Habla de corrido Anabel, está ansiosa con la noticia. Dice que en La Carlota, el pueblo donde vive, todos ya saben de su lucha por volver a ser madre. “Falta un último esfuerzo. Cuando uno suena con fuerza, tarde o temprano se cumple”, dice.
Anabel Arballo es cordobesa (40), es policía, y está en pareja 7 años con Victor Cabral. Además tiene un hijo, Tiago (12).
Después de una larga batalla, en mayo de 2020 y en plena pandemia, el Tribunal N2 de La Carlota autorizó a la pareja a tener su hijo mediante la técnica conocida como gestación subrogada. En nuestro país, es la justicia la que debe dar la conformidad para llevar a cabo este procedimiento. En este caso será Fernanda, la prima de Anabel, la que llevará el embrión transferido en su vientre.
Decidieron, entonces, acudir a un centro de reproducción asistida llamado CIGOR en Córdoba, y allí realizar una fecundación in vitro con material genético de la pareja.
La primera transferencia embrionaria fue hace quince días y no funcionó. Ahora la espera un segundo intento, para eso todavía precisa 50.000 pesos para realizarla. “Todo el tratamiento médico es muy costoso, alrededor de 300.000 pesos que logramos juntar luego de varios años de ahorro. Tuvimos que vender hasta el auto para poder hacerlo. Recibimos donaciones de vecinos, mis compañeros de trabajo e incluso el grupo La Tribu (mujeres que pasaron por lo mismo) me donaron la medicación para estimulación ovárica”, le cuenta Anabel a Infobae.
Ana, como la conocen todos, es hija única, su padre es camionero y su madre ama de casa. Con una vocación marcada se anotó para ser parte de la fuerza policial. Tuvo que hacerlo en Río Cuarto. “La primera vez no me aceptaron por mi baja estatura, 1.57. Recién al año siguiente lo cambiaron y pude empezar. Recibí mucha colaboración económica para completar la formación”, recuerda.
Título en mano pasó a trabajar inmediatamente. Allí conoció a su primer pareja. Con el soñaron en formar una familia. “Nunca estuvo fuera de mis planes ser madre, así que lo intentamos”.
A sus 25 llegó el momento tan esperado, estaba embarazada de su hijo. “Fue buscado y vino por vía natural. El embarazo corrió bien hasta que en la semana 23 me tuvieron que hacer una cesárea de emergencia. El bebe no sobrevivió”, se lamenta con tristeza.
La vida le dio otra oportunidad, una revancha, pero la historia se volvió a repetir. “Recién casi 20 años más tarde puedo volver a hablar del tema. Fueron los momentos más duros de mi vida. Me quedaron varias lagunas por el trauma psicológico. Los especialistas nunca pudieron llegar a un diagnóstico médico.”
Finalmente dos años más tarde llegó Tiago. Este nació antes de tiempo, a las 30 semanas, prematuro. “Desde el primer trimestre tuve indicado reposo debido a mis antecedentes. El milagro ocurrió, y nació con 1.780 kilos. Estuvo 29 días internado en neonatología... no sabían si iba a sobrevivir”, recuerda.
A pesar del dolor. Nunca obtuvo un diagnóstico médico de su condición de salud. Lo peor pasó cuando tuvo que atravesar su cuarto embarazo, ese bebe no llego a termino, aun con un cerclaje que le realizaron en el útero. Esto derivó en una infección. Al borde de la muerte, en ese episodio su útero y con él, su última posibilidad de gestar. Parecía que la vida le había quitado también la esperanza.
Se resignó. “En definitiva lo tenía a Tiago, y con eso me bastaba pero fue un golpe duro”. Con el tiempo, madre e hijo se quedaron solos. Ana tuvo que recomponerse y llevar adelante su vida, como madre soltera.
El nuevo amor
Hasta apareció Tito, como le dice Ana. “Me vino a enseñar y mostrar el verdadero amor”. Se conocieron en el trabajo mientras ella hacía horas adicionales para poder mantener su casa. “Ni bien empezamos la relación le conté toda mi historia, que no podía gestar. Sin hijos, el lo tomó muy bien, fue empático...y me dijo ‘hay otras posibilidades de familia, y además lo tenemos a Tiago”.
En un momento, pensaron en adoptar. No tuvieron suerte. Ni se les ocurrió en la subrogación de vientre en el exterior , el costo es, aproximadamente, de 150.000 dólares. Ellos tienen un sueldo básico de cualquier empleado común: ella policía, él trabajador de un frigorífico.
Un gesto altruista
Fernanda (27) y Ana mas que primas, se sienten hermanas. ”Le cambiaba los pañales de chica, así que imagináte nuestro vínculo. Como soy hija única siempre fuimos cercanas, pero este gesto lo supera todo”, cuenta Anabel.
En una tarde de verano de 2016 sonó el celular de Ana. Era Fernanda. “Cuando puedas venir a verme que te quiero contar algo”, le dijo su prima. Fue corriendo a verla. “Cuando llegué a su casa me mostró el libro ‘La fuerza de un deseo, El Primer Caso Legal de Subrogación de un Vientre en Argentina’, y me comunicó ' esto es lo que voy hacer por vos, Tito, u Tiago”.
Ana se quedó muda, pensó que era un impulso de su “hermanita”, a la que cuidó “¿Pero vos hablaste de esto con tu pareja?”, le preguntó. “Vos quedáte tranquila, yo estoy a disposición de ustedes”, le contestó. No podía creerlo. Fue corriendo a contárselo a Tito. Él compartió su alegría.
Averiguación, trámites y puesta en marcha
Desde 2018 la pareja hizo todo para poder concretar su sueño. Tuvieron que sobrepasar varios obstáculos, y acudir a la justicia. Finalmente el tribunal falló a favor.
Luego vino la parte médica y otro reto económico. “En más de una ocasión tuvimos que ponerlo en suspenso porque no llegábamos a pagarlo”.
“El primer intento de transferencia no salió, pero apostamos al siguiente. No bajamos los brazos jamás. Va a suceder porque hay amor de verdad ’', sintetiza.
Hasta Tiago, con tan solo 12 años está comprometido. “Nos ofreció vender su Play 3, nos derretimos con su propuesta”. Hace una pausa y retoma. “Todos quieren que esto suceda, con mucho amor, lo vamos a lograr”.
La familia necesita recolectar otros 50.000 pesos. Los que quieran colaborar pueden hacerlo donando dinero a la cuenta de CBU :0200346511000002230980 en el Banco de Córdoba, a nombre de Víctor Hugo Cabral
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