La prohibición de la salmonicultura en Tierra del Fuego no deja de generar repercusiones. Mientras en Chile, las comunidades celebran lo acontecido en la Argentina, algunas ONGs advierten que el canal de Beagle aún no está del todo a salvo ya que, precisamente, en el país trasandino se siguen aprobando proyectos productivos de este tipo que potencialmente pueden contaminar las aguas argentinas.
“Es un hecho histórico que se haya prohibido la instalación de salmoneras en Tierra del Fuego, pero no es que el canal de Beagle está totalmente a salvo. Las explotaciones que existen del lado chileno, en la zona de Magallanes sigue siendo una amenaza, Allí hay comunidades de pueblos originarias que hace años pelean porque dejen de instalarse en ese lugar que es reserva nacional”, explica Luisina Vueso, coordinadora de la campaña de Océanos en Greenpeace.
Anteayer, la Legislatura de Tierra del Fuego prohibió la industria salmonera en las aguas del canal de Beagle. Sonia Castiglione, integrante del Ministerio de Producción y Ambiente de Tierra del Fuego, explicó: “Se generó la posibilidad de hacer un proyecto de ley de prohibición de la actividad. Toma estado parlamentario el año pasado y tratamos la propuesta. Hicimos algunos aportes que estaban vinculados a permitir la actividad sobre el Atlántico y no en el canal, con tecnologías distintas a las que se están llevando adelante”.
“En 2019 se empezó a trabajar con la idea de prohibir la salmonicultura. En Chile también se trabajó, desarmando jaulas instaladas en el Canal de Beagle”, amplió Castiglione.
“No podemos poner en riesgo la calidad del agua, y afectar otras producciones como la de mejillón, que es muy fuerte para nosotros. Hay mucho ruido pero es necesario un análisis más amplio. Lo que se definió fue precisamente decirle que sí a la producción de alimentos, pero en determinadas condiciones”, concluyó.
En Chile, las repercusiones no tardaron en llegar. Las comunidades de los pueblos Kawesqar y Yagan, instaron a la ciudadanía chilena a que esa iniciativa de protección de ecosistemas y comunidades costeras se replique en Chile, especialmente en la zona de Magallanes.
María Luisa Muñoz, de la comunidad Yagan, afirmó que lo ocurrido en Argentina es “histórico” y es “digno de que los gobernantes de este país puedan copiar”. Por su parte Leticia Caro, del pueblo Kawesqar le dijo a Infobae: “La lucha por la protección de los territorios continúa y continuará mientras el sistema estatal-gubernamental no se someta a grandes cambios. Un ejemplo como ese podría servir para nuestro país en tanto en el proyecto constituyente se podrían generar esas medidas. Cambiar el sistema gubernamental y parlamentario y en ese caso se pudiese tomar, como en el caso de la Argentina que está dividido en provincias y que las personas que tomen las decisiones estén también relacionadas con el territorio”.
Un trágico ejemplo ocurre en la Reserva Nacional Kawésqar, en Magallanes. En esta área existen 67 concesiones salmoneras otorgadas y otras 61, en trámite. “Más aún, siguen ingresando nuevos proyectos a evaluación ambiental, pese a su incompatibilidad legal y al riesgo ambiental que significan. Existen numerosos antecedentes científicos sobre estos riesgos, incluyendo un reciente informe elaborado por las instituciones que representamos enviado a Conaf, institución a cargo de elaborar el Plan de Manejo para dicha reserva”, explicó Gabriela Burdiles, de la ONG FIMA, que asiste legalmente en las causas ambientales.
La salmonicultura se desarrolla de manera industrial en Chile hace unos 30 años con apoyo del Estado. Existe una ley que da subvención a las empresas que desarrollan este tipo de industria y la llegada de inversión extranjera. “En primera instancia en la región de los lagos, cercana a la isla de Chiloé pero luego se fue extendiendo, especialmente hacia el sur a pesar de los estragos que ha causado en el ambiente”.
Uno de los temores de las comunidades es que ocurra el desastre que se registró en el parque nacional Agostini. “Muchos de estos sitios están anaeróbicos por la cantidad de desechos y biomasa acumulados. No hay oxígeno en el agua. Ahora estas empresas, que funcionaban en ese parque, están pidiendo trasladarlas a la reserva nacional kawésqar”, explica Burdiles.
La historia de la reserva natural es interesante ya que fue el pueblo originario el que logró que se declare parque nacional en tierra y en agua reserva nacional. “El problema es que admite que existan estas actividades acuícolas. Entendemos que hay que prohibir antes de que se instalen y que se generen estos problemas. Por eso la nueva ley es un ejemplo muy importante para Chile, como lo fue la ley de glaciares en Argentina. Establecer áreas protegidas no ha sido suficiente para prevenir los desastres de la salmonicultura”, agregó la vocera de FIMA.
David Alday, representante de la comunidad Yagán, afirmó: “Es un hito tremendo el que han logrado del otro lado del Canal. Nosotros conseguimos sacar las salmoneras y ustedes lograron que no haya salmonicultura, esto tiene un gran impacto para nosotros, es una señal y un respaldo a nuestra comunidad y territorio indígena y al archipiélago”. Y resaltó: “Queremos que en Chile esto se sepa, que del último lugar del planeta se ejecutó un hito contra una industria tan destructiva como la salmonicultura”.
Vueso, de Greenpeace, recordó que en el océano no hay jurisdicciones y lo que ocurre en un lugar afecta también a kilómetros. “No queremos que se repitan los accidentes graves que ya ocurrieron en Chile. Incluso que se escapen los salmones que son una especie exótica y que afecta a todo el ecosistema marino del lugar”.
La salmonicultura es la siembra y cosecha intensiva de salmónidos bajo condiciones controladas para fines comerciales. En este tipo de producción, los salmones engordan en “jaulas de redes abiertas o flotantes” ubicadas normalmente en bahías y fiordos a lo largo de las costas, una técnica que se originó en Noruega a finales de 1960. Las jaulas tienen el tamaño de una cancha de fútbol y contienen miles de salmones en una cría controlada.
Precisamente hace pocas semanas, en las aguas del Fiordo de Comau, al sur de Chile, se vieron las consecuencias de este tipo de explotación: más de 5 mil toneladas de salmones aparecieron muertos. Esta catástrofe ambiental remarcó la necesidad de proteger el entorno marino fueguino y pronto activistas por el medioambiente realizaron una nueva acción que unió Ushuaia y Puerto Williams en kayaks en medio del Canal de Beagle.
SEGUR LEYENDO