Daniela Bessia nació en Castelar, pero vivió su adolescencia en pleno centro porteño, en el cruce de las Avenidas Corrientes y Callao. Estudió en la Escuela Normal Superior Nº 9 “Domingo F. Sarmiento” -conocida como Normal 9- y su gran pasión la llevó a estudiar piano en el Conservatorio de la Ciudad: soñaba con ser compositora, pero la vida le concedió ese deseo y muchos otros más, aunque muy lejos de su casa.
En Buenos Aires, trabajaba como actriz y modelo publicitaria, hasta que en 2008 su vida dio un vuelco inesperado: ganó un reconocido reality show chino como representante de Argentina -que hoy sigue vigente y se llama “Puente chino”- así que terminó compitiendo en Shangai con los participantes de otros países.
“En 2011, me otorgaron una beca completa para estudiar chino en la Universidad de Shanghai, así que me inscribí en todos los cursos de cultura extracurriculares. Así fue como el director del programa de televisión, “Talento Chino”, me vio cantando en la escuela y me invitó a participar en la Televisión Nacional como invitada especial. Tuve que cantar con los ganadores de la temporada anterior. A partir de ahí, se me abrieron las puertas en los medios de comunicación y me empezaron a invitar a todos los programas de entretenimiento con más rating. Tuve que cambiar mi visa de estudiante por la de trabajo”, le contó Daniela Bessia a Infobae.
En China, empezó a descubrir su gran talento no solo como cantante, sino también como conductora de televisión, panelista y actriz, ya que también actuó en varias novelas, publicidades, series y películas. Cambió su nombre por Ān Dá 安达, se instaló en Shangai, trabajó en la Televisión Nacional de China -en Beijing- y se hizo tan popular que recorrió el país entero, donde el público la ovacionaba en cada de sus actuaciones y empezó a ganar fans.
“Hice todo como artista independiente -sin agencia, ni manager- y abrí mi propia compañía artística. Me convertí en la argentina con más programas filmados en China. Fui honrada por el Gobierno de Shanghai como uno de los expatriados que marcaron la diferencia y mejoraron a la ciudad, después de una votación de más de un mes en la que se emitieron más de 10 millones de votos en línea y se seleccionaron a 10 expatriados, entre ellos, la embajadora de los Estados Unidos”, afirmó.
“El programa nacional más famoso de China me convoca siempre para su especial de Año Nuevo, donde invitan a sus 10 extranjeros favoritos de todo el país. Obtuve varios premios en radio y televisión. En 2016, filmé un documental sobre la Argentina. La recorrí de norte a sur -de Jujuy a Ushuaia- a bordo de camionetas Mitsubishi, la marca sponsor de ese programa, que tuvo un presupuesto de 2 millones de dólares”, agregó.
Entre 2017 y 2019, condujo un programa de cocina en la Televisión Nacional China para todos los países de habla hispana. También, hizo una gira por todo el país llevando su música, mientras siguió grabando programas de espectáculos, entretenimientos, series y películas.
“El año pasado, se filmó un documental sobre mi vida, que se realizó en las montañas de China y se emitió por la Televisión Nacional. Pero en febrero, justo cuando recién empezaba la pandemia, tomé la decisión de emigrar a Italia, así que me compré una casa en Verona, el mes pasado me casé -su marido es un músico cubano y su productor musical, que conoció hace 8 años en China- pero no dejo de generar proyectos. Sigo trabajando en programas de variedades, y ya lancé mi segundo video “Crazy” -el primero se llamó “Dime que Sí”- y el álbum “I’m Here”. Ahora, estoy trabajando en nuevos temas con artistas argentinos, europeos. y programando una producción cinematográfica entre los Estados Unidos y China”, expresó.
Daniela recorrió todo el continente asiático y, también, se dio el lujo de brillar en Japón. Sin embargo, ahora disfruta de su familia en Italia, ya que su madre -que vivía en Buenos Aires- dejó la Argentina y se instaló en Europa con su segundo marido.
“Extraño hablar español, porque hace años que hablo en chino e inglés y ahora me comunico en italiano. Antes residía en China, hoy en Italia, así que voy y vengo. Pero extraño muchísimo a la Argentina. Siempre estuve bien en Buenos Aires. No vengo de una familia rica, para nada: todo lo que tengo lo hice sola. Sé que las cosas ahora están más difíciles allá.... Yo estaba comenzando una carrera artística y conseguí esa oportunidad en China, justamente porque estaba en Argentina y buscaban extranjeros, pero no porque me quería ir de mi país. Es más, una vez que se terminó la beca para aprender chino, quería volver… Extraño mucho… Te hablo y me emociono”, expresó.
Con la voz entrecortada, Daniela dice que su idea original era volver a Buenos Aires, pero como todo le salió tan rápido y bien, ya no pudo bajarse del éxito y se quedó en China.
“Me miraban 24 millones de personas en Shangai y era una oportunidad artística que no podía desperdiciar. Triunfar en China es muy difícil y hay muchos extranjeros. Estuve en el lugar justo, en el momento indicado y tenía las cualidades que buscaban. Por eso, pude empezar desde arriba, porque sino es muy difícil poder vivir de la televisión. Hay gente que paga para aparecer. Sufro la nostalgia: tenés éxito frente a millones de personas que no conocés, pero tu familia o tus amigos no pueden verte. En China, las redes sociales occidentales están bloqueadas, así que es imposible mostrarles lo que hago. Me da pena que en mi país no se enteren de mi éxito”, lamentó.
Daniela dice que sus comienzos fueron simples en China, porque llegó con todo resuelto gracias a la beca que ganó y que le permitió después obtener trabajo, pero frente a las consultas que ahora recibe de parte de argentinos que buscan emigrar a ese país, responde con varias recomendaciones.
“Mi casa estaba en el centro de Shanghai, pero tenía que viajar todo el tiempo a Beijing, porque mi trabajo estaba permanentemente vinculado a la Televisión Nacional, que está allí. En China, todo es un aprendizaje constante. Salís a la calle y no entendés ni la señalización para los autos. Todos los días aprendés algo nuevo y eso te cansa... pero vas aprendiendo a lo largo del camino”, aseguró.
“Es clave hablar chino: mínimo, aconsejo hacer un curso, o saber muy bien inglés. En las ciudades principales, uno de maneja bien con el inglés, pero en las provincias tenés que hablar chino necesariamente. Si buscan promover un negocio, es importante bajarse todas las redes sociales y las aplicaciones chinas”, contó.
Llegar solo es muy difícil. Lo ideal tener alguna amistad o algún contacto para guiarse en un idioma y una cultura totalmente diferentes. Los papeles y las visas son complicados para hacerlos sin ayuda. Lo recomendable es tener un conocido que conozca sobre el tema, o contratar una agencia.
“Hay una comunidad argentina grande y muchos van a poner restaurantes y bares, o promueven los vinos y la carne argentina. Exportan e importan y les van muy bien. No importa el país que elijas, uno siempre tiene que poner lo mejor de uno y llevar tu capacidad de adaptación, especialmente para China”, advirtió.
A la hora de hacer las cuentas para emigrar, Daniela recomienda no hacerlo sin una buena planificación previa y, sobre todo, sin unos cuantos ahorros ya que China es un país caro.
Me fue bien, pude abrir una empresa y me moví con cautela, pero el 90% de las personas que hicieron el mismo trayecto, terminaron la universidad y se volvieron a sus países. El 10% que quedó se fue yendo de a poco. Uno trabaja mucho y gana mucha plata, pero vivir en China es carísimo... por lo menos en el centro de Shanghai donde el alquiler de un departamento pequeño cuesta unos 2300 dólares mensuales. Para vivir, mínimo necesitás 5 mil dólares mensuales. El supermercado es carísimo, a diferencia de lo que ahora veo en Italia. Comprar pastas y tomate en el supermercado sale más de 150 dólares en Shanghai. Es una ciudad hermosa, moderna, lujosa, tecnológica, elegante y muy cara. El gas, la luz, los viajes son muy costosos. Beijing es más barato.
Cada vez que puede buscar dar a conocer nuestras costumbres -como el mate- y se sorprende con la cantidad de información que los chinos manejan sobre la Argentina y el afecto que nos tienen.
“Adoran a la Argentina. Enseguida te hablan de Evita, de Maradona, de Messi... Saben los nombres de los presidentes argentinos... Saben que somos buenos en el fútbol, que tenemos buen vino y buena carne. Están muy informados y les encanta. Por eso, hicimos el documental. Gracias a los chinos, pude recorrer toda la Argentina, de norte a sur, y todavía me quedé más enamorada de lo que tenemos. Con ese amor, presentaba a la Argentina en la televisión de allá”, aseguró.
Antes de la pandemia y en cada ocasión que podía en la televisión, le pedía a alguna personalidad china que lo probara frente a cámara.
“Veían un mate por primera vez y encima les hacía compartir la bombilla (risas) Ahora no lo hago más por el COVID, pero antes era muy chistoso. Los chinos me recibieron como a una princesa, me pusieron los mejores autos a mi disposición y me abrieron las puertas de par en par. Es un país que me dio muchísimas experiencias y me hizo crecer mucho. Siempre voy a estar agradecida”, destacó.
Sin embargo, adaptarse a los gustos culinarios de China no fue simple y la comida argentina fue una de las cosas que más extraña, ya que la encontraba muy picante para su gusto, excepto en Shangai donde los sabores son más suaves y dulces.
Otro punto complejo fueron las grandes distancias que tuvo que recorren cada día, cuando tenía que trasladarse por las distintas regiones y los viajes eran agotadores.
“Las rutinas son complicadas porque los viajes son largos y vivía con jet-lag. Pero la vida es muy alegre: se levantan a la 5 de la mañana y van a bailar a las plazas. A la tarde, repiten lo mismo y así se mantienen muy saludables. Todos andan en bicicleta, sin importar la edad, y se duermen temprano. A la noche, se apaga todo”, puntualizó.
No obstante, destacó cuál es el tema más polémico y que resulta clave para muchos emigrantes: la seguridad.
“Shanghai es una ciudad muy segura y podés salir a cualquier hora, incluso a la madrugada y pasar por una plaza sin temor. Podía dejar una mochila colgada en un banco y, al otro día, volver a buscarla. O, la bicicleta en la puerta del metro durante una semana y sin cadena. Nadie toca lo que en es suyo”, enfatizó.
Segura de sí misma, sabe que lo importante es que la oportunidad la encuentre preparada y que el resto no está librado a la suerte, sino a su capacidad para forjarse un futuro.
“En China, pasé de la universidad a la televisión y todo fue muy fácil. Ahora, estoy abriendo una nueva etapa en Europa. Uno se hace el camino en el lugar que sea. No es que tuve suerte en China y ahora tengo que ver si la tengo, también, en Italia. No: es uno el que trabaja, el que se gana las oportunidades y el que se hace el camino. Hay que pensar que uno puede hacerlo, sin importar dónde sea”, dijo.
“Hay que tenerse fe. Hay gente que no soporta el cambio cultural, pero después de tantos años afuera, me di cuenta que es uno el que hace su propio camino al andar, independiente del lugar que elijas. Nací con ambiciones y quiero seguir creciendo”, finalizó.
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