Todo empezó hace más de una década: un poco por curiosidad, otro poco por perseguir una meta. Brian González quería estudiar la lengua china. Oriundo de San Vicente, provincia de Buenos Aires, tenía quince años cuando se le despertó el interés. “Mi único contacto con el país era el supermercado chino. Mi mamá fue a preguntarle al tintorero japonés -lo más parecido que habíamos encontrado- para que le diera una pista de dónde podía estudiar. Él le recomendó que se comunicara con la embajada china en Argentina”, cuenta.
Desde los 15 a los 18 años -en paralelo con la escuela secundaria- incorporó el chino mandarín a su bagaje cultural. Debió estudiarlo a distancia ya que en su pueblo no había manera de que alguien le enseñara. No solo pudo adoptar un idioma complejo de aprender. También compitió en certámenes de lengua china y ganó. Así llegó su gran oportunidad: lo becaron para ir a estudiar a Beijing. No lo dudó.
“No se trataba apenas de una mudanza, sino que además era la primera vez que me subía a un avión y la primera vez que salía de la Argentina. Nunca tuve grandes comodidades, mi padre fue obrero y mi madre pedicura”, admite en diálogo con Infobae. Pasó de un pueblo de 21.000 vecinos a una metrópolis de 21.000.000 habitantes. El salto fue contundente, inmenso. No lo abrumó. Pudo hacerse amigos y recibirse de licenciado en Filología China. Luego se especializó: eligió una maestría en Comercio Exterior. “Manejaba el idioma pero no podía mantener una conversación fluida. La barrera idiomática fue un obstáculo”, recuerda. Hoy, sin embargo, reconoce haber dominado el idioma.
No bien terminó la carrera consiguió trabajo como intérprete. Llegó a colaborar con empresas de habla hispana de todo el mundo, con la embajada argentina e incluso condujo un evento deportivo donde Lionel Messi fue la gran estrella. “También hice de intérprete de funcionarios públicos como Julio de Vido y Axel Kiciloff. Fue muy importante para mí, porque yo soy de un pueblito y vengo de una familia humilde”.
El salto a la fama
Los productores del canal de televisión Hubei Tv se enteraron de que había un argentino que hablaba chino de manera muy fluida. Los locales se sorprendieron al escucharlo hablar porque su acento mandarín es casi perfecto. Lo invitaron a formar parte de un casting para un programa de panelistas extranjeros que relatan cómo es la cultura en cada uno de sus países. Nada más ni nada menos que en Wuhan, en el epicentro del coronavirus. Claro que en ese momento la pandemia no existía.
En el reality Informal Talks es una especie de embajador argentino donde acerca y comenta las tradiciones nacionales. Desde el fútbol hasta los superhéroes criollos: les contó de Hijitus y les mostró un poncho. “Lo llevé puesto al programa y enloquecieron. No podían creerlo. Tuve que encargar varias piezas para regalarlo”. La inestabilidad económica es otro tema que les interesa: “No logran entender las fluctuaciones. Cuando llegué, un peso equivalía a dos yuanes, hoy 24 pesos vale un yuan. Se asombran mucho”.
Wuhan, sin rastros de Covid
A finales de 2019 la ciudad china de Wuhan registró el primer caso de coronavirus. Luego se desató el caos y la pandemia de covid-10. Brian González estuvo 76 días cerrados por cuarentena. Allí aún pesa el estigma de ser el epicentro del primer brote, aunque en las calles desde hace meses se respira normalidad, asegura. “Es increíble saber que hace un año atrás el contexto era otro. Voy una vez por semana para grabar el programa, se vive un clima relajado, están los karaokes abiertos, los restaurantes y boliches también. Volvió el turismo, aunque los extranjero sí tienen que hacer 28 días de cuarentena para ingresar”, explica.
Un mundo de oportunidades chinas
Inquieto, curioso, en 2013 lanzó Green Channel, su emprendimiento de tours de compras para clientes mayoristas. “Exportamos desde acuarelas hasta productos químicos en refinería de petróleo a Europa, las posibilidades son infinitas. Queríamos traer carne argentina, pero lo veo muy complicado”, lamenta. A su socio lo conoció estudiando en la universidad: primero fueron compañeros, luego amigos y hoy socios. “Soy bastante solitario. Tengo varios amigos de muchas nacionalidades, sobre todo chinos, no son tan distantes. Aquí hay muy pocos argentinos, y con la llegada de la pandemia quedaron menos”.
Previo a la pandemia, una vez al año, Brian suele regresar a su casa. “Es un choque muy grande pasar de la vorágine a la tranquilidad de San Vicente. No creo que pueda volver a vivir en Argentina porque me acostumbré a la seguridad física y económica. Alquilo, vivo solo, puedo ahorrar y viajar. Y cuando puedo, le envió dinero a mi familia”.
- Mirando hacia el futuro, ¿dónde querrías vivir?
- Sueño con retirarme en España por el ritmo de vida. En algún momento me voy a cansar de la vorágine asiática.
Esa curiosidad adolescente lo llevó a Brian González a cambiar el destino de su vida. De San Vicente a conquistar Beijing, sin escalas. Su primera gran travesía. El inicio de todo.
SEGUIR LEYENDO: