La ola polar no da tregua y el Servicio Meteorológico Nacional emitió un alerta por fuertes vientos y temperaturas bajas.
La tendencia es la misma para todo el país: alerta violeta por bajas temperaturas. “El área será afectada por bajas temperaturas, por debajo de valores normales, al menos hasta el miércoles 30. Se espera que las temperaturas mínimas estén entre -5 °C y 5 °C, mientras que las temperaturas máximas oscilarán entre 7 °C y 16 °C. Por efecto del viento, podrán registrarse durante este período sensaciones térmicas inferiores a las temperaturas previstas”, apuntan.
A su vez, para la provincia de Buenos Aires se suma una alerta naranja por fuertes vientos, de entre 40 y 70 kilómetros por hora, mientras que para la Capital Federal es de color amarillo.
Así, la ola polar continúa sintiéndose con intensidad en el AMBA, tras las nevadas que se registraron el domingo en el interior de la PBA y que generaron dudas sobre sobre si ese fenómeno meteorológico puede llegar a replicarse en la Ciudad y en el conurbano bonaerense.
El domingo nevó a menos de 300 kilómetros del Obelisco, en las ciudades de Lincoln, Ameghino, General Pinto y Coronel Pringles. Los vecinos compartieron en las redes sociales fotos y videos de sus jardines cubiertos de copos de nieve.
Para el martes 29 de junio está pronosticado cielo de parcial a mayormente nublado, vientos del sector suroeste con ráfagas de hasta 50 km/h y una temperatura que se ubicará entre los 4 grados de mínima y los 11 de máxima.
En tanto, el miércoles 30 está previsto cielo de parcial a mayormente nublado, vientos del sector norte rotando al noreste y una temperatura mínima de 4 grados y una máxima de 13.
En consecuencia, el SMN recomienda tomar abundante cantidad de líquido caliente; mantener las normas de higiene para evitar el contagio de enfermedades como la gripe; ambientes ventilados para evitar la inhalación de monóxido de carbono; usar ropa adecuada para bajas temperaturas, y estar informado por las autoridades.
Con relación a la caída de nieve en municipios del interior bonaerense, según Meteored, este tipo de situaciones se dan cuando sobre una gran masa de aire antártico una perturbación en altura aporta las condiciones de humedad y desarrollo de nubosidad necesaria.
“Si la componente del viento es marítima, es altamente probable que con mayor temperatura evite la formación de nieve. Para ello es necesario que el viento aporte frío desde el continente ayudando a mantener las bajas temperaturas”, se aclaró.
Además, precisaron que las condiciones para que en la Ciudad Buenos Aires llegue a reportarse nieve son poco frecuentes. “Se han registrado otros eventos de nieve leve o aguanieve, pero muy lejos de nevadas francas como las de 1918 o la de 2007. En primer lugar, hay que saber que los copos de nieve se forman especialmente dentro del segmento de la nube con temperaturas entre -10 °C y -20 °C”, agregaron.
El sábado y el domingo, los habitantes de las Altas Cumbres y vecinos de distintas localidades de Calamuchita, en Córdoba, también se vieron sorprendidos por la llegada de una nueva nevada, a dos semanas del fenómeno histórico que cubrió de blanco varias regiones de la provincia.
Para el meteorólogo Christian Garaviglia, “la chance de nieve es baja para estos dos días en Buenos Aires”. “Lo que parece más probable es que puedan darse chaparrones no solo de agua, sino también de granizo pequeño (conocido como graupel)”, añadió en las redes sociales.
Los expertos consideran que si el aire está muy frío, en lugar de nieve se desarrollan otros meteoros como por ejemplo el granizo blando o en algunos casos agujas de hielo. Además se necesita que haya la humedad suficiente para su formación, y que el perfil de temperatura hacia abajo se mantenga debajo de 0 °C hasta al menos muy cerca de la superficie. Tampoco deben aparecer zonas con menos humedad que destruyan los copos formados.
La última vez que cayó nieve en la Capital Federal fue el 9 de julio de 2007, después de 89 años de no registrarse el fenómeno en la Ciudad. Aquel día, vecinos de todos los barrios porteños y de localidades del interior amanecieron sorprendidos y aprovecharon el feriado para festejar la “rareza” meteorológica.
Como corolario de un día particularmente frío, la ciudad asistió a una nevada que logró acumular en superficie, y que precipitó con grandes copos. La última nevada de estas características había ocurrido 89 años atrás, el 22 de junio de 1918.
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