“Es como vivir en un monte, quedamos alejados de todo”, describió a Infobae Agostina López, una de las propietarias del Barrio Olímpico de Villa Soldati, un complejo de departamentos que en octubre de 2018 supo albergar a los atletas que participaron de los Juegos Olímpicos de la Juventud y luego fue adjudicado a 1.047 familias mediante un sistema de créditos blandos para potenciar el desarrollo urbano del sur de la Ciudad de Buenos Aires.
Ubicado entre las avenidas Fernández de la Cruz, Escalada, Coronel Roca y la autopista Presidente Cámpora, la ex Villa Olímpica está compuesta por 29 edificios de hasta siete pisos con unidades de uno, dos y tres ambientes, y 40 locales comerciales.
De acuerdo al master plan del Gobierno porteño, la obra contempla la ejecución de amplias extensiones de espacios públicos, nuevos parques y espacios verdes, mejoras en el transporte y la adecuación de todos los accesos vehiculares que comunican a ese sector tanto con el centro de la ciudad como con el área metropolitana. Pero los vecinos se quejan de que las promesas distan mucho de la realidad en la que viven, sobre todo por la falta de integración al Parque de la Ciudad.
“Nos encontramos totalmente aislados en comparación de otros barrios de la Comuna 8. Tenemos solo una almacén de cercanía y para hacer las compras nos tenemos que trasladar a Pompeya o Lugano porque los locales que están en la planta baja de los edificios siguen sin alquilarse”, ejemplificó Analía Muñoz, quien reside en el Barrio Olímpico desde noviembre de 2019 y contó que por la crisis económica que trajo la cuarentena estricta hubo vecinos que montaron sus propios emprendimientos y hoy se compran entre ellos.
Desde el Instituto de Viviendas de la Ciudad (IVC) admiten esta situación pero se escudan en que como los locales fueron vendidos a través de una subasta pública recién se escrituraron en abril de este año. “Actualmente, se encuentran en una etapa de planificación comercial junto con el adquirente de los locales, para poder abastecer las necesidades y demandas de consumo del barrio”, precisaron a Infobae.
No obstante, los residentes mostraron su disconformidad con la subasta realizada porque les habían dicho que la idea era ofrecerlos a vecinos de la Comuna 8 con créditos blandos como se hizo con los departamentos. Y más allá de esas explicaciones están convencidos de que como los locales carecen de gas -todo el complejo es electrodependiente- no despertarán el interés de los inversionistas y los alquileres podrían demorarse más de la cuenta.
A pesar de que los edificios del predio se lucen por su fachada moderna e imponente, respecto a las construcciones que se observan a su alrededor, el déficit de espacios comunes se volvió crítico durante pandemia porque hay solo una plaza (que quedó chica para la cantidad de residentes) a pesar de que al barrio se lo promocionó como “el más verde de la Ciudad”.
Incluso, Agostina recordó que la plaza no tenía un solo árbol y que gracias a un trabajo conjunto entre los residentes con la gente de la Reserva Sur, ACUMAR y la Comuna 8 lograron plantar unas ocho especies “que aún son muy pequeñas y hay que esperar varios años más para que den sombra”.
Además, los folletos del gobierno porteño aseguraban que los pulmones de manzana iban a ser utilizados como espacios verdes “para el disfrute de los vecinos” pero no son compartibles de manzana en manzana y hay indicios de que edificarán sobre parte de ellos.
Actualmente, el espacio público del Barrio Olímpico no solo es utilizado por las familias residentes en el complejo sino también por vecinos de zonas aledañas que los fines de semana se acercan para disfrutar del lugar. Están los que vienen a andar en bici, skate o patines por las calles y las veredas porque al ser nuevas y sin desniveles permiten un deslizamiento más cómodo.
Lo más paradójico es que faltan espacios para práctica de deportes cuando su nombre remite justamente a ello. “No disponemos de cancha de fútbol ni playón polideportivo. Tampoco de un espacio acondicionado con aparatos para realizar pesas como sí lo tienen otros parques”, se indignaron las mujeres.
Todo lo proyectado por el gobierno porteño sería dentro del Parque de la Ciudad, que a simple vista se encuentra completamente cercado e impide que los vecinos puedan disfrutarlo como prometieron las autoridades. “Nos dicen que no hay plata para abrirlo ni para acondicionarlo, y tampoco hay plata para habilitar una parte y que la podamos usar”, se lamentó Analía.
Frente a este reclamo, desde el gobierno porteño argumentaron que “se está trabajando en conjunto con la Dirección del Parque de la Ciudad y el Ministerio de Desarrollo Urbano en la apertura de la entrada que se encuentra en Zorrilla y 23 de junio” y que varias de las manzanas linderas fueron tapiadas para que esos terrenos no sean ocupados ilegalmente.
Todos coinciden en que el barrio quedó desolado y que carece de las cuestiones básicas para organizar el tránsito como semáforos, lomas de burro, señalizaciones y sectores para estacionar vehículos. “El estacionamiento que supieron utilizar los deportistas lo cerraron en octubre de 2019. Nos dijeron que pertenecía a Corporación Sur y que en ese lugar iba a construir más viviendas pero eso no todavía no ocurrió. Ahora está tapiado con chapas y abandonado. Antes, al menos, podían estacionar unos 100 autos y ahora hay un lío terrible porque al no haber espacios delimitados para tal fin la gente estaciona sobre esquinas, ochavas y sendas peatonales”, contó Analía.
En tanto, desde el IVC sostienen que “los playones de las calles 23 de junio y Demiddi o de Boulevard Zubiaur y Demiddi no son estacionamientos sino lotes pendientes de uso que pertenecen a la Corporación Buenos Aires Sur”.
Y aclararon: “La Corporación junto a la Defensoría de la Ciudad y la Dirección General de Tránsito del gobierno de la Ciudad trabajaron en un plan de estacionamiento y ordenamiento del tránsito, incorporando toda la señalética actual del barrio y marcando espacios de estacionamiento, de esta forma se generaron 180 espacios nuevos para estacionar. Actualmente se está trabajando en el reordenamiento de líneas de transporte público sobre Escalada”. Pero claramente no es suficiente para la cantidad de vehículos existentes en el complejo.
Los residentes se lamentan de que no haya una mesa de trabajo seria para entablar un diálogo enriquecedor que ayude a resolver estos reclamos. De hecho, recordaron que fueron ellos los que tuvieron que gestionar la instalación de cestos de basura y contenedores reciclables en las calles y lo hicieron en plena pandemia.
Si bien los propietarios del Barrio Olímpico admiten que los problemas de infraestructura generados por “vicios ocultos de la construcción” fueron solucionados por el IVC en la mayoría de los casos, los que viven los edificios Lago Sur -que se encuentran dentro del mismo complejo- no tuvieron la misma respuesta por parte de la Corporación Sur, que fue la encargada de su ejecución.
“Son 29 torres administradas por el IVC y dos por la Corporación Sur, que dice que no tiene fondos y que la constructora fundió por lo que tuvimos que iniciar acciones legales”, precisó Pablo Aranda, uno de los damnificados de la torre 30 a quien se le levantaron 25 baldosas de su living.
“Mi edificio tiene problemas eléctricos en la iluminación exterior, los pisos de los pasillos también se levantaron, se agrietaron la paredes y los vecinos del último piso padecen de filtraciones en sus techos. Muchos decidieron costear las reparaciones por su cuenta pero otros todavía seguimos esperando y la situación es desesperante”, graficó Pablo, quien se lamentó de que en los terrenos de alrededor del Parque de la Ciudad esa empresa tenga previsto seguir construyendo sin mejorar las viviendas existentes ni ampliar la red de servicios públicos, cuyas cloacas ya están a punto de colapsar.
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