Rosanna Lopes (37) nació en Holanda, se dedica al marketing online y es una de las millones de personas que viajan permanentemente por el mundo, llevando su trabajo en una laptop. Vivió 23 años en su país, se mudó a España y cursó un máster en Barcelona -donde aprendió castellano a la perfección- se quedó en Londres durante 4 años y allí tomo una decisión: abandonó su empleo convencional, con una jornada de 8 horas diarias y tiempo extra perdido en el metro, para convertirse en nómade digital.
Desde entonces, se dedica a recorrer el mundo y, a la hora de trabajar, simplemente enciende su laptop sin correr detrás de los horarios convencionales, ni preocuparse por sus jefes. En una entrevista con Infobae desde Lisboa, el destino que elige para pasar cada verano, contó cómo fue su reciente experiencia en la Ciudad de Buenos Aires y cómo cambió su estilo de vida.
“Me gusta el sol, disfrutar de la vida y conocer culturas pero, cuando vivía en Londres, sentía que con cuatro semanas de vacaciones no podía viajar mucho. Por eso, empecé a viajar cada dos o tres semanas, pero luego me di cuenta que era mejor estar dos meses en cada sitio: eso es lo que hago ahora. Cuando en Europa es es invierno, puedo ir a Asia, Sudamérica o Centroamérica, y en el verano vuelvo. Entonces, elijo un sitio y, como soy freelancer, durante el día trabajo y a la noche salgo con otros nómades digitales, o con los locales que voy conociendo. Los fines de semana salimos juntos y la pasamos muy bien”, cuenta Rosanna.
“El trabajo es mucho más flexible: si dormí mal, me quedo una horita más en la cama. Si ese día estoy muy productiva, entonces me quedo trabajando un poco más. Si quiero ir a una comida con amigos, dejo de trabajar, voy y luego termino lo que quedó pendiente. Y no pasa nada, porque el trabajo queda listo. El día laboral de 8 horas es la mayor mentira: nadie está productivo durante 8 horas todos los días. Si una mañana no puedo ser productiva, salgo a dar una vuelta o me voy a tomar un café. La productividad no funciona obligatoriamente dentro de esas 8 horas, ni todos los días a la hora que entrás a la oficina”, asegura.
Rosanna dice que sus mañanas dejaron de ser estresantes y sin horarios, como cuando vivía en Londres y tenía que correr para tomar el metro. Ahora, puede trabajar desde su casa, ir a un bar cercano o reunirse con otros nómades digitales en un coworking, los espacios de trabajo que se comparten y donde desarrollan sus proyectos profesionales de manera independiente.
Advierte que el fruto de su trabajo se ve en los resultados y no en el tiempo que tendría que permanecer sentada en una oficina convencional. “Muchas de las empresas tradicionales están enfocadas en que cumplas el horario y en que estés sentada 8 horas... pero no se fijan en los resultados de lo que hacés. El estrés que puedo tener ahora no se compara con el que tenía antes. Tengo tiempo para mí, para salir a caminar y mirar alrededor. Puedo ir a una playa, a una isla, a recorrer una ciudad... puedo tomarme tiempo para lo bonito”, expresó.
En dos ocasiones, vivió en la Ciudad de Buenos Aires y revela que nota la evolución del servicio de internet, un tema clave para un nómade digital a la hora de elegir un nuevo destino. La primera vez que vino a la Argentina fue por una amiga tailandesa. Llegó en un crucero para nómades digitales, se instaló en Palermo y le gustó tanto que -unos años después- decidió volver a repetir la experiencia.
Tener lejos a su familia no es un problema para los nómades digitales, ya que se reúnen en sus comunidades y hacen nuevos amigos en cada país que visitan. Juntos, comparten horas de trabajo, cada uno en su laptop, pero también, salidas nocturnas, viajes largos y cortos, y hasta las cenas de Navidad y Fin de Año.
“Voy a los coworking para conocer gente, es una buena manera de relacionarse. La gente cree que uno se siente solo, pero es todo lo contrario. Piensan que somos mochileros, pero nosotros hacemos amistades duraderas, viajamos juntos varios meses al año y nos conocemos muy bien. ¿Con qué amigo convivís durante 4 meses? Con ninguno. Esa es una forma de conocerse muy bien y de hacer amistades importantes, no solo superficiales”, asegura Rosanna, quien ya planea que su próximo destino será alguna ciudad de Bulgaria o Georgia, donde hay grandes comunidades de nómades digitales.
“Mi vida es mucho más barata ahora que antes. Pago los vuelos, alquilo un Airbnb y gasto poco en comida. Aprendí a ser una resiliente financiera: no tengo casa, no tengo deudas, no corro el riesgo de que me echen del trabajo... Mi vida es mucho más sencilla que antes. Para quedarme sin trabajo, todos mis clientes deberían prescindir de mis servicios y eso sería imposible, porque puedo conseguir otros, o buscar nuevos horizontes dentro de la red de amigos que te da ser un nómade digital”, finalizó.
Ellany Lea nació en Montreal, Canadá, es “Success Coach” y tiene su propia empresa digital de coaching y leadership. Habla inglés, español, francés y chino. Vivió en distintos países, como España, Estados Unidos y Singapur, entre otros, pero tiene una regla: siempre se queda tres años, ni más, ni menos tiempo. Dice que no le gusta el invierno, por eso, viaja siempre en busca de lugares cálidos. Así fue como en febrero pasado, llegó a la Ciudad de Buenos Aires. Sin embargo, esta no es su primera vez en el país: estuvo en 2016.
“Quería visitar toda la Argentina, pero me agarró la cuarentena. De todos modos, planeo hacerlo el próximo año porque pienso quedarme bastante tiempo más en Argentina. En invierno, hay mucho verde en toda la Ciudad, y eso me gusta mucho. Por el alquiler de mi departamento en Palermo, cerca del Jardín Botánico, pago la mitad de lo que pagaba en España”, le dice Ellany a Infobae.
“Hay tres cosas que me gustan mucho de la Ciudad: la temperatura, tener cerca un aeropuerto internacional y la gran comunidad de nómades digitales que hay. Eso es muy importante para mí, porque puedo conocer una ciudad mucho más rápido. Salgo a comer con ellos y, en cuatro horas, puedo conocer todo. Me enseñaron cómo cargar el celular, como usar la tarjeta Sube... lo más importante me lo explicaron en solo unas horas. Me gusta sentir que soy un local y vivirlo así”, afirma.
Ellany trabaja solo tres días a la semana. Los lunes, los dedica a visitar sitios turísticos o realizar actividades recreativas. Los martes de 11 a 16 trabajar para su empresa, mientras que los jueves se enfoca en las sesiones de Zoom -de 45 minutos- con sus clientes. Los viernes responde mails y, luego, se relaja con sus amigos, con quienes disfruta de las salidas al campo y de divertidos fines de semana.
“Desde 2015, llevo ese ritmo. Visité 131 países como nómade digital: todo mi dinero es para viajar. Como ahora no puedo moverme por la pandemia, paseo por los Bosques de Palermo o por la costa de Vicente López, así que hoy viajo por mis fotos (risas)”, expresa.
Ellany dice que no le gusta tener jefes y que, por el resto de su vida, no volverá a tenerlos. “Me gusta la libertad. Al principio, esto no es fácil, pero ahora no tengo límites con el dinero porque capitalicé mi experiencia y las recomendaciones de mis clientes. Un profesor, por ejemplo, tiene un límite. Mi límite soy yo misma. Puedo viajar y visitar a mis amigos, que viven en todas partes del mundo. Lo interesante no es solo conocer otros países, sino poder ir a visitar a mis amigos y pasar tiempo con ellos. Hace tiempo que no viajo a Canadá, pero mi familia es la que lo hace para poder verme”, finalizó.
Una tendencia mundial que se replica en la Ciudad de Buenos Aires
Con el foco puesto en la reactivación de la economía del visitante en la pospandemia, el Gobierno porteño trabaja junto a Airbnb y más de 40 hoteles para promover a la Ciudad de Buenos Aires en el marco de un programa de beneficios para nómades digitales.
El objetivo de “Digital Nomads BA” es atraer 22 mil nómades digitales hacia 2023, aprovechando el fenómeno del teletrabajo, una de las tendencias que dejará la pandemia. La iniciativa incluye una visa especial -que el Gobierno porteño está trabajando junto al nacional- y que le permitirá a los trabajadores remotos de todo el mundo poder vivir y trabajar por un año. De hecho, en noviembre programaron una gran convención para reunirlos a todos. Allí, también estarán Rosanna y Ellany.
Fernando Straface, secretario General y Relaciones Internacionales del Gobierno porteño, le dijo a Infobae que la iniciativa forma parte de una estrategia de proyección internacional de la Ciudad, que en la pospandemia busca reposicionarla con una agenda de futuro, que aprende y aprovecha las macrotendencias que emergieron en este último tiempo.
“En términos de posicionamiento internacional, Buenos Aires ya era una ciudad global antes de la pandemia. Ahora, buscamos recuperar lo que en el mundo se conoce como la “economía de los visitantes”, quienes eligen una ciudad global como Nueva York, París o Londres para estudiar, trabajar, visitar o vivir durante un tiempo”, explica Straface.
