Un grupo de ciudadanos argentinos y chilenos se reunieron el viernes a bordo de sus kayaks en el canal Beagle para manifestar su apoyo a la sanción del proyecto de ley argentino que pretende prohibir la salmonicultura en la provincia de Tierra del Fuego. También se reclamó el fin de la industria salmonera en los canales, fiordos y ecosistemas frágiles de Chile.
La campaña fue llevada a cabo de manera autoconvocada por ciudadanos de Ushuaia y Río Grande, en la Argentina, y de Puerto Williams, en Chile, miembros de la comunidad náutica, representantes de diferentes clubes (Club Náutico AFASyN, el Club Náutico de Río Grande, el Club Shima Waia, el Club de Pesca con Mosca y el Club Río Grande), la comunidad Yagán de Puerto Williams, el programa marino de Rewilding Argentina Sin Azul No Hay Verde y Greenpeace, entre otros.
De acuerdo a los especialistas, las salmoneras no sólo amenazan la biodiversidad en la región sino también afectan de manera directa a la salud de los habitantes y al desarrollo económico. Tierra del Fuego es la única provincia argentina que tiene en la mira a la industria salmonera par su instalación. Por ende, de aprobarse el proyecto de ley, se convertiría en el primer lugar en el mundo que se logra prohibir la instalación de los representantes de esa actividad.
”No podemos dañar este acuario natural que compartimos ambos extremos. Es por ello que en este encuentro binacional, reforzamos nuestro compromiso con el mar y el medio ambiente y decimos, desde este canal milenario navegado durante miles de años por nuestro pueblo canoero yagan: no a la salmonicultura”, afirmó David Alday, vocero de la comunidad Yagán de Puerto Williams.
Por su lado, Mariano Torre, actor y activista de Tierra del Fuego criticó: “Es un producto premium al que pueden acceder muy pocos argentinos a costa de la salud y bienestar de toda una provincia. El turismo en Tierra del Fuego genera más de 16.500 puestos de trabajo. La salmonicultura generaría 120 compitiendo directamente con el turismo ya que ambas industrias necesitan del canal para desarrollarse”.
En 2019, la entonces legisladora Mónica Urquiza (hoy vicegobernadora de la provincia) y Pablo Villegas presentaron un proyecto de ley para prohibuir la salmonicultura en la provincia. Sin ser aprobado en su momento, el propio Villegas volvió a reinsertarlo en la agenda de la Legislatura este año.
Por su lado, ciudadanos de Puerto Williams, en Chile, lograron sacar por primera vez jaulas que ya estaban instaladas y listas para la producción. También consiguieron que se le diera caducidad a las concesiones acuícolas otorgadas hasta ese momento.
Si bien las comunidades fueguinas y las de Puerto Williams lograron frenar la expansión de la actividad en el canal Beagle, aún se necesita que se apruebe la ley y también que se avance con el Espacio Costero Marino para Pueblos Originarios (ECMPO) de la comunidad Yagán.
El problema se remonta a 2018, cuando el Gobierno argentino y Tierra del Fuego firmaron un acuerdo con la Corona Noruega para el desarrollo de la salmonicultura en el lado argentino de las aguas del canal Beagle.
Un año después, especialistas argentinos y chilenos se unieron para pedir el freno de esa actividad. En marzo del 2019 el Concejo Deliberante de Ushuaia aprobó una ordenanza municipal que prohíbe la instalación de cualquier infraestructura destinada a la salmonicultura en el ejido urbano de la ciudad de Ushuaia.
La introducción de una especie exótica como el salmón altera los ecosistemas naturales al depredar sobre especies nativas y competir con ellas por el alimento. Los salmones pueden escapar de las jaulas por diferentes causas (otros animales rompen las redes para acceder al salmón, por error de manejo humano o por causas ambientales como una tormenta) y generar efectos irreversibles en el medio ambiente.
Al cabo de 8 años, la jaula de salmón terminará por destruir toda la biodiversidad del sector donde fue instalada, matando a todos los seres vivos y dejando un espacio muerto de muy difícil regeneración. Cada jaula ocupa el tamaño de una cancha de fútbol en extensión. Las aguas de Tierra del Fuego concentran el 50% de los bosques de macroalgas que existen en Argentina, uno de los grandes sumideros de carbono del planeta y hogar de una gran cantidad de fauna asociada, prohibir la salmonicultura significa preservar la biodiversidad y los ecosistemas marinos de Tierra del Fuego.
Además, la salmonicultura tiene un perjuicio directo en el turismo, uno de los principales motores económicos de la región. La industria salmonera generaría sólo 177 puestos de trabajo contra 16 mil que crea el turismo en la provincia. En Ushuaia, la mitad de las familias dependen del turismo.
El último desastre ambiental en la zona registró a mediados de abril la mortandad masiva de más de 5 mil toneladas de salmones en el Fiordo Comau y los canales Jacaf y Puyuhuapi, en las regiones de Los Lagos y Aysén en Chile.
De acuerdo a los especialistas, los vertidos de las empresas salmoneras al agua ayudaron a la generación de un fenómeno conocido com FAN (Floración de Algas Nocivas), que consiste en la floración de microalgas que dejan sin oxígeno a los peces de la zona.
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