5000 km de litoral marítimo y más de 4.700.000 km2 de plataforma continental con distintos grados de derechos soberanos y económicos bajo dominio exclusivo del país no han llegado a calar hondo en la conciencia colectiva de la sociedad y tampoco en la mayoría de la dirigencia política nacional, salvo en aquellos referentes originarios de provincias costeras. Desde niños los argentinos reciben en las aulas conocimientos sobre la Pampa húmeda, los distintos tipos de ganado, la agricultura y obviamente la gesta libertadora del General San Martín. Poco y nada se les ilustra sobre la riqueza pesquera, la Zona Económica Exclusiva y las hazañas libertarias del almirante Guillermo Brown prócer “bautizado” con toda razón como el “Padre de la Patria en el mar”. Si hacen falta más referencias, basta con recordar que hasta la propia ciudad de Buenos Aires, “la Reina del Plata”, fue edificada de espaldas al estuario que le dio su nombre.
Estas carencias, casi tan viejas como la existencia de la Patria, hicieron que a fines del siglo XIX un grupo de marinos y civiles de distintas profesiones comenzara a elaborar la idea de constituir algún tipo de entidad privada -pero con sólidos lazos con el medio naval y marítimo- que sea capaz de acercar la temática marina a las regiones mediterráneas y en especial a la capital del país.
La hazaña motivadora
En 1903, la incipiente actividad antártica de diversas potencias en el Continente Blanco ocupó el centro de la escena nacional. Ocurrió que, atrapado en los poco amigables hielos antárticos, el buque “Antartic”, que servía de apoyo a una expedición científica a cargo del sueco Otto Nordenskjold y afincada en la Antártida desde hacía mas de un año, terminó zozobrando cuando se disponía a evacuar al grupo expedicionario del que formaba parte el alférez de la Armada Argentina José María Sobral.
Abandonados a su suerte, y con el poco promisorio horizonte de tener que pasar un año adicional de invernada antártica en condiciones sumamente precarias y con escasez de de víveres, la preocupación de la opinión pública hizo que el gobierno nacional dispusiera el alistamiento de la Corbeta Uruguay (la misma que hoy puede visitarse en Puerto Madero) encomendando al Teniente de Navío Julián Irizar -comandante de la corbeta- zarpar al rescate de las seis almas aisladas en la antártica isla Paulette.
La casi imposible misión dio inicio el 8 de Octubre de 1903 y regresó victoriosa el 02 de diciembre del mismo año. La población porteña se dio cita en el puerto metropolitano para ovacionar la hazaña y aquel grupo de inquietos ciudadanos aprovechó el fervor popular para poner los cimientos de la que hoy es la entidad no gubernamental más antigua y representativa de los intereses argentinos en el mar. 29 años mediaron entre su primer estertor y su constitución societaria el 10 de mayo de 1933. Finalmente el 8 de julio de 1935, un decreto presidencial firmado por Agustín P. Justo sellaría definitivamente el accionar de la Liga Naval Argentina. Imposible resultará escindir aquellas primeras singladuras de la presencia en las filas de la flamante entidad de quien fuera uno de los grandes forjadores de la defensa de los intereses marítimos nacionales. El vicealmirante Segundo Storni.
Del siglo XIX al XXI
Si bien tomó la forma de lo que hoy se conoce como ONG, la propia naturaleza de la Liga la ha tornado concurrente con el accionar de organizaciones estatales como la Prefectura Naval y la Armada Argentina. Sus respectivos jefes son al mismo tiempo presidentes honorarios de la Liga y las planas mayores de ambas fuerzas son socios activos de la entidad. Además, A la vez que un oficial superior retirado de cada una de ellas, integra en forma efectiva el Directorio de la LNA.
Con los avatares propios de la realidad nacional, la LNA ha atravesado momentos de esplendor y otros en los que su propia subsistencia se vio amenazada. En su auxilio -cuando fue necesario- concurrieron no solo las instituciones armadas señaladas, sino además el grueso de la actividad marítima civil incluyendo a distintas entidades gremiales de marinos mercantes y de pesca de la misma forma en que lo hicieron empresarios navieros y de la industria naval.
Las herramientas tradicionales que utilizó la institución para cumplir su precepto fundacional -“Por una cada vez mayor conciencia marítima y fluvial”- se basaron en la enseñanza de la navegación deportiva como disparador de la atracción hacia el mar por parte de la civilidad, la realización de seminarios anuales sobre intereses marítimos, la edición y distribución de la revista “Marina” y la difusión temática en distintos institutos de enseñanza. Siempre bajo el lema “no es nuestra misión formar marinos sino ciudadanos con amor por el mar”.
La irrupción de los medios digitales y la consecuente adaptación organizacional, impulsaron a la LNA a la creación de un portal web de noticias marítimas y la puesta en el aire de la emisora web “Aire de Mar”. A partir de allí y hasta el presente la Liga Naval Argentina se ha transformado en fuente de consulta de buena parte de los medios de prensa nacionales y las principales cadenas de noticias de la región. De la misma forma, organismos y funcionarios de los tres poderes del Estado Nacional recurren a la institución en consulta en temas que van desde el embargo de la fragata Libertad en Ghana y la tragedia del ARA San Juan hasta eventos marinos internacionales como la varadura en el Canal de Suez del mega portacontenedores “Ever Given”, pasando por la consulta técnica sobre las leyes de Marina Mercante e Industria Naval, la actividad pesquera, incluyendo lo ilegal, y la hoy caliente situación en torno a la Hidrovía Paraná Paraguay.
En el campo internacional, la LNA integra activamente la Federación Internacional de Ligas y Asociaciones Navales y Marítimas (FIDALMAR) organismo que propende a la preservación del ecosistema marino a nivel mundial.
En 2021 la Liga Naval se encuentra abocada a la concientización de los organismos competentes sobre la necesidad de extremar los cuidados sanitarios y acelerar el proceso de vacunación a todo el personal embarcado en la flota comercial y pesquera nacional, a la difusión y esclarecimiento de las medidas que el Estado ha adoptado para reforzar el control de la pesca ilegal y al futuro inmediato de la Hidrovía.
Una trágica coincidencia
El 10 de mayo de 1982 la Liga conmemoró sobriamente su 49º aniversario con formas acordes al estado de guerra que atravesaba el país. A las 22:20 de ese día, el buque transporte ARA “Isla de los Estados” perteneciente a la marina militar pero tripulado por marinos civiles y desarmado, fue atacado y hundido por la Royal Navy en el estrecho de San Carlos. Perecieron en la acción 16 marinos mercantes, seis miembros de las FFAA que eran transportados en calidad de pasajeros y un suboficial de la PNA en la misma condición. A partir de hecho y hasta el presente, cada celebración por un nuevo año de vida institucional es precedido por el insoslayable homenaje los 21 caídos en combate.
En virtud de la situación que impone la pandemia COVID-19 y ante la imposibilidad de realizar encuentros institucionales, todas las actividades conmemorativas del 88° aniversario serán virtuales. La más importante de ellas tendrá lugar el miércoles 12 de mayo en ocasión de realizarse un seminario internacional sobre el rol de los marinos mercantes argentinos precisamente durante la guerra de Malvinas.
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