“En Estados Unidos, se calcula que hay más de 3 millones de trabajadores freelancers y más de 3 millones de teletrabajadores: estos últimos se definen a sí mismos como nómades digitales y podrían hacer su trabajo desde cualquier lado. Si a esto le sumás que más de 16 millones dicen que en los próximos meses van a buscar un destino alternativo al originario para, al mismo tiempo trabajar y tener una experiencia de vida, te da como resultado el tamaño del mercado solo en los Estados Unidos”, asegura.
“Otros 41 millones de norteamericanos dicen que lo considerarían seriamente. Hablo solo de Estados Unidos, así que hay que sumarle Europa y China. Entonces, con este mercado potencial, varias ciudades del mundo salimos a tratar de posicionarnos como un destino ideal para los nómades digitales. San Francisco, Ciudad de México, Barcelona... Los nómades digitales traen la economía del visitante, invierten en tu ciudad y tienen un efecto de reputación, ya que si los jóvenes -que tienen los trabajos del futuro- eligen a tu ciudad, hacen que esta se posicione internacionalmente como competitiva y las empresas saben que pueden ir a buscar talentos”, dijo Straface.
El funcionario del Gobierno porteño dice que hay una competencia global por atraer a este mercado, conformado por personas entre 25 y 35 años, que buscan trabajar, estudiar, vivir por un tiempo y hasta vivir la vida de un local del país elegido.
“Buscamos llegar a ellos con campañas de posicionamiento de nuestra Ciudad y de sus atributos, porque nadie va a un lugar que no conoce. Por eso, los informamos sobre los atributos de Buenos Aires, como su diversidad, porque acá vive gente diversa y con aceptación de esa diversidad, y donde no importa la orientación religiosa, sexual o ideológica. También, toda la cultura, que es potencia en el mundo por su oferta musical, teatral y nocturna. Su oferta educativa permite aprender español o cursar una maestría, porque hay un montón de propuestas de calidad a un precio internacional. La oferta gastronómica es muy interesante y, además, pueden hacer base en la Ciudad para conocer un país tan diverso como Argentina: porque cuando Buenos Aires se promueve, también se promueve que se conozca al resto del país”, afirmó.
Así las cosas, los nómades digitales que lleguen se encontrarán con varios beneficios, como los que se firmaron con más de 40 hoteles, con Airbnb, y con espacios de coworking con descuentos especiales. Se calcula que gastan aproximadamente unos 6 mil dólares durante sus estadías.
“Se lo proponemos a unos 22 mil nómades digitales, así que eso da unos 150 millones de dólares. Los 6 mil dólares que gastan es un 56% superior a lo que gasta un turista promedio: no son más gastadores, pero se quedan más tiempo. Además, es una gran reputación para una ciudad ser elegida por estudiantes internacionales y por nómades digitales. Buscamos tener una agenda de futuro para el día después de la pandemia y este tema es central”, expresó Straface.
Nómades digitales argentinos en Barcelona
Enrique Schonberg Schwarz -vocero de la ciudad de Buenos Aires en Barcelona- dialogó con Infobae y dijo que esa ciudad española es el tercer hub tecnológico y de startups de Europa, después de Londres y Berlín. Ello, la convierte en un lugar muy interesante para el perfil de nómades digitales argentinos, que en general, están muy vinculados con la economía digital.
Barcelona cuenta con internet de alta velocidad -un tema clave- ofrece un buen clima, posee el aeropuerto más importante del sur de Europa, presta un buen servicio de salud, tiene una gran oferta cultural y, también, gastronómica.
“Hay una gran afluencia de argentinos muy vinculadas al tema tecnológico y de startups, que están eligiendo a Barcelona como la puerta de entrada a Europa por todas las facilidades que ofrece: por el idioma y porque muchas empresas ya tienen su mercado en los Estados Unidos y en América Latina. Europa es un poco más compleja para este tipo de negocios. Por eso, muchos emprendedores eligen venir y, entre ellos, hay muchos argentinos que vienen a trabajar, a desarrollar sus empresas o que ya tienen sus negocios en Argentina y América Latina, pero buscan crearlos también en Europa”, explicó.
Antes de la pandemia, había un 25% de trabajadores en formato remoto trabajando en Barcelona. Ahora, ese porcentaje se multiplicó y alcanzó un 70%. Se trata de una ciudad de servicios, con lo cual muchos empleos se pudieron convertir fácilmente en remotos, como en el caso de las empresas que se pasaron al formato no presencial. Se espera que, cuando la pandemia termine, un 30% haga trabajo remoto.
“Por la pandemia, los nómades digitales estuvieron un poco frenados pero ya van a empezar a volver, porque el propio Gobierno los estimula, porque es un turismo de alto valor agregado, que consume servicios de la ciudad, la posiciona y, además, potencia al ecosistema local de empresas tecnológicas, de startups y de otro tipo”, finalizó Schonberg Schwarz.
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