“El Circo Argentino es sin dudas uno de los patrimonios culturales más entrañables e inclusivos a los que puede tener acceso nuestro pueblo, y una gran oportunidad para la generación de trabajo, además de ser una gran herramienta para contribuir con la transformación social y la organización comunitaria”, apunta la Diputada Nacional del Bloque Frente de Todos, María Rosa Martínez, al final del proyecto de ley que envió a la Cámara de Diputados para solicitar que instaure el 6 de octubre como el “Día Nacional del Circo” en nuestro país.
Según Marínez, el Circo Argentino es una de las expresiones más vivas de la cultura nacional. “En el país contamos con familias de circo de casi 200 años de tradición. Familias que llegaron a Argentina y montaron los espectáculos que ya venían haciendo en Roma, Cuba, España, Italia, Rumania, entre otros, fusionándolos y haciéndolos parte de la cultura nacional. Esas familias de quinta, sexta y hasta séptima generación circense replicaron este arte recorriendo el país, aportando artistas inolvidables al teatro, la televisión y el cine nacional”, dice la legisladora.
A su testimonio se suma el de Julieta Infantino, antropóloga e investigadora adjunta del CONICET, quien sostiene que fue a partir de la finalización de la última dictadura militar cuando hubo un resurgimiento de las artes del circo en la Argentina. “Diversos grupos artísticos recuperaron estas artes llevándolas a los espacios públicos, disputando la democratización del acceso a la cultura y protagonizando el fervor por la libertad de expresión que signaron los primeros años de la década del 80”, argumenta.
Si bien en un principio el Circo estuvo vinculado a una tradición familiar, con el tiempo, comenzaron a proliferar los talleres y espacios para la enseñanza y aprendizaje de este arte, multiplicándose los centros culturales, estudios privados, escuelas independientes, proyectos de circo social y/o comunitario, centros de capacitación y perfeccionamiento, escuelas municipales y hasta formaciones universitarias dedicadas a su enseñanza y práctica.
El proyecto de Ley de la diputada del Frente de Todos hace un repaso por la historia del Circo en nuestro país y cuenta que, desde los años 90 por ejemplo, muchos de los jóvenes que habían aprendido los lenguajes circenses se volcaron masivamente a realizar sus propios formatos de circos, de los más variados, ocupando plazas en todos los puntos turísticos del país, así como en el plano internacional, colocando al Circo Argentino como vanguardia en el mercado latinoamericano y como apertura del mercado europeo.
“Mientras tanto, las familias circenses siguieron recreando al circo, innovando en sus espectáculos y brindando nuevos formatos escénicos además de continuar acercando este arte a los lugares más recónditos de nuestra Argentina”, dice Martínez para luego concluir con el siguiente párrafo.
“Estos desarrollos de nuestro circo, tanto el Circo Argentino en su dimensión productiva y como creador de trabajo, en su dimensión política, como arte popular, democrático e inclusivo y como herramienta para la transformación social y personal, y en su dimensión de soberanía e identidad, también como marca de innovación y creatividad de nuestro pueblo, tal vez aún no han sido visibilizados adecuadamente, por lo que presentan un enorme potencial, y una gran necesidad, para el diseño de políticas públicas que los fomenten. Como forma de contribuir a esta visibilización estamos presentando este proyecto de ley, que busca reconocer a todes les artistas y trabajadores circenses”, sostiene.
EL ORIGEN DE LA FECHA
En Argentina, cada 6 de octubre, se festeja el Día Nacional del Circo en homenaje a José “Pepe” Podestá, artista nacido en 1858 en Montevideo (Uruguay) y personaje central para la historia del circo y teatro nacionales.
Pepe Podestá fue un acróbata y actor pionero en varios aspectos. Por un lado, creó a su personaje “Pepino el 88”, payaso modelo del cómico rioplatense que fusionaba la figura del payaso con la del payador, cantando canciones rimadas sobre temas nacionales de actualidad e incorporando la crítica social desde el humor. Por otro lado, fue el creador de lo que hoy llamamos “circo criollo”: un modelo de espectáculo circense original surgido en el país a fines del siglo XIX.
El circo criollo está basado en la unión, en un mismo espectáculo, de diversas técnicas circenses –malabares, acrobacias, habilidades ecuestres, parodias– presentadas en una primera parte, junto a una segunda en la que se exhiben piezas teatrales de género gauchesco.
El nacimiento de esta innovadora modalidad de performance se atribuye a la presentación, primero como pantomima (1884) y luego como drama hablado (1886), de Juan Moreira, de Eduardo Gutiérrez, en versión de José Podestá. Juan Moreira, novela publicada en forma de folletín entre 1879 y 1880, fue una de las obras centrales del criollismo popular argentino, que plasmó la imagen del gaucho rebelde y justiciero.
EL PROYECTO DE LEY COMPLETO
SEGUIR LEYENDO: