El Centro Simón Wiesenthal le solicitó al Ministro de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, Felipe Solá, declarar que no participará del vigésimo aniversario de la Conferencia Mundial Contra el Racismo celebrada por primera vez en agosto de 2001 en Durban, Sudáfrica. Calificó al evento de “infame” y expresaron a través de un comunicado que en caso de acudir al encuentro significará un retroceso en la política de Estado de la democracia argentina y que habrá que rediferenciar los conceptos de lucha contra el antisemitismo del de derechos humanos.
En la carta que le enviaron a Solá manifestaron su postura y su contundente rechazo al encuentro. “Las expectativas que se habían formado para que diplomáticos y ONG´s mundiales establezcan una hoja de ruta para la lucha contra el odio se desvanecieron al transformarse en la mayor demostración pública de antisemitismo desde la derrota de la Alemania nazi”, ratificaron.
Hay organismos mundiales que consideran que la Conferencia Mundial contra el Racismo fue el germen de difusión de mensajes antisemitas y antiisraelíes, y el espacio desde donde brotaron activistas para acusar el estado judío. Un primer borrador de la resolución adoptada en la Conferencia Gubernamental en Durban comparó el sionismo con el racismo. Estados Unidos, Canadá y Australia ya pronunciaron su ausencia.
Durante la conferencia, precisa el Centro Wiesenthal, el jefe de policía de la ciudad sudafricana, en vísperas del Shabat, declaró que no podía garantizar la seguridad de los representantes de organizaciones judías que querían recorrer tres cuadras frente a una manifestación de 20.000 personas con pancartas con la mención “¡Hitler tenía razón!” mientras distribuían libelos antisemitas.
“Desde la reinstauración democrática, Argentina ha hecho de la defensa de los Derechos Humanos una política de Estado. Salvo por la aún falta de justicia por los atentados de 1992 contra la sede de la Embajada de Israel y en 1994 contra AMIA, ambos en Buenos Aires por la acción del terrorismo internacional, quedó claro que la lucha contra el antisemitismo es parte esencial del concepto de derechos humanos”, expresaron en conjunto los doctores Shimon Samuels y Ariel Gelblung, respectivamente, Directores de Relaciones Internacionales y para América Latina del Centro Wiesenthal.
Para defender su postura, enumeraron una serie de medidas oficiales de lucha contra el antisemitismo que respaldan su propuesta: “La sanción en 1998 de la Ley Antidiscriminatoria; la apertura de los ‘Archivos Nazis’ en 1992; la creación del INADI (Instituto Nacional contra la Discriminación) en 1995; la suscripción del Acuerdo de Estocolmo contra la negación del Holocausto en 2000; el establecimiento del Día de la Convivencia en la Diversidad Cultural el 19 de abril conmemorando el Levantamiento del Ghetto de Varsovia en el 2000; unirse a IHRA en 2002 y la obtención del carácter de Miembro Pleno desde 2006; la derogación de la Circular 11 de 1938 que impedía el otorgamiento de visas a judíos para salvarlos de la muerte durante el Holocausto en 2005; la aprobación de la definición de Antisemitismo durante 2016 y finalmente la acción con la adopción en Argentina”.
“El Centro Wiesenthal lo insta a sumar la importante voz de Argentina y declarar que la Nación no asistirá ni participará de ninguna manera en glorificar una conferencia que hace 20 años deshonró a las Naciones Unidas y ayudó a legitimar el odio genocida contra el pueblo judío por doquier. Hacer lo contrario, significará un paso atrás en la política de estado de la democracia Argentina y diferenciar los conceptos de lucha contra el antisemitismo del de derechos humanos”, concluyeron en su misiva al canciller los referentes del organismo no gubernamental que trabaja en la promoción de la convivencia en la diversidad y confronta el racismo, la xenofobia, el antisemitismo, la discriminación y el terrorismo.
SEGUIR LEYENDO: