El 15 de abril se cumplieron dos años desde que Gonzalo Pérez partió del aeropuerto de Ezeiza hacia Europa con rumbo incierto. Vivió unos meses en Madrid, otros en Salamanca (donde finalizó un Máster en Análisis Económico del Derecho y las Políticas Públicas en la Universidad de Salamanca) y antes que se desatara la pandemia de coronavirus pudo conocer distintos países del Viejo Continente como Eslovaquia, Hungría, Austria, Polonia y Bulgaria.
Instalado en Berlín desde el año pasado, en septiembre de 2020 empezó a trabajar como delivery y las ganancias que logra obtener mes a mes son tan sorprendentes que sus posteos se hacen virales.
Desde su Twitter @soygonzaloperez narra sus vivencias como si estuviese participando de un reality show, donde tiene miles de seguidores y otros tantos haters que ponen en duda sus posteos y lo critican por su alta exposición.
“Comencé a trabajar de delivery en Alemania en septiembre del año pasado. Vengo juntando propinas desde entonces. Hace unas horas abrí mi alcancía y tenía 2.118,50 euros”, tuiteó Gonzalo junto una imagen donde se lo ve contando una montaña de monedas sobre la mesa.
La fotografía fue tomada por unos amigos, que son los dueños de un restaurante vietnamita llamado “Umami” y como necesitaban cambio le ofrecieron a Gonzalo intercambiar esas monedas por billetes. “Estamos hablando de un promedio de 235,38 euros por mes”, detalló.
Pero hay que hacer otra aclaración: eso fue lo que recibió en mano. Si tiene que contar la propina que recibió a través de la aplicación del delivery esa cifra es aún mayor: debe sumar entre 100 y 150 euros mensuales.
“Si vamos al relativo con el objetivo de dar un ejemplo, nada más que con el contenido de la alcancía podría comprar una Honda CBR 125 o una Yamaha YBR 125, ambas usadas”, especificó Gonzalo, quien aclaró que destinará lo recaudado para costear sus estudios de perfeccionamiento en el derecho.
A pesar de la abultada cifra del ahorro, el joven destaca la posibilidad de poder depositar las monedas en un recipiente cerrado sin tener que preocuparse por la pérdida de su poder adquisitivo: “Si la inflación fuera elevada, sería imposible tener una alcancía”.
De los 2.000 euros que gana en promedio por mes apenas destina el 5% para hacer las compras en el supermercado. Además, como prueba, compartió en sus redes el ticket de lo que gastó para llenar su heladera y su alacena durante dos semanas donde se lee un total de 54,41 euros. “Eso es lo que gano en menos de cinco horas haciendo delivery”, reveló.
Actualmente, vive en una residencia para estudiantes que le cuesta 300 euros por mes porque quiere realizar una vida austera que le permita ahorrar la mayor cantidad de dinero posible. “Tenés habitaciones compartidas que van desde los 400 euros a los 500 euros y hay monoambientes a partir de los 800 euros. Alquilar no es tan caro”, ejemplificó tras ser entrevistado por Infobae.
Para Gonzalo, lo más importante es sentir que el esfuerzo vale la pena ya que contó que conoce a muchas personas en otros países que trabajan más horas que él y en puestos más calificados y no son tan bien recompensados como él.
“No digo que emigrar sea algo fácil o difícil. Lo único que puedo asegurar, en base a mi experiencia personal, es que cada segundo ha valido la pena y lo volvería a hacer. Hay que venir con muchas ganas de trabajar”, enfatizó.
Si bien cuando Gonzalo se fue de la Argentina pensó en volver en algún momento, cada día que pasa está más convencido de que su futuro está fuera del país. Remarca que la estabilidad económica que logró en Berlín redujo el peso de su incertidumbre y que ahora puede focalizar sus pensamientos en otras cuestiones.
“Me gustaría continuar estudiando, tener mi negocio y seguir invirtiendo. Siempre a base de trabajo y dando todo. Mi objetivo no es acumular sino ver hasta dónde puedo llegar”, admitió orgulloso por sus logros.
Contó que siempre quiso pasar unos años recorriendo Europa pero que ahora, con la situación económica y sanitaria que se vive en Argentina, su futuro continuará allá: “Me terminé de convencer de que mi vida la voy a hacer en este lado. Aunque al principio pensaba que iba a ser temporal ahora ya es definitivo”.
La intención de Gonzalo es invertir el dinero ahorrado en otro máster pero relacionado con la economía, el análisis de datos y la programación. “Es algo que tiene mucha demanda acá en Europa. Quiero complementar el conocimiento teórico con este conocimiento más aplicable al ámbito privado y dedicarme a eso”, señaló el joven, quien tiene pensado volver a España en el corto plazo para retomar sus estudios.
A pesar de que nunca imaginó que iba a terminar trabajando de delivery siendo abogado, Gonzalo admitió que fue un amigo suyo que estaba viviendo en Dinamarca quien lo terminó convenciendo: “A mí me sorprendió muchísimo cuando me contó lo que ganaba. Justo estaba terminando mi máster en España y él su visa en Dinamarca y vimos que teníamos la posibilidad de pedir un visado en Alemania para trabajar de eso mismo y los dos terminamos en Berlín”.
A diferencia de lo que sucede en Argentina, donde el personal que hace los repartos trabaja de manera independiente y tiene que anotarse en el Monotributo, en Alemania se trata de un empleo en relación de dependencia.
“Me quedan dos meses más de Visa en Alemania. Calculo que me voy a llevar unos 15.000 euros limpios este año. Cabe destacar que me esforcé muchísimo, trabajé 40 horas por semana y no falté nunca, ni siquiera los días de nieve”, remarcó Gonzalo, quien apuesta a “hacerse un colchón” para volver a arrancar de cero en España.
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