Varias organizaciones de izquierda realizaron esta tarde diferentes piquetes con cortes de tránsito en reclamo de la restitución del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), alimentos y vacunas, entre otras demandas. Las manifestaciones provocaron un caos en el microcentro porteño y en el acceso al Puente Pueyrredón en Avellaneda.
Las protestas fueron encabezadas por el Polo Obrero (PO), que llamó a manifestarse “con distanciamiento y medidas de sanitización” para reclamar “por un seguro al desocupado igual al 80% de la canasta básica, la restitución del IFE, trabajo genuino y bolsa de trabajo a cargo de las organizaciones sociales, apertura de cupos nuevos a todos los desocupados, aumento de partidas alimentarias en cantidad y variedad, entrega de productos sanitizantes, vacunas y declaración de interés público de las mismas, y el desconocimiento de la deuda externa”.
El corte principal se realizó sobre la 9 de Julio esquina Moreno, frente al Ministerio de Desarrollo de la Nación. Los manifestantes impidieron el tránsito vehicular y, en un principio, tampoco permitían la circulación del Metrobus. Cerca de las 2 de la tarde liberaron los carriles del Metrobus a cambio de una reunión con autoridades de la cartera que conduce Daniel Arroyo.
Otro de los cortes tuvo lugar sobre la avenida Bartolomé Mitre, en Avellaneda, en el acceso al Puente Pueyrredón. Allí se ubicaron oficiales de Gendarmería, que impidieron que los manifestantes suban al puente, pero mantuvieron el tránsito interrumpido en ambos sentidos durante más de cuatro horas.
También se realizaron manifestaciones similares en la autopista Panamericana y su intersección con la ruta 2020, y el Acceso Oeste a la altura del shopping Plaza Oeste, aunque en estos dos casos el corte para el tránsito vehicular fue de forma parcial.
Los piquetes tuvieron lugar después de que diferentes figuras de movimientos de izquierda, como Emilio Pérsico (del Movimiento Evita) y Juan Grabois (de la CTEP), se manifestaran en contra del anuncio del Gobierno de utilizar la Tarjeta Alimentar para fomentar el consumo.
Según Grabois, se trata de “una política implementada en forma estúpida” que se traduce en más asistencialismo. “Todos estamos de acuerdo en que hay que transferir ingresos en el marco de la pandemia, pero antes hay un problema con los aspectos operativos en la forma en la que funciona la Tarjeta Alimentar. Del presupuesto de 300 mil millones de pesos, un punto y medio se va a la patria financiara. Es un escándalo, es terrible”, señaló en diálogo con Radio Con vos.
En ese sentido, criticó que el Gobierno avance en medidas asistenciales en lugar de trasladar los recursos públicos para generar programas de creación de trabajo: “¿No se puede aplicar (el dinero) para terminar las viviendas de la provincia de Buenos Aires a través de trabajo asociado en cooperativas? Cada peso que se gasta en construcción genera puestos de trabajo indirectos, pero ir al super a comprar algo no genera puestos de trabajo. Es una política que tiene un costado positivo, y después una implementación que no es inteligente”.
“No se puede aceptar que la patria financiera se quede con 4 mil millones de los pobres por año, y es insistir en el asistencialismo menemista. Hay un tema de focus group. En general las políticas sociales, cuando no se entienden como derecho, genera un rechazo importante entre los asalariados más humildes. ‘Se la regalan y yo me la gano’. Si la cosa se disfraza de programa alimentario, y se bendice con la farándula, eso de alguna manera frena las acusaciones de populismo, eso es pan para hoy, hambre para mañana. Es decepcionante el modo en el que se eligió hacerlo”, agregó.
Pérsico, a cargo de la secretaría de Economía Social de la Nación, una de las áreas clave del Ministerio de Desarrollo Social, declaró: “El gasto en la ayuda directa nos incluye como consumidores. Pero eso no es inclusión social. Eso no es inclusión, la única inclusión es el trabajo. Y no resuelve el problema de la inflación. ¿Por qué? Porque se la come la inflación. Esa tarjeta es pan para hoy y hambre para mañana”.
En el último mes las movilizaciones de organizaciones de izquierda se repitieron con regularidad, a pesar de que desde el Gobierno nacional pidieron evitarlas, con el objetivo de frenar el avance de la segunda ola de coronavirus. El 29 de abril pasado, el secretario de Articulación Federal del Ministerio de Seguridad, Gabriel Fuks, había asegurado: “No vamos a permitir movilizaciones que entren en bloque a la Ciudad”.
“Es un tema complejo, nos lleva varias horas por día. Les estamos pidiendo a las organizaciones una responsabilidad. El derecho a la protesta está vigente, la Constitución está vigente, no hay estado de sitio, pero lo que no se puede es no cumplir lo que cumplen otros ciudadanos, y esto vale para una protesta piquetera o para Patricia Bullrich en las murallas de Olivos en su grito libertario”, indicó el funcionario a radio Futurock.
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