El día que el Ministerio de Salud de Israel decidió levantar el requisito de uso de barbijo obligatorio en espacios cerrados, un argentino decidió casarse en Tel Aviv y hacer una fiesta en un salón con 250 invitados. Dan Liberson ya había pospuesto la boda por la pandemia con Morán Ben Hamo, una israelí hija de Iraquíes y no quería esperar un día más.
En la celebración no faltó nada, desde un banquete con shawarma, atún, salmón y ceviche a la música de Totora, Rodrigo, Gilda y Sergio Denis, que todos bailaron sin descanso. Al hombre le duró pocos minutos el elegante traje negro y la camisa blanca. Enseguida se puso la camiseta de River para estar a tono con sus amigos argentinos que residen allá, quienes habían concurrido a la fiesta con el atuendo del club millonario. “Fue un casamiento rojo y blanco”, cuenta Dan a Infobae. “Todo mi grupo que está viviendo acá se trajeron hasta la bandera de la filial de River en Tel Aviv. Desgraciadamente de Argentina no pudo venir nadie por la pandemia, sólo vinieron mi papá y mi mamá que están haciendo los trámites para inmigrar a Israel”, contó el hombre, muy nostálgico de Buenos Aires y del país que dejó.
La fiesta fue una de las primeras que tuvo lugar en Israel desde que el gobierno inició la vuelta a la normalidad tras el éxito de la campaña masiva de vacunación. La medida de levantar la obligatoriedad del uso de barbijo en espacios cerrados mantiene todavía algunas excepciones como aviones, geriátricos e instituciones de bienestar social. Asimismo desde el martes se eliminó el uso del barbijo también en las escuelas. “En los salones de fiesta ya no es obligatorio que todos los invitados entren vacunados porque ya se logró la inmunidad de rebaño”, explica Dan Liberson. “Antes había que presentar el certificado de vacunación y el test negativo”, agrega.
Dan está feliz porque logró casarse con la mujer que lo deslumbró hace cuatro años en una empresa operadora de turismo receptivo en Israel. “Yo estaba en el departamento latino y ella en el departamento chino”, cuenta con felicidad.
El argentino hizo el secundario en la famosa escuela ORT de Belgrano y luego estudió publicidad en la Universidad de Palermo. En el año 2013 emigró a Israel y allí cursó dos años en la Escuela del Ministerio de Turismo, la carrera de guía.
“Le propuse casamiento en noviembre del 2019, en febrero del 2020 firmamos para octubre del 2020 y tuvimos que cancelar. Cuando mis padres recibieron el permiso para entrar al país, pusimos inmediatamente la fecha”, contó el hombre, quien se fue de argentina hace 8 años. “Mi hermano no pudo venir porque Israel no tiene permitido el ingreso de extranjeros”, se lamentó. “El 1ero de julio van a autorizar nuevamente la llegada de viajeros pero van a tener que tener un test negativo y las vacunas autorizadas por la FDA, no la Sputnik por el momento”, agrega.
La organización del casamiento no fue fácil, no porque la pareja no estuviera enamorada, sino porque las normas fueron cambiando constantemente en Israel a medida que se aceleraba el plan de vacunación. “Fue todo un proceso –explica-. Una semana antes del casamiento cancelaron todo tipo de restricciones. Decidieron que no se iba a chequear que la gente estuviere vacunada para entrar. Esta fue la gran noticia. Entonces les avisamos a todos nuestros invitados que pensaban que tenían que estar vacunados o con test negativo para estar en la fiesta que no iba a haber ningún tipo de chequeo en la entrada porque el Ministerio de Salud había dictado la nueva norma, con lo cual ya podían entrar todos. Además el día de nuestro casamiento, fue el día que se terminó la obligación del uso de barbijo en espacios cerrados”, describió.
Dan cuenta que también hubo que superar otros problemas no relacionados con la pandemia. “Hubieron diez días en el que se suspendieron los casamientos por el conflicto con Hamás en la franja de Gaza. Teníamos por ejemplo el casamiento de la prima de mi mujer. El día anterior empezó el conflicto y al día siguiente se suspendió la boda porque estaba en una zona muy cercana y de hecho escuchamos que sonó una sirena en el lugar donde ella se iba a casar el día de la boda, así que estuvo tomada muy bien la decisión”, cuenta con alivio.
La pareja de Dan y Moran se va en pocos días de luna de miel a Estados Unidos. La idea es salir cuanto antes porque en poco tiempo se abre el país al turismo y él tiene que volver a trabajar llevando grupos a recorrer Jerusalén, Tel Aviv, el Mar Muerto y el Desierto de Neguev entre otros destinos muy concurridos. “El plan original era ir a Argentina para que mi mujer conozca a mis abuelas Maña y Sofía que no pudieron viajar y mostrarle mi vida en Buenos Aires, pero la situación en Argentina no lo permite”, se lamenta. “Esto me genera mucha tristeza. Ellas son muy mayores y quiero que conozcan a mi esposa. Esto me provoca ansiedad también porque no sé cuándo va a pasar”, agrega con angustia.
“Volvimos a la vida normal en Israel, pero la incertidumbre sobre cuándo vamos a viajar a la Argentina se mantiene”, confiesa angustiado. “Quiero recorrer con ella mis calles de Capital Federal, los bares donde yo iba, los lugares donde me movía, el Monumental, Hebraica, mis colegios, tengo muchas ganas de ir a las Sierras de Córdoba, a Mendoza, a las Cataratas, a Salta y Jujuy dos provincias donde tuve una experiencia fenomenal cuando era chico, a Bariloche y la Patagonia, la zona de los glaciares, a Puerto Madryn”, concluye con nostalgia.
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