Narda Lepes decidió quitar el salmón de su propia cocina hace unos años e ir más allá: pronunciarse contra la industria que buscaba instalar un criadero de salmones en el Canal de Beagle, en Tierra del Fuego. “Cuando decidí dejar de tenerlo es porque decidí tener un producto que viaje menos y apoyar la pesca local, que mi pescado no se haya tomado un avión para venir a ponerse a mi plato”, dijo en el documental Contracorriente de la organización ambientalista Sin Azul No Hay Verde.
También tomó postura el prestigioso Francis Mallmann, reconocido por recorrer Argentina con su cocina para elaborar platos regionales, quien en 2019 anunció públicamente que no utilizaría más peces de criadero en sus restaurantes y se sumó a la iniciativa impulsada por varias ONG al momento de sumarse al proyecto de ley del legislador Pablo Villegas que en la tarde de este miércoles se aprobó con voto unánime del Concejo Deliberante de Ushuaia.
Enterados de la noticia, Lepes y Mallmann expresaron su alegría. “Tenemos el diario del lunes, teniendo un lugar tan valioso para nosotros, ¿se lo vamos a dar a una industria que está en decadencia en el mundo? No, tenemos la posibilidad del pescado argentino, de nuestro mar, de pesca sustentable y de defender la industria pesquera nacional”, dijo Narda que considera que “es político lo que uno come siempre; cada vez que compras algo estás votando por una forma de algo”.
Reflexivo sobre lo sucedido, el chef referente y militante de la causa, expresó: “Creo que estamos cerca de un cambio radical en la industria de las salmoneras. Los muy jóvenes están más juntos que nunca, nos están enseñando que tienen ambiciones muy diferentes a las nuestras: para ellos lo más importante es el planeta”.
“La sanción de esta ley es una clara y contundente definición institucional que destaca la importancia que tiene para los fueguinos la protección y conservación de nuestros recursos naturales, del patrimonio genético de nuestros seres vivos y de su ambiente para un desarrollo económico sostenible”, resaltó Villegas, visiblemente emocionado, al terminar su exposición ante la Legislatura, que lo contuvo en un fuerte aplauso.
Jorge Monopoli, chef de Ushuaia se anticipó a lo que esperan tras la sanción: “Hay una posibilidad de generar una economía regional con un producto que tenemos acá y que tiene un valor gastronómico altísimo. Mi intención es poder ofrecer a quienes me visitan la mayor cantidad de producto local o cocina de entorno que se pueda servir una mesa”.
Por el lado del ambientalismo chileno, Estefanía González, coordinadora de Océanos de Greenpeace Andino, dijo que “creemos que esta decisión va a ser una señal para que en Chile esta industria también tenga un fin definitivo; para que se entienda que los mares patagónicos son un patrimonio único y tienen que ser protegidos. Es un tremendo triunfo de la ciudadanía, que estuvo desde el día uno denunciando, aportando información científica de primer nivel para finalmente demostrarles a las autoridades provinciales la importancia de transformar esto en ley”.
En mayo de 2019, junto a Mónica Urquiza (hoy vicegobernadora de la provincia) presentaron un proyecto de ley provincial para prohibir la salmonicultura en Tierra del Fuego y que fue reingresado a la Legislatura este año por Villegas, quien celebra la flamante sanción de la ley y el trabajo en conjunto con todos los legisladores. “Este proyecto ya no es del Movimiento Popular Fueguino, le pertenece a todos”, aseguró mientras agradecía el acompañamiento de colegas y, en especial, a los grupos ambientalistas que pedían a gritos por esta aprobación.
“Esto es una apuesta a favor de la vida y de actividades económicas, como el turismo, que en los hechos es generadora de trabajo local y de un derrame económico que favorece y beneficia a diversos sectores sociales. El mensaje es claro: que si trabajamos con la cabeza y el corazón, con convicción, compromiso, pasión y responsabilidad, los logros suceden y decirle ‘No a las salmoneras’, es posible”, fueron las palabras del legislador que llevó el tema al recinto fueguino.
Previo a la votación fue con 15 votos a favor (unánime), algunos legisladores se emocionaron por “tener el privilegio de acompañar esta sanción” al pensar en sus familias y en el impacto ambiental que están evitando al prohibir los criaderos de salmón en sus aguas. “Quiero dejarle el mensaje a mis hijos de que su papá se comprometió con lo que les iba a pasar”, dijo el legislador Federico Sciurano (UCR) antes de votar a favor del proyecto y remarcó que en la provincia “la agenda pública medioambiental no termina hoy acá. Hay una sociedad comprometida con el cuidado del ambiente y hay una dirigencia política que va a acompañar ese compromiso”.
Por su parte, María Laura Colazo (Partido Verde) remarcó que lo que empezó como el pedido de un grupo de personas, llegó a debate y con las mierdas del mundo puesta en ellos, quienes debían votar. “Con esta ley vamos a poder proteger la Patagonia Austral, creo que la argentina y chilena es una sola”.
La salmonicultura es la siembra y cosecha intensiva de salmónidos bajo condiciones controladas para fines comerciales. En este tipo de producción, se engorda a los salmones en “jaulas flotantes” ubicadas normalmente en bahías y fiordos a lo largo de las costas, una técnica que se originó en Noruega a finales de 1960.
“Ese tipo de cría intensiva de salmones en jaulas solamente es posible en un determinado tipo de ecosistema (frágil, prístino, de aguas frías y sumamente ricas en biodiversidad) lo cual generó en los últimos años una presión extrema en los lugares donde su desarrollo es viable”, explican desde la Fundación Rewilding Argentina.
Según los ambientalistas, la mortandad masiva de salmones, la intensificación de blooms de algas tóxicas (como la marea roja), la introducción de especies exóticas, la alteración de los ecosistemas y pérdida de fauna local, la generación de zonas “muertas” y el enmallamiento de mamíferos marinos son algunas de las consecuencias de la salmonicultura.
A principios de 2019, se instalaron jaulas salmoneras en Puerto Williams, del lado chileno del canal de Beagle, lo que impulsó a crear un movimiento binacional en rechazo de la industria. A su vez, prestigiosos chefs se sumaron a la causa. En mayo de ese mismo año, y debido a la presión ciudadana y al trabajo de la comunidad indígena Yagán, se declararon ilegales las jaulas en Puerto Williams y se ordenó que fueran retiradas.
En Argentina, el único lugar viable para este tipo de emprendimientos son las prístinas aguas del Canal Beagle en Tierra del Fuego que además de concentrar el 50% de los bosques de macroalgas que existen en el país, son uno de los grandes sumideros de carbono del planeta y “hotspot” de biodiversidad.
La sanción de la ley generó un sinfín de mensajes de agradecimiento por parte de quienes, desde las calles, pidieron y alentaron su sanción: “Es un hito tremendo el que han logrado del otro lado del Canal. Nosotros conseguimos sacar las salmoneras y ustedes lograron que no haya salmonicultura, esto tiene un gran impacto para nosotros, es una señal y un respaldo a nuestra comunidad y territorio indígena y al archipiélago”, afirmó David Alday, representante de la comunidad Yagán de Chile y a la vez resaltó que “queremos que en Chile esto se sepa, que del último lugar del planeta se ejecutó un hito contra una industria tan destructiva como la salmonicultura”.
En el mismo sentido se manifestó David López Katz, residente de Tierra del Fuego y miembro del equipo de Sin Azul No Hay Verde de la Fundación Rewilding Argentina. “La salmonicultura hubiese representado una amenaza para la economía de la provincia ya que en Ushuaia, la mitad de las familias dependen del turismo, una actividad que no podría convivir con el impacto ambiental de la industria. Por eso, esta ley es un ejemplo del cuidado de un modelo económico y productivo sostenible, que respeta tradiciones culturales y prácticas artesanales que generan puestos de trabajo genuinos”.
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