Aca no hay mucho funk.
En Brasil hay funk trascendente como el punto mas cercano, es más bien música de las favelas o de los mas encumbrados estratos, obviamente no es lo más popular.
Willy Crook decía que el funk era el primo intoxicado del rock, el primo que nunca está cuando se lo requiere pero siempre que hay joda es el primero que aparece.
Desde ahí yo pienso lo mismo.
Willy se dedicó al funk después de pasar por el rock igual que todos los que nos asomamos al funk, ya sea como músico, como disc jockey, como productor o como periodista. Hay que adentrarse en esos ritmos demenciales afroamericanos donde descollaron James Brown, Bobby Byrd, ni hablar de Parliament/Funkadelic que eran los mismos haciendo lo mismo digamos, una tarde alguien les preguntó cuál era la diferencia si eran los mismos y tocaban igual, entonces George Clinton respondió “El vestuario” dejando bien sentado el manifiesto funk para la posteridad.
Ante todo esto no es serio, es divertido.
Por eso Bootsy Collins o Bernie Worrell son capaces de hacer un solo endemoniado con un pianito de juguete si eso es lo que se necesita.
El funk no es diversión tonta, risas fumetas o bromas desubicadas, es divertirse antes que todo acabe, rodeado de personas en la misma frecuencia.
Adorábamos el funk con Willy, por eso éramos capaces en esos años lisérgicos del 1 a 1 de tomarnos un avión para ir a USA confiando en conseguir tickets para un show de Roy Ayers o Chaka Khan.
Nos conocimos en La esquina del Sol, yo ponía música y él tocaba el saxo con Los Redondos de Ricota. Había llegado a Buenos Aires atrás de Luca Prodan, que un día le dijo que iba a tocar en Sumo, pero estaba Petinatto así que terminó vaya uno a saber cómo en los Redondos.
Creo que Poli se lo presenta a Skai que lo lleva a los ensayos a pesar de muchas cosas. Termina grabando los dos primeros discos de la banda “Gulp” y “Oktubre” hasta que decide tomar el micro rocker del exilio a España con unos cuantos más en medio de una de las grandes debacles económicas argentinas que como siempre termina expulsando a demasiados personajes valiosos pero incómodos acá.
Unos cuantos se fueron, algunos para no volver más. Me acuerdo de despedir a Fernando Lupano bajista de Charly, a Petinatto, a Pablo Guadalupe batero de los Twist, Guillermo Piccolini que arma “Los Toreros muertos” con musicos españoles, Daniel Melingo, Andres Calamaro, el jovencísimo contrabajista de jazz Leandrito Hipaucha, Eduardo Makaroff y el pollo Mactas (Edu y el Pollo) Makaroff terminó armando en París Gotan Project por ejemplo.
Willy Crook se había mudado a la madre patria con sus padres que volvieron pronto, él se quedó dando vueltas por allá con su saxofón.
Consigue un montón de trabajos que iban desde la venta ambulante hasta jardinero en Cadaqués de una casa de Roman Polanski, eventualmente oficiaba de Disc Jockey en algunos tugurios en Ibiza o grababa algo con Lions In Love el grupo que tenía Melingo y Pachuco Cadáver de Piccolini/Petinatto. Las noches españolas de principios de los 90´s lo vieron deambular en diversos estados hasta que pega la vuelta.
Ya en casa otra vez nos encontramos mientras yo estaba pasando música en un restaurant de moda. Lo veo acercarse después de un par de años de no verlo y fue un inolvidable choque de dreadlocks. Me traía su primer disco solista “Big Bombo Mamma”, un maravilloso compendio de funk argentino, me animo a decir que ése fue el primer disco de funk argentino también. Subió a la cabina y empezamos a pinchar discos de Curtis Mayfield, Gil Scott Heron y Linton Kwesi Johnson como si fueran músicas conocidas por toda la cofradía. Nos unía, mas allá del cariño incondicional que nos crecía en esos márgenes que transitábamos, la devoción hacia esos poetas musicales que nos hacían mejores personas.
Nos empezaba a ir realmente bien al punto de ponernos de moda entre la romería biempensante porteña. Willy empieza a grabar unos cuantos discos ya con los Funky Torinos (Patan Vidal, Valentino y Timoty Cid entre otros) mientras yo hacía programas de radio en Rock&Pop y Horizonte por ejemplo. Como una especie de cábala Crook me hacía las cortinas de presentación de esos espacios, recuerdo especialmente dos, “40 Flores” que era la musica inicial de “40 flores y ningún balcón”, iba a la tarde por Horizonte y tenía ese nombre absurdo porque duraba como 4 horas, la gente de la radio tenía miedo que no me diera el cuero asi que para dejarlos tranquilos les prometí pasar 40 canciones por dia sumándome a la estupidez generalizada esos años que le daba audiencias multitudinarias a engendros tales como 40 principales o mismo Top40 que venía enlatado de Miami.
A mí el único nombre que se me ocurrió que incluyera el 40 fue el poema de Baldomero Fernández Moreno “40 balcones y ninguna flor”, nada, 40, flores, salió de una y quedó. Cuando le cuento a Willy nos reimos y al rato vino con la música que terminó siendo la canción con la que empezaba sus shows incluido el opening act para James Brown en el Gran Rex y el Luna Park de Buenos Aires. La otra que recuerdo es “Loca por mi” que hizo para mi programa de los sabados a la noche en Rock&Pop “No es extraño que estés loca por mi”, un nombre que me apareció por un grafitti que estaba pintado en una persiana de la calle Cabello en Palermo que veia todos los dias preguntándome siempre quién había sido capaz de pintar eso y para quién. Tuve muchas versiones al respecto, ninguna comfirmada pero a Crook le pareció hermosa la actitud y me hizo otra canción que ennobleció el programa. Ahora mismo hago un programa que se llama Tao y la música identificatoria me la mandó Willy en plena pandemia.
En Junio de 1996 me avisa Willy que la embajada funk porteña liderada por los Funky Torinos Willy, Timoty y Valentino viajaba a NYC dónde estaba trabajando para Blue Note y poniendo música en algunos bares del Soho, de manera que me preocupé en conseguir lugares para un show de James Brown en el Central Park. Asi fue como vimos en vivo por primera vez a JB con invitados como Isaac Hayes, Chaka Khan y Sam Moore de Sam & Dave los de “Soul Man”. Vimos nacer a nuestros hijos, nos dimos la mano en momentos difíciles, celebramos algunos éxitos modestos, nos buscábamos a veces mal y otras muy bien, jamás nos ocultamos nada ni nos juzgamos teniendo como base de nuestra amistad eso de que lo que no nos decíamos espontáneamente nunca lo preguntaríamos por algo que llamábamos Respeto.
Nunca fui amante de las misas de requiem, ni de las palabras ampulosas de despedida.
Mucho -demasiado- me costó escribir esto sin que se me anude la garganta hasta este momento, así que considero que acá termino.
No se cómo será extrañarte amigo.
Espero que donde estés sea mejor que esto.
Ya nos encontraremos otra vez.
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