La vuelta de Perón: los 12 muertos de Ezeiza y el anticipo de los años más oscuros y sangrientos de la Argentina

Mañana, 20 de junio, se cumple otro año del regreso definitivo de Juan Domingo Perón a la Argentina. Aquella jornada de 1973 fue premonitoria: hubo un enfrentamiento entre la izquierda y la derecha peronista por un lugar en el palco, que reconoce cuatro víctimas por bando, otras más sin identificar el sector y 240 heridos

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Cuerpo a tierra en Ezeiza. Lo que debía ser una fiesta se transformó en una batalla
Cuerpo a tierra en Ezeiza. Lo que debía ser una fiesta se transformó en una batalla

En septiembre de 1955, un golpe cívico-militar autodenominado “Revolución Libertadora” había expulsado al Presidente constitucional Juan Domingo Perón; disuelto el Congreso; intervenido el Poder Judicial; la CGT y las organizaciones sindicales; detenido sin juicio previo a los dirigentes políticos y gremiales peronistas; proscripto al partido Justicialista; prohibido mencionar los nombres de Perón y Eva Perón, sus símbolos, sus músicas, etc etc…paradojalmente todo en nombre de la palabra “libertad”.

Esta proscripción de la mitad de la sociedad argentina se mantuvo hasta marzo de 1973, cuando el peronismo pudo volver a presentarse a elecciones y obviamente ganar.

Perón pudo retornar por primera vez el 17 de noviembre de 1972, todavía durante la dictadura de Lanusse. Lo hizo para convocar a la unidad de todas las fuerzas políticas (incluidos sus viejos adversarios como Ricardo Balbin) y dejar organizado el frente electoral para la elección del 11 de marzo.

En este primer retorno, la dictadura acordonó Ezeiza con miles de soldados para evitar que el pueblo fuese al encuentro de Perón.

Luego de la elección del 11 de marzo y la asunción de Héctor J Cámpora el 25 de mayo de 1973, ahora sí, el pueblo se preparaba para darle a su líder una grandiosa fiesta popular de recepción. Se calcula que una multitud superior a los dos millones de personas se nucleó esa fresca mañana en el puente El Trébol, de Avenida Ricchieri y ruta 205.

Los medios de la época relataron el enfrentamiento entre dos grupos peronistas antagónicos
Los medios de la época relataron el enfrentamiento entre dos grupos peronistas antagónicos

Los preparativos del acto que anunciaban tensiones internas

El 9 de junio, los líderes de FAR y Montoneros Roberto Quieto y Mario Firmenich, dan una conferencia de prensa donde advierten que: “Estos sectores, como el vandorismo, el participacionismo político y sindical, que utilizan matones a sueldo tratando de intimidar al pueblo peronista, y el desarrollismo, pueden ser considerados como enemigos internos y actuaremos con ellos de la misma forma que lo haremos contra todos los enemigos del pueblo”(…) . “A ellos se los combatirá por todos los medios y en todos los terrenos necesarios, por la acción de masas y por la acción armada, tanto de masas como de comando.”

Perón desde Madrid dispuso una Comisión de Organización integrada por José Ignacio Rucci, Lorenzo Miguel, Juan Manuel Abal Medina, Norma Kennedy y Jorge Manuel Osinde. Salvo Abal Medina, el resto de los integrantes eran personas claramente hostiles a la “Tendencia Revolucionaria”.

El 24 de mayo las Fuerzas Armadas Peronistas FAP (Comando Nacional) habían ejecutado al Secretario General de SMATA Dick Klosterman; y en un acto del día 10 de junio en Jose León Suarez, en un enfrentamiento con miembros de JP cayó muerto el militante sindical Aldo Rubén Romano.

En el gobierno de Cámpora existía una real preocupación sobre la posibilidad de que las fricciones entre los distintos sectores del peronismo emergieran en el encuentro. Por este motivo, el presidente Cámpora convocó a referentes de las organizaciones armadas. Néstor Verdinelli, de las FAP 17 de Octubre recuerda : “Por las FAP 17 estábamos Cacho, Amanda, Carlitos Caride y yo y había representantes de Montoneros y de lo que entonces todavía eran las FAR. Cámpora nos saludó afectuosamente y nos dio su mensaje. Nos pidió que hiciéramos llegar a todos los sectores el pedido de que, por favor, no causasen disturbios ni confrontaciones”.

En las estrategias se anunciaba el enfrentamiento

Luego de la reunión, se comenzaron a planificar estrategias para resolver el movimiento y ubicación de las propias fuerzas en el acto. Se trataban, en verdad, de estrategias políticas destinadas a disputar el espacio en relación a Perón. “En Montoneros, cuenta Jorge Gaggero, llegaron a barajarse opciones delirantes para intentar lograr objetivos simbólicos. Una que recuerdo bien -y eso sé que se discutió en “alto nivel”-era montar una grúa de brazo altísimo que depositara en el palco en pleno acto a los sobrevivientes de Trelew. La primera reflexión compartida con otros compañeros, fue: “Esto una locura total, ¿cómo alguien sensato puede estar pensando en esto?”. La segunda reflexión de entonces fue: “Si esto lo sé yo, también lo sabe Osinde”. Esta circunstancia creo que ya estaba definiendo, una escalada en el enfrentamiento, que puede explicar una parte de la tragedia. En fin, el delirio del enfrentamiento de aparatos. Un aparato de izquierda, con respaldo de masas, contra otro de derecha privado del calor de las multitudes, ambos librados a su propio y simétrico delirio”.

El grueso de la columna de Montoneros. La que venía del Sur pasó por detrás del palco y allí comenzaron los disparos
El grueso de la columna de Montoneros. La que venía del Sur pasó por detrás del palco y allí comenzaron los disparos

“En esos tres días tratamos de discutir, y también averiguar de qué se trataba, avanza en el relato Verdinelli. “Por parte de Montos/FAR la cuestión era sacarles el monopolio de Perón a la derecha enquistada en el palco. Barajaron diferentes hipótesis, algunas casi psicodélicas, como la de tomar el control de Perón en Ezeiza, cuando bajara el avión. Finalmente fueron descartadas diversas opciones hasta que quedó la final: la columna Sur (Sur del gran Buenos Aires) entraría no por la ruta a Ezeiza, sino que entrarían por el costado, marchando hacia el palco”.

El militante de las FAP David Ramos, recuerda una reunión previa con dirigentes montoneros: “Habíamos tenido una reunión en zona sur con José Luis Nell, Dardo Cabo, Caride y yo. Tres días antes de ir a Ezeiza la visión nuestra era “no usemos al pueblo de bosque”. En esos momentos, los que ya éramos grandes recordamos que la consigna (tanto de Montoneros como de la derecha) era “rodear a Perón para salvar a Perón”. Nosotros no podíamos hacer efectiva esa consigna que podría haber generado un caos mucho peor de lo que fue. Y Cacho dijo “no usemos al pueblo de bosque”. Y nos respondieron “nosotros vamos a ir a rodear el palco, poner nuestro cartel”; fue eso lo que sucedió. Pero esto es muy difícil de elaborar”.

Carlos Flaskamp, entonces “oficial” montonero de la conducción de las FAR de La Plata en 1973, habla de una puja con el propio Perón: “Estaba claro que para Ezeiza el convocante era Perón. La gente se movilizaba para ir a ver a su líder. Lo que nosotros aportábamos eran la organización y el esfuerzo militante para hacer llegar la gente hasta el lugar del encuentro.(…) Sin embargo en los carteles que portaban nuestros activistas se hablaba poco de Perón y mucho de FAR y Montoneros”.

Cortas o largas, todas las armas matan

Cuando se recorren los testimonios de las personas que estuvieron en Ezeiza, una de las frases que se repite entre los asistentes es “nosotros solo llevábamos armas cortas”. La expresión, se dice con la naturalidad de quien podría decir “yo solo llevaba una banderita en la mano”. Cortas o largas todas las armas disparan y matan.

El responsable de las directivas montoneras, Mario Firmenich asegura que: “Fuimos con armas cortas. No hubo ninguna directiva de ir armado... es que normalmente la gente iba armada. El activismo iba armado, el nuestro, el del Comando de Organización, cualquiera. En este sentido, en Ezeiza debió haber muchísima gente armada, pero en proporción poquísima: para dos millones de personas habrá habido 5 mil armados. Nadie fue preparado para esa guerra, los únicos que tenían un arsenal eran los que estaban en el palco”

A pesar que lo negaron, entre los violentos salieron a relucir armas largas.
A pesar que lo negaron, entre los violentos salieron a relucir armas largas.

Oscar Balestieri: “Nosotros recibimos información de que había grupos armados en el palco desde el día antes. Yo propongo en una reunión de Unidad ‘Si hay grupos armados, no podemos ir con la gente. Nos juntamos los combatientes, vamos, nos cagamos a tiros esta noche y se acabó el tema. Están ellos o estamos nosotros, pero con la gente no podemos’. En los hechos, la indicación fue ir a Ezeiza con armamento liviano. En el grupo que voy, seis u ocho compañeros llevábamos pistolas 22. Sin embargo, Quique Padilla iba en un ómnibus con una ametralladora Madsen pesada; estaba montada en la parte de atrás de un ómnibus y solo paseó”

Nestor Verdinelli aporta: “Se suele decir que los Montos llevaban nada más que armas cortas. Lo que no es cierto: en la en la columna Sur iban compañeros montoneros armados con metralletas y fusiles FAL.”

Según el propio Mario Firmenich, “habría unas cinco mil personas armadas”. Cinco mil militantes de la JP armados “con cortas” tropezando con 1000 pesados del CNU y el CdO equipados con armas largas era un cóctel explosivo que cualquier chispa podía hacer volar por los aires. La cifra oficial de 12 muertos, es un resultado “milagroso” en un espacio donde había dos millones de personas.

La columna sur por detrás del palco

En los anuncios previos se previó que la zona posterior del palco, estaba vedada al público. Lógicamente, se pretendía mantener libre la vía de acceso al palco del general Perón y su comitiva que llegaría desde el aeropuerto.

Pero el intento de parte de la columna sur de FAR Y Montoneros de pasar al otro lado por atrás, dio origen a la confusión de suponer que se quería rodear y copar el palco. Así lo cuenta el ex oficial montonero Carlos Flaskamp: “Se nos informó que el Comando de Organizacion (CdO) había organizado cordones para impedir el ingreso por el camino de acceso a la ruta 205. Sería necesario romper esos cordones por lo que, delante de los de Berisso, se ubicó toda la seguridad provista de armas cortas, que formó en varias líneas. Y, delante de la seguridad iban los “cadeneros” que eran los que tenían la tarea de hacer posible la entrada. En esta formación fue como llegamos al lugar en el que estaba concentrada la multitud. Los cadeneros habrán cumplido su función pero tampoco tuvieron otra alternativa, porque desde atrás comenzó ejercerse una presión incontenible sobre la cabecera de la columna de tal manera que nos vimos empujados hacia adelante y fuimos ganando posiciones, independientemente de nuestra voluntad. A los del CdO, si estaban allí, no lo llegamos a ver, cuando la presión de la retaguardia se detuvo habíamos llegado muy cerca del estrado que se había instalado delante del palco.”

“El resto de la columna no habiendo podido acercarse al palco, optó por separarse y emprender camino por detrás del palco para situarse del otro lado. Pero, este movimiento parece haber sido mal interpretado por la custodia que supuso que la columna sobre se aproximaba al palco con la intención de tomarlo por asalto y abrió fuego. Para nosotros que estábamos ubicados adelante y a la derecha del palco (…) los de la custodia aparecían haciendo fuego en dirección contraria. Por lo tanto(…) optamos por permanecer en nuestra posición convencidos que nuestra columna era ajena a los enfrentamientos.”

Un hombre del Comando de Organización avanza armado
Un hombre del Comando de Organización avanza armado

Lo real y concreto es que los tiroteos que se produjeron el primero a las 14,30 y el ultimo a las 16hs fueron detrás del palco. Y por las fotos y videos que se conocen, los custodios no disparaban de arriba del palco, sino desde el suelo. Se pueden identificar en las fotos a miembros del CNU de La Plata cuerpo a tierra disparando con armas largas.

El frente del palco y el “fuego amigo”

Todos los testimonios de quienes estaban sobre la autopista Richieri en frente del palco, coinciden que escuchaban el silbar y picar de las balas que venían del lado del palco. No hay relatos, de disparos directos desde el palco, contra quienes se hallaban adelante, ni estampidas tumultuosas de gente corriendo, más allá del lógico temor y confusión reinante que llevaba a tirarse al suelo para protegerse.

El testimonio de Oscar Balestieri reafirma esta apreciación: “Nosotros decidimos, seguir avanzando. Cuando llegamos más o menos cerca del palco eran tiros por todos lados, todo el mundo al suelo. Estábamos todos tirados ahí en el suelo. Las balas picaban por todos lados. De repente uno de los nuestros se para y veo que se agarra el cuello, cuando saca la mano sale un chorro de sangre. Se cae al suelo, nos acercamos, lo agarramos entre cuatro y lo sacamos. Por suerte se salvo, había recibido una bala calibre 32. Creo que esa bala era nuestra, calibre 32, de plomo. La tiraron del otro lado hacia el palco, pasó de largo y le pegó. Como llegó con caída libre, la herida no fue grave. Si tiras así pasa por arriba del palco y a los 1000 metros la bala cae sin fuerza. Las balas que nos picaban a nosotros evidentemente eran de gente de la columna Sur que tiraban contra el palco y pasaban de largo”.

La visión de los militantes del Comando de Organización

Lamentablemente casi no existen testimonios de quienes estaban del otro lado en la pelea. Hoy muchos de ellos siguen militando y acompañando a los gobiernos peronistas. Para esta nota pude hablar con algunos de ellos. Javier Rodríguez quien entonces tenía 16 años cuenta que: “Nosotros pasamos la noche en el Hogar Escuela, que esta a metros del puente. Recuerdo que hicimos un cordón sobre el acceso de la ruta 205. Cuando empezó el tiroteo yo me protegí debajo un auto, pero al rato se incendió el auto de al lado. Fue todo una gran confusión. La verdad yo era chico y tenía mucho miedo”. Roberto Surra cuenta “nosotros estábamos haciendo un cordón, cuando vemos venir la columna montonera por la 205, era impresionante...yo pensé, acá nos matan a todos”. Eduardo Menam quien tenía mas jerarquía dentro del CdO, recuerda: “Nosotros concentramos toda nuestra gente en los alrededores del palco y del Hogar Escuela. Las armas nuestras eran solo armas cortas y cadenas. Cuando llega la columna de la 205 dos jefes nuestros Omar Venturino y Juan Quiros acompañados por el capitán Chavarri se adelantan a parlamentar. La respuesta fue “nosotros pasamos igual”. Cuando regresan cae Chavarri herido en la cara.”

Como la versión mas repetida y escuchada es la del sector de Montoneros, alguien podrá criticar diciendo “los del CdO no eran nenes de pecho”. Diré con conocimiento de causa, porque conocí a muchos ex-montoneros, que los que iban por la 205 tampoco eran “nenes de pecho”.

Banderas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias en Ezeiza
Banderas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias en Ezeiza

Ambos bandos tuvieron muertos y heridos

Según los diarios de la época, basados en los datos oficiales brindados por el área de salud, las víctimas fatales fueron doce y se estimó en unos doscientos cuarenta los heridos de distinta consideración.

La JP y Montoneros, a través su revista El Descamisado, reconocen dos muertos de su sector, Horacio “Beto” Simona, combatiente montonero y Antonio Quispe, combatiente de las FAR . A los que hay que sumar a Hugo Oscar Lanvers militante de la UES y Raul Obregozo militante de la JP La Plata.

De la custodia del palco las víctimas también fueron cuatro: el capitán RE Máximo Chavarri, y los militantes del Comando de Organización (C.d.O): Rogelio Cuesta, Carlos Dominguez y Manuel Segundo Calabrese.

Salud Pública dio a conocer un listado en el que figuran 4 fallecidos más, de quienes se desconoce a qué sector pertenecían: Antonio Aquino, Pedro Lorenzo López González, Hugo Sergio Larramendia y Daniel Santana.

La hipótesis de masacre premeditada también se cae cuando vemos que los muertos son cuatro de cada bando. Esta fría cifra da cuentas que hubo enfrentamientos que cobraron vidas de ambos lados y por supuesto también victimas de esa enorme mayoría de peronistas que había concurrido a recibir a su líder.

La opinión de un catedrático

Voy a citar la opinión de Samuel Amaral, Doctor en Historia por la UNLP y miembro de la Academia Nacional de Historia, quien publicó en la revista Todo es Historia Nº518 una extensa nota sobre el tema. Dice Amaral: “La supuesta masacre de Ezeiza, es un paradigma creado por el aparato propagandístico de FAR y Montoneros a través de una solicitada que publicaron en los diarios pocos días después”.

“En síntesis, el 20 de junio de 1973, hubo en Ezeiza enfrentamientos armados e incidentes de extrema violencia, pero no hubo una masacre; ya que los hechos estuvieron localizados en un pequeño sector y afectaron a una porción decididamente menor de los concurrentes. Mucho menos puede decirse que haya habido una masacre premeditada, ya que los incidentes se produjeron por la entrada tardía, por un lugar no autorizado, de una columna cuyos desplazamientos fueron amenazantes para la custodia del palco y en consecuencia para la presencia de Perón en él.

A modo de conclusión

Para Mario Firmenich, el balance fue positivo: “Nosotros sí fuimos con un plan político bien deliberado, que cumplimos, que era copar políticamente el acto.(…) Lo copamos. El acto más grande de la historia argentina, fue un acto no digo montonero. Fue un acto peronista dominado políticamente por la expresión de los Montoneros”

Algunos de los defensores del palco, todavía perciben su acción, como “el día que derrotamos a los montoneros”.

Para quien escribe, que ese día participó como uno de los cinco mil jóvenes armados de Firmenich, la conclusión es: Ezeiza es el caso más extremo de lo que es capaz la idiotez y la miopía de los grupos sectarios (de ambos lados) por disputar espacios simbólicos, cagándose en el sentimiento de todo un pueblo que ese día había concurrido con la enorme alegría de recuperar a su líder después de 18 años de exilio.

Aldo Duzdevich es autor de “Salvados por Francisco” y “La Lealtad-Los montoneros que se quedaron con Peron”

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