La Justicia ordenó que el argentino varado que vivía en un auto en Brasil pueda ingresar al país

El juez Federal de Quilmes Luis Armella le dio 72 horas al gobierno argentino para que cumpla su dictamen. Consideró que su hijo de 17 años tiene derecho a verlo

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César Ariel Ojeda frente al Consulado Argentino en Uruguayana, Brasil
César Ariel Ojeda frente al Consulado Argentino en Uruguayana, Brasil

El juez Federal de Quilmes Luis Armella ordenó al gobierno argentino a que en el plazo de 72 hs autorice el ingreso al país de César Ariel Ojeda, varado desde el 23 de abril en la frontera con Brasil. El magistrado dispuso que el hombre cubra la totalidad de los gastos de hisopados a la vez que lo obliga a hacer un aislamiento cuando llegue a su casa de Avellaneda.

Ojeda vive una dramática situación en Uruguayana desde que no lo dejaron cruzar el Paso Internacional Agustín Justo hacia Corrientes. Tal como anticipó Infobae, Ojeda -de profesión tornero y soldador-, durmió en su auto durante un mes en la puerta del consulado, un club de motoqueros le daba un lugar para bañarse y hacer sus necesidades y los vecinos lo ayudaban con la comida ya que no disponía de dinero.

La decisión del Juez Armella
La decisión del Juez Armella

Armella basó su fallo en los Derechos del Niño ya que su hijo mayor de 17 años había quedado al cuidado de su abuela Emilce Viedma Samariego y extrañaba mucho a su padre. “De acuerdo a la ley 23849 el niño tiene derecho a ser criado por sus padres. De no producirse el reencuentro entre padre e hijo de manera inmediata, se condicionarán irremediablemente los derechos de los involucrados y en especial los del menor”, puntualizó el juez. Armella aclaró que la resolución no va en detrimento de las acciones sanitarias dictadas por el gobierno nacional desde el 11 de marzo del año pasado cuando la Organización Mundial de la Salud declaró a la enfermedad Covid 19 como una pandemia, “sino se trata de una medida que tiende a complementarla para un caso en particular”, añade.

La historia de César reviste gran dramatismo. El 1ero de marzo del 2020 viajó a Curitiba, la ciudad natal de su segunda mujer, María Carolina Chagas Souza, para alquilar el departamento de ella y volver luego a Buenos Aries. Había perdido su trabajo como soldador en la empresa de máquinas frigoríficas Colzani y Asociados y lo habían indemnizado. El viaje estaba previsto para estar al máximo 20 días. Pero el 20 de marzo se dictó la cuarentena obligatoria y la pareja no pudo regresar.

César muestra su "vivienda" en Uruguayana: su auto

María, de 40 años, estaba embarazada de 2 meses. Había tenido previamente un cáncer de garganta y dos pérdidas, por lo que el médico le recomendó quedarse en Brasil. El 23 de septiembre nació su bebé prematuro y ya se les hizo imposible regresar. César debió esperar que ambos se recuperaran. Mientras tanto en Argentina lo esperaba su madre y su hijo de 17 años con ansiedad.

El 23 de abril emprendió el viaje sólo con la ilusión de poder festejar el cumpleaños de su padre, de su madre y de su hijo. Pero al llegar a la frontera, el proyecto quedó trunco. “Estoy en la calle y nadie hace nada por mi”, decía hace una semana con desesperación. “Cruzan mil camiones por día la frontera y yo no puedo pasar”. César confesó que estuvo a punto de golpear al cónsul argentino en Uruguayana porque se sentía “boludeado”. Finalmente la representación diplomática comenzó a pagarle un hospedaje pero todos los días amenazaban con dejarlo en la calle porque el gobierno argentino no mandaba plata para esos gastos.

Aquí, frente al Consulado Argentino en Uruguayana, vivió César
Aquí, frente al Consulado Argentino en Uruguayana, vivió César

En el interín, su hijo mayor lo extrañaba cada vez mas. Desde el colegio le avisaban que el adolescente manifestaba tristeza y angustia por estar lejos de su padre. Fue entonces que la abuela del menor, Emilse Viedma Samariego, resolvió presentar un amparo ante el juzgado federal de Quilmes a través de la abogada María Fernanda Garbuio. “Mi hijo se vino a vivir conmigo unos meses antes que yo viajara y hace un año y medio que no me ve”, dice César a Infobae desconsolado.

“Lo importante de nuestra presentación es que no pedimos la inconstitucionalidad del DNU presidencial que fijó el aislamiento y el cierre de los pasos fronterizos, sino el interés del menor”, explica la abogada. “Estamos en una pandemia, es real, pero también pero hay otros derechos que hay que tener en cuenta. Acá hay una necesidad de dos menores, un bebé que quedó en Brasil y más adelante vendrán a Argentina con su mamá y otro que hace un año y medio que no ve a su papá”, agrega. La letrada ya había logrado un fallo similar de la Cámara de la Plata a favor de 4 hermanos de la familia Villalba que habían viajado a Paraguay por el fallecimiento de su madre y al volver el Gobierno argentino no los dejaba pasar.

César Ojeda está varado desde el 23 de abril en Uruguayana
César Ojeda está varado desde el 23 de abril en Uruguayana

Desde que la Dirección Nacional de Migraciones resolvió suspender en forma transitoria el ingreso a través de cualquiera de los pasos fronterizos terrestre el 8 de enero de este año cientas de personas quedaron varadas en los límites principalmente de Brasil. El 31 de marzo, el juez de Paso de Los Libres, Gustavo Fresneda dio la orden al gobierno nacional de habilitar el ingreso de más de 80 argentinos que debieron pasar varias noches en ómnibus de larga distancia en Uruguayana porque no los dejaban volver al país. En aquel momento se les obligó a hace un hisopado en Brasil y otro en Corrientes. En esta ciudad se los obligó a permanecer diez días en un hotel, cuyo costo debió pagar la gobernación. Como César Ariel Ojeda llegó el 23 de abril, es decir, con posterioridad al fallo, no pudo pasar. Lo mismo le ocurrió al empresario de turismo deportivo Juan Paez, quien ayer luego de estar 45 días varado en la frontera, solicitó a la Defensoría de Paso de Libres que ordene a Migraciones y al Ministerio de Salud de la Argentina el permiso de ingreso al país.

“Todavía estoy que no me cae la ficha. Hasta que no pase el puente no lo voy a poder creer”, dice Cesar Ojeda descreído tal vez por la cantidad de desventuras que le tocó sufrir en tan poco tiempo. “Cuando llegue, lo primero que voy a hacer es abrazar a mi hijo, pero por lo que veo en las fotos está enorme, mucho más alto que yo. Por suerte somos muy amigos y el comprendió todo”, agrega mientras cuenta las horas que le quedan para dejar definitivamente esta pesadilla que le tocó vivir en Brasil.

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