“Si necesitan de nosotros para hacer algo por el prójimo siempre estaremos presentes. Así también tratamos de calmar el dolor que llevamos encima, y podemos recordar a Fernando haciendo lo que a él le gustaba, que es ayudar al prójimo”. La voz de Silvino Báez Sosa suena conmovedora. El país conoce esa voz, la del hombre que, tras el asesinato de su hijo en Villa Gesell el 18 de enero del 2020, tuvo que mantenerse firme para reclamar justicia por su hijo. Graciela, madre de Fernando, está a su lado. Juntos, llevan adelante una labor solidaria que tiene un triple fin: ayudar a los otros, continuar la tarea de Fernando, y apaciguar la tristeza.
“A Fernando desde chiquito le gustaba muchísimo ayudar a la gente y a medida que fue creciendo, cuando ingresó al colegio marianista se le dio la oportunidad de salir a ayudar a gente en varias partes, ir a remodelar colegios, dar alimentos los viernes en Primera Junta, iba con los compañeros a repartir comida a los que más necesitan”, cuenta Graciela.
“Nosotros, ahora que perdimos a nuestro hijo, tratamos de hacer lo que a él le gustaba. Nos reconforta mucho el alma continuar con sus tareas solidarias porque nos hace mucha falta su presencia. Y pensamos que ayudando a los demás nos calma un poco este dolor tan grande que sentimos con su pérdida”, dice, con la voz quebrada. Junto a ella hay varias bolsas con frazadas que acercó a la iglesia de la Guadalupe, en Palermo (Mansilla 3850).
Junto a ellos está el responsable de una serie de actividades solidarias contra el frío: el imán Marwan Sarwar Gill, un líder musulmán nacido en Reutlingen, Alemania, que trabaja en el país desde el 2017. Es quien guía la oración y la fe de una comunidad musulmana de la corriente Ahmadía en la Argentina (una de las 73 ramas del islam). De origen pakistaní, nació en Alemania porque su familia tuvo que trasladarse por persecución religiosa y fueron acogidos como refugiados, luego él estudió en Inglaterra y hace cuatro años llegó a la Argentina con la misión de representar a la comunidad Ahmadía y promover las enseñanzas verdadera del Islam en el país. “Por eso aprendí el idioma español: para comunicarme y transmitir las enseñanzas, y construir puentes interreligiosos. También servir a la patria y a la sociedad”, dice a Infobae.
“Para nosotros en el Islam es fundamental amar a Dios a través de amar y servir a su creación. Consideramos que Alá -Dios en el Islam- es creador señor de toda la humanidad, entonces un musulmán tiene que amar y servir a toda la creación de Dios sin distinción de religión, de etnia o de bandera política. En ese contexto nosotros durante el invierno hacemos una campaña contra el frío y hemos donado en varios lugares frazadas. En Lomas de Zamora, en Moreno, aquí en Capital, en diferentes lugares. La idea es ayudar a los que más necesidades tengan”, agrega.
No trabaja solo sino en coordinación con la Asociación Civil 18 de Diciembre por el Migrante (ocupada en la atención al inmigrante), y con el Gobierno de la Ciudad. Además, cuentan siempre con el acompañamiento de los padres de Fernando.
“Nosotros colaboramos con la Asociación Civil 18 de Diciembre por el Migrante y hacemos muy seguido entrega de alimentos en sus comedores. Y el presidente de la Asociación, Santiago Vestfrid, me presentó a Silvino y Graciela, los padres de Fernando, y nos hicimos amigos”, cuenta Marwan. Y agrega: “Pude acompañarlos en diferentes actos solidarios y hoy ya somos amigos personales. Mi idea es apoyarlos y ayudarlos espiritualmente. Ellos son personas muy fuertes, incluso son una inspiración para mí. La primera vez que fui a darles palabras de consuelo fue al revés: ellos me dieron palabras de aliento a mí”.
Para Silvino y Graciela, Marwan también es un amigo, y aunque no comparten la misma religión, se sienten muy acompañados por él. “Siempre está presente con nosotros con lo que necesitamos, y también estamos para él. Es un ser maravilloso”, dice Silvino.
Conmovido, Marwan dice: “Ellos dos me dieron una lección de fuerza mental y lo siguen haciendo con los actos solidarios en homenaje de Fernando. De mi parte la idea es acompañarlos en los momentos difíciles y dolorosos, y ayudarlos a encontrar la paz y el consuelo interno. En ese contexto para nosotros es muy importante levantar la voz por la justicia y contra la violencia, porque el Islam enseña que quien mata a una persona inocente es como si hubiera matado a toda la humanidad. El lema de la comunidad Ahmadía es: amor para todos, odio para nadie”.
La primera fecha de la actividad comenzó el sábado en la Asociación de Venezolanos (ASOVEN), donde estuvieron clasificando donaciones en la Iglesia de Guadalupe (Mansilla 3850). También los acompañaron Mercedes Barbara (Directora General de Colectividades del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires) y Pamela Malewicz (Subsecretaria de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural).
Continuarán las actividades en González Catán, y seguirán el 9 de julio, en una entrega de alimentos a Margarita Barrientos y a la casa Ronald. Todas las mantas y alimentos que se entregan son parte de una donación de la comunidad Ahmadía a la sociedad. “Esta vez hemos donado 80 frazadas nuevas para la comunidad venezolana. En general las donaciones dependen de las necesidades, por el frío estamos orientados ahora más en frazadas. Pero depende siempre de la necesidad de cada caso”, explica Marwan.
Graciela dice que lo van a acompañar cada vez que los necesiten, y que estar presentes es una manera de tener con ellos a Fernando. “Sentimos que es para recordarlo a él, para que nadie lo olvide, y haciendo una obra de bien al ayudar a la gente, que es además lo que a él le gustaba”, dice, y siguen con la tarea, siempre de pie, siempre con la humanidad brillante de su hijo sobre ellos.
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