Trabajadores despedidos de la aerolínea Latam se enfrentaron hoy con efectivos de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), cuando intentaban ingresar a uno de los salones del Aeroparque Jorge Newbery para realizar una protesta en reclamo de reincorporación de los puestos de trabajo perdidos.
La manifestación, encabezada por ex empleados de la compañía y dirigentes del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS-Frente de Izquierda) se llevaba adelante a las 8 bajo la modalidad de “caravana”, pero la marcha se vio frenada por el cordón de seguridad en el ingreso de la terminal aeroportuaria de la Ciudad de Buenos Aires.
La manifestación tuvo momentos de tensión con golpes y forcejeos con los uniformados de PSA, quienes bloquearon la entrada de la caravana cuando se intentó avanzar hacia el hall del establecimiento.
“Hace mas de un año que estamos en conflicto, quisimos ingresar a Aeroparque para hacer una presentación simbólica. Aquí la gente de Latam sigue ingresando como quiere, pero resulta que los trabajadores tenemos prohibido el ingreso. Vamos a seguir con la movilización al ministerio de Transporte”, sostuvo Eduardo Saab, delegado de Latam y empleado de tráfico aéreo.
La convocatoria de los trabajadores despedidos de LATAM había sido anunciada a las 8 desde Aeroparque, en la avenida Costanera Rafael Obligado. Desde allí marcharán hacia el Ministerio de Transporte de Nación, ubicado en Paseo Colón 315 para reclamar a los Ministerios de Transporte y Trabajo de la Nación que “asuman el compromiso plasmado en actas, de continuidad laboral y para que mientras aquel compromiso no se concrete el Estado nos pague los salarios”, señala el comunicado oficial de los despedidos.
El conflicto en la compañía de capitales chilenos-brasileños se inició el año pasado cuando anunció el cese de sus operaciones en el país, tanto de pasajeros como de carga, por tiempo indeterminado. Tomada la decisión, presentó ante el Ministerio de Trabajo un Procedimiento Preventivo de Crisis (PPC) para determinar la desvinculación de más de 1.700 trabajadores que se quedaron sin empleo.
La empresa ofreció un plan de retiros voluntarios a la plantilla de personal, pero un sector de los empleados no aceptó y continuó con el reclamo para sostener el empleo y una fuente de ingreso. El conflicto gremial ya lleva 17 meses mientras la compañía “sigue aún volando en el país”, señalan los trabajadores cesanteados.
“El Gobierno es responsable de que estos compañeros sigan trabajando en el gremio aeronáutico. Latam tiene mucha impunidad, sigue haciendo negocios en Argentina y nosotros lo único que queremos es seguir trabajando en el rubro aeronáutico”, apuntó Saab en diálogo con radio Rivadavia.
En febrero pasado, LAN Argentina -la filial local de Latam- oficializó el cese definitivo del funcionamiento de la empresa, tras alcanzar un acuerdo con varios de los sindicatos involucrados. De los 1.715 empleados que tenía la firma, hubo aceptación de 1.522 de ellos (89% del total), a los que a lo largo de los últimos meses la empresa les fue ofreciendo distintas combinaciones de extensión de cobertura de salud, tickets de la compañía y monto de retiro.
En el caso de los 193 (11% del total) con los que no hubo acuerdo la relación se considera extinguida por cese de la empresa y se aplicará el régimen indemnizatorio vigente, al que el gobierno nacional, en la última extensión de la “doble indemnización” por despido, había fijado un tope de 500.000 pesos, informó LAN. Este sector de los ex empleados es el que exige algún tipo de continuidad laboral o garantía de ingreso en las aerolíneas que operan en los cielos argentinos.
Desde el año pasado, la empresa se comprometió a cumplir con las obligaciones asumidas con sus clientes, entre ellas la gestión de la devolución de los tickets domésticos, mientras que los vuelos internacionales serán realizados por las otras filiales del grupo. Los programas de millaje no iban a verse afectados, dijeron, porque los titulares seguirán dentro del programa Latam Pass.
Latam es la principal aerolínea de Latinoamérica. El año pasado, la firma tuvo que declararse en bancarrota y definió ese desempeño como “annus horribilis”, aunque a partir de 2021 comunicó que afronta el futuro con “optimismo” y convencida de que saldrán de la pandemia “más competitivos” y “con una estructura de costes imbatible”, definió el consejero delegado (CEO) de la compañía, Roberto Alvo.
La aeronáutica había terminado el 2020 con una caída del 58,4 % en sus ingresos operacionales y una pérdida neta de 4.545,9 millones de dólares. La expectativa es reanudar hasta el 80 % de sus operaciones prepandémicas a finales de año.
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