientemente, Vicente Muleiro ha publicado una novela, en la cual viaja al pasado para recorrer el demolido Palacio Unzúe y recuperar la relación entre el entonces viudo presidente argentino y la joven Nelly Rivas.
Ninguno de estos dos libelos publica el único testimonio que falta, que es el del propio Perón y su absoluta negación de los hechos, lo que denota una manipulación, tanto histórica como novelesca.
Sin entrar en mayores detalles, lo cierto del caso es que estamos en presencia de la doctrina de “los frutos del árbol envenenado”, que es la teoría de que cualquier prueba que directa o indirectamente y por cualquier nexo se pudiera relacionar con una prueba nula, debe también considerarse nula. En este sentido esa prueba nula se convierte en ilegítima y su nulidad insubsanable, y en consecuencia arrastrará a todas aquellas otras pruebas directamente relacionadas y derivadas.
Precisamente, lo que se conoce y se da como válido es el Expediente Nº 8353 del Tribunal de Honor, que fue fraguado y por ende su fruto proviene de un árbol envenenado. Los autores que escribieron sobre el supuesto romance se han apoyado en ese engañador documento.
Por primera vez en la historia voy a definir esa falsedad. Tengo en mi poder una copia del Expediente Original, que estuvo muy bien guardado durante tanto tiempo. Lo que voy a reproducir son las declaraciones reales, haciendo un contraste con las falsificadas. De esta forma repararemos la verdad de los hechos y conoceremos qué fue lo que realmente declararon los que fueron convocados a testimoniar.
Para una mejor ilustración, primero voy a transcribir las partes pertinentes del “Expediente Oficial Falsificado”, y, a renglón seguido, lo que surge del “Expediente Original” como contraste, documento que fue ocultado deliberadamente, con el objetivo principal de difamar y menoscabar el honor del ex–presidente Perón.
Declaraciones testimoniales del Expediente Nº 8353: del Oficial que fue falsificado y su contraste con el Original
Expediente Oficial Falsificado:
“Declaración del Testigo Héctor Ricardo Cabrera. El 18-X-1955 (…) dijo que se desempeñaba desde hacía 10 años como Mayordomo de la Residencia Presidencial, conociendo y teniendo trato con el General Perón. Que desde diciembre de 1953 vivía en forma permanente en la Residencia Presidencial la Señorita Nelly Rivas, dándose el tratamiento con el gral Perón de papi y nenita, siendo dicha joven la amante del Gral Perón, con un dormitorio próximo al del presidente y compartiendo el tiempo con él y sus allegados tales el Mayor Cialcetta, el Mayor Renner, el ex–gobernador Aloe y el ex–ministro Méndez San Martin (…)”.
Expediente Original:
“Foja 18. Declaración del Testigo Héctor Ricardo Cabrera. El 18-X-1955 (…): que se desempeñaba desde hacía 10 años como Mayordomo de la Residencia Presidencial, conociendo y teniendo trato con el General PERÓN. Que desde diciembre de 1953 era asidua invitada a la Residencia Presidencial la Señorita NELLY RIVAS, dándose el tratamiento del General PERÓN de nenita, que a veces la Señorita NELLY RIVAS se quedaba a dormir en la Residencia Presidencial en un cuarto del primer piso, y que compartía el tiempo cuando se quedaba de día con el General PERÓN y sus allegados tales como el Mayor CIALCETA, el Mayor RENNER, el cadete Antonio PERÓN, sobrino del Presidente, el Gobernador Aloe y el ex–ministro MÉNDEZ SAN MARTÍN, con quienes la Señorita NELLY RIVAS compartía la charla y las comidas. A otras preguntas que se le formularon, DIJO: que el General PERÓN siempre la trataba con respeto pero ella se tomaba atribuciones que mayormente no le correspondían” (sic).
Expediente Oficial Falsificado:
“Declaración del Testigo Calogero Romano (…) quien previo juramento dijo: Que se ha desempeñado durante 10 años como valet del general Perón en la Residencia Presidencial, que en tal carácter ha tenido oportunidad de presenciar relaciones íntimas que existían entre el General Perón y la Señorita Nélida Rivas a quien se la llamaba Señorita Nelly, que en numerosas oportunidades los ha visto compartir la cama del General Perón. Que la Rivas vivió permanentemente en la Residencia desde Diciembre de 1953 aproximadamente y que se comportaba como dueña de casa (…). A continuación reconoció las fotografías que se le presentaron en las que figuraban ella y el General”.
Expediente Original:
“Fojas 18. Declaración del Testigo CALOGERO ROMANO. El 18-X-1955, quien previo juramento DIJO: que se ha desempeñado durante 10 años como valet del General PERÓN en la residencia Presidencial y que en tal carácter ha tenido la oportunidad de conocer a la señorita NELLY RIVAS, a quien se la llamaba señorita NELLY, quien era asidua visitante y huésped de esta Residencia Presidencial acompañando al General PERÓN y a sus colaboradores e invitados, que nunca había visto nada anormal en esa relación que el General le dispensaba un trato de padre o padrino, que él tenía entendido que la señorita RIVAS tenía la misión de formar y organizar una delegación de la U.E.S. en la Residencia de Olivos o en la casa de Gelly y Obes, según recuerda, desde fines de 1954 y que ella se comportaba como la dueña de la casa dando órdenes en forma desconsiderada al personal de la misma y que cuando venían invitados a la Residencia ella compartía la mesa. A continuación reconoció las fotografías que se le mostraron junto al General PERÓN en Mar del Plata. Que no tiene más que decir” (sic).
Expediente Oficial Falsificado:
“Declaración del Testigo Héctor Coria. El 18-X-1955 a las 18 hs (…) quien manifestó que hace 12 años era mozo de comedor de la Residencia Presidencial y que expresa bajo juramento que la señorita Rivas vivió permanentemente en la residencia presidencial desde fines de 1953, que era opinión del personal que era la amante del General, habiendo visto con este en la cama que la señorita se levantaba mucho después que el General. Que solía salir en automóvil que ella misma manejaba. Que comía casi todos los días con el general y sus invitados íntimos, Méndez San Martín, el Dr. Cámpora, los mayores Cialcetta y Renner y Aloe y Mendé. Que ella daba órdenes en la casa con desconsideración. Que en ocasión del Festival de Cine de Mar del Plata ambos se alojaron en el Hotel Provincial en piezas comunicadas”.
Expediente Original:
“Fojas 19. Declaración del Testigo HÉCTOR CORIA. A las 18 horas del día 18 de octubre del año 1955, (…) quien manifestó a lo PREGUNTADO: que hace 12 años es mozo de comedor de la Residencia Presidencial y que expresa bajo juramento que la señorita RIVAS vivió permanentemente en esta Residencia desde fines de 1953, que era opinión del personal que no era lo más adecuado para el General PERÓN pero que nunca él vio ni oyó nada que lo haga pensar lo contrario, que ella dormía en un cuarto separado por otro en el primer piso y que se levantaba mucho después que el Presidente se retiraba a la Casa de Gobierno, que solía salir con un auto que ella misma manejaba, que comía muy seguido con el General y con sus allegados como el Dr. CÁMPORA, el Mayor CIALCETA y el Mayor RENNER, (…)” (sic).
Expediente Oficial Falsificado:
“Declaración del Testigo Nicolás Fernández. El día 18-X-1955 siendo las 18 y 20 hs. Previo juramento expresó que era valet en la Residencia Presidencial desde 1945. Que la señorita Rivas habitó en la Residencia desde Diciembre de 1953 hasta que el Presidente se asiló en la Cañonera paraguaya. Que las relaciones entre ambos era de carácter íntimo por haberlos visto siempre que entró al dormitorio juntos en la cama, teniéndolos por amantes. Que en el festival cinematográfico de Mar del Plata en marzo de 1954 compartían un departamento juntos”.
Expediente Original:
“Fojas 19. Declaración del Testigo NICOLÁS FERNÁNDEZ. El día 18 de octubre, siendo las 1820 horas, expresando previo juramento, a lo PREGUNTADO: que desde 1945 era valet en la Residencia Presidencial, que la señorita RIVAS habitó en la Residencia desde Diciembre de 1953, hasta que el Presidente se asiló en la cañonera paraguaya, que las relaciones entre ambos eran de confianza como un padre a una hija a pesar que los comentarios de terceros, que en el Festival cinematográfico de Mar del Plata del año pasado ella viajó en la comitiva oficial. Que no tiene más que agregar” (sic). (Imágenes 5, 6 y 7: Declaración Cabrera y Romano; Declaración Coria y Fernández; Firmas después de las declaraciones).
Expediente Oficial Falsificado:
“Declaración de la Señorita Nélida Haydee Rivas (…) 5) Que durante ese tiempo compartió con el General uno de los dormitorios de la casa habiendo sido vista en tal situación por el personal de servicio. 6) Que en ocasión del Festival de Cine de Mar del Plata se trasladó con el General a dicha ciudad y compartió su departamento en el Hotel Provincial, en cuya oportunidad el General Perón le obsequió las alhajas que le secuestró la policía. Que mientras vivió en la residencia su vida era muy aburrida y que a veces iba a visitar a sus padres en el auto que le facilitaba Renner y a la tarde veía cine en una sala de la Residencia (…)”.
Expediente Original:
Fojas 21/22. Declaración de NÉLIDA HAYDEE RIVAS. (…) que en abril de 1953 se afilió a la Unión de Estudiantes Secundarios (U.E.S.) de la Escuela Profesional Nro. 6, y que concurrió a la Quinta Presidencial de Olivos, junto con sus compañeras de Escuela en esa época conociendo al General PERÓN que le tocó sentarse muy cerca de él en un almuerzo y que le preguntó el General si estaba contenta y si había aprendido a andar en moto (…) ella y otras compañeras se ofrecieron para ayudarlo en su trabajo diario, que a partir de allí la señorita RIVAS y otras chicas comenzaron a concurrir asiduamente a la Residencia Presidencial para tratar de distraerlo y ayudarlo en sus tareas, con lo que se incrementó la confianza, recibiendo junto con otras compañeras el nombramiento de delegada de la U.E.S. y concurriendo casi todos los días a la Residencia con el permiso de su padre, permaneciendo en la misma hasta el 19 de septiembre de este año, que dormía en un cuarto del primer piso, a dos del dormitorio del General y compartía la mesa en forma cotidiana junto a él y a otros invitados y amigos del General, que en ocasión del festival de Cine de Mar del Plata, ella acompañó a su pedido al General PERÓN, a dicha ciudad, compartiendo el piso del Hotel Provincial, junto con otros invitados y colaboradores, que mientras vivió en la Residencia el General la trataba como un padre y que se aburría mucho, que muchas veces iba a la casa de sus padres en el auto que le facilitaba el Mayor RENNER, que iba muy poco a la U.E.S. (…)” (sic).
Expediente Original:
“Fojas 23/24. Declaración del Subof. My. (R) ATILIO RENZI. El 18-X-1955 (…) Encargado de la Residencia Presidencial de Agüero, de Olivos y de San Vicente, ayudante y colaborador del General Perón, que previo al juramento, DIJO ante lo PREGUNTADO: que se desempeñó en tal carácter, desde 1947 y, (…) que en la Residencia Presidencial de Agüero, él estaba a cargo de todo lo referente a la casa y las necesidades del General Perón, y que en tal carácter conoció a la señorita NELIDA HAYDEE RIVAS, cree que a finales de 1953, que el trato que le dispensaba el Ex-Presidente era de cariño paternal, que en alguna oportunidad, el General Perón le dijo a él que le hubiera gustado adoptarla pues le recordaba a la menor de alguna de sus sobrinas, que el General Perón le encargó las tareas de organizar un complejo que iba a ser instalado en las dependencias del edificio de la calle Gelly y Obes de la Capital Federal, que la había hecho designar Delegada de su Escuela ante esta responsabilidad y, que nunca vio nada extraño ni fuera de lo común entre ellos, que, sin embargo, debía decir que la menor NELIDA HAYDEE RIVAS se comportaba como si fuera la dueña de la casa cuando se encontraba en ella o almorzaba con todos los invitados, que algunas veces observó que ella lo trataba al General Perón en forma desubicada y que éste la ponía en su lugar, que se llevaba mal con todo el personal de la Residencia y, que él cree que sacaba objetos y otros elementos del estudio del primer piso del ex–Presidente, cuando éste no se encontraba y que así lo había indicado al ex–Presidente en su momento, que él cree que la menor se acercó al General Perón para ocasionarle trastornos políticos y personales en su propia casa, que no tenía nada más que agregar” (sic).
De esta forma, venimos a poner freno a la mentira de la historia. La calumnia que la “Libertadora” levantó contra Perón no tuvo límites. Con solo pensar que las declaraciones de los testigos y de la misma Nelly Rivas fueron falsificadas, con la siniestra intención de acusar al ex–Presidente de estupro, es de un grado de perversidad pocas veces visto.
Estas son algunas de las tantas declaraciones y documentación verídica del Tribunal de Honor al que fue sometido Perón. Las he transcripto tal cual están en el original.
A simple vista se puede observar, la enorme diferencia entre los testimonios de los testigos que figuran en el “Expediente Oficial Falsificado” (manuscritos), y los que emanan del “Expediente Original” (foliado, con firmas y sellos) que fue intencionadamente ocultado y que ahora sale a la luz después de sesenta y seis años.
De todas las declaraciones aquí transcriptas, de las originales, no surge de parte de los testigos ninguna acusación, ni calumnia, ni inconducta de Perón con relación a Nelly Rivas. Esta es la verdadera historia, la que desenmascara la mentira instalada hace tantos años, cuyos autores principales fueron el general Aramburu y el capitán de fragata Francisco “Paco” Manrique, entonces subjefe de la Casa Militar.
La mentira tiene patas cortas. A quien se le puede ocurrir que Perón abusaba de menores. Teniendo en cuenta los rasgos de su personalidad que he descripto, la imposibilidad de poder procrear hijos, su acción paternalista con sus tantos sobrinos, hijos de camaradas, y lo más de cien ahijados de bautismo, lo ubican entre las personalidades sanamente apegadas a los niños y jóvenes.
Es más, no resulta verosímil que a un hombre de casi 60 años –desde una perspectiva psicológica– le nazca la perversidad a esa altura de su vida. Con el agravante –en este caso– de tratarse del presidente de la Nación, jefe del Ejército y fundador del movimiento político más importante de la historia argentina.
“Más allá de los dimes y diretes –dice Diego Mazzieri– Nelly Rivas confesaría ulteriormente, que ‘todo lo que se dijo de ella y de Perón fue propaganda anti peronista y calumnias’. El destino de la muchacha no fue grato: la Libertadora la internó en un reformatorio donde la humillaron, le pegaron, la vejaron, la ultrajaron, le hicieron saltar tres dientes y al salir tuvo atención psiquiátrica obligatoria. ¡Y pensar que el proceso que la Libertadora inició contra Perón por estupro era en salvaguarda de la dignidad y los intereses de esa menor! «A las pruebas del Libro Negro de la Segunda Tiranía» me remito. José María Rivas y Mariana Sebastiana Viva de Rivas (padres de Nelly) fueron condenados y confinados en la Cárcel de Villa Devoto, y su hija derivada a un Asilo Correccional de mujeres”.
Tras considerar las imputaciones tenidas en cuenta por el Tribunal de Honor en su Resolución de fecha 27 de octubre de 1955, Lonardi lo condenó a Perón el lunes 31 de octubre del mismo año, con un solo artículo mediante el Decreto Ley Nº 2034/55: “Artículo 1º: Apruébase la resolución del Tribunal Superior de Honor que declara al señor general de ejército don Juan Domingo Perón, encuadrado en el Nº 58, apartado 4º, del reglamento de los tribunales de honor (RRM 70). Descalificación por falta gravísima, quedando por consiguiente prohibido al causante ostentar el título del grado y el uso del uniforme, por la indignidad con que su inconducta ha puesto de manifiesto. El Artículo 2º es de forma”.
Se lo puede acusar a Perón de muchas cosas –como lo vienen haciendo sistemáticamente sus enemigos de ayer y de hoy–, pero si algo no fue es pederasta, y menos aún un imprudente. Cualquier inconducta de esa especie, hubiera salido a la intemperie sin ninguna duda en su momento.
Lo que sí salió a la luz fue el odio, la calumnia, la falsificación de las declaraciones y una sarta de mentiras. Pensaron que con esa condena –con los métodos aberrantes de las dictaduras militares– a Perón lo sacaban de la política, y en cambio, como siempre sucede, la verdad y el amor vencen a la mentira y al odio.
Después de 18 años de exilio, Perón regresó y ganó las elecciones presidenciales por una amplia diferencia. Y hoy, pese a quien le pese, a 47 años de su paso a la inmortalidad, sigue vigente su presencia y su doctrina en la política nacional.
Para aquellos que siguen el camino de la falsedad, que son profetas del odio, y se dedican a maldecir apoyados en tergiversaciones históricas, les viene muy bien el pasaje Evangélico que reza: “Así todo árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que por su fruto lo conoceréis” (S. Mateo 7:17–20).
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