Deportista, discreta y con gran sentido del humor: quién es la niñera argentina que Máxima de Holanda eligió para sus hijas

En 2010, Zorreguieta recurrió a una de sus mejores amigas y referente en temas educativos para cumplir uno de sus objetivos más deseados respecto de la formación de sus hijas: que tuvieran una nanny de su nacionalidad. Florencia Di Cocco, su compañera desde el jardín de infantes, le recomendó a alguien de su extrema confianza: su propia sobrina, Anita Roibon Di Cocco

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Anita Roibon Di Cocco es diseñadora de interiores, habla cinco idiomas y fue la niñera de las hijas de Máxima Zorreguieta
Anita Roibon Di Cocco es diseñadora de interiores, habla cinco idiomas y fue la niñera de las hijas de Máxima Zorreguieta

Hace diecisiete años, la llegada al mundo de la princesa Amalia, el 7 de diciembre de 2003, en el Hospital de Bronovo de La Haya, trajo a los felices padres primerizos Máxima Zorreguieta y Guillermo de Orange una de sus mayores obligaciones reales: ese día comenzaron la crianza de quien es hoy es la primera en la línea de sucesión al trono holandés, la futura reina de los Países Bajos.

Desde el primer momento, la argentina y su marido estuvieron de acuerdo en que querían que, al igual que ellos, la heredera, y luego sus hermanas, Alexia y Ariane, tuvieran una vida lo más normal posible, sin exposición pública fuera de los actos y fotos oficiales, y ligada a sus raíces latinoamericanas. Fue una de las claves de su bien ganada popularidad: sonrientes, y lejos de poses solemnes y acartonadas, solía vérselos en tranquilos paseos para llevar a sus tres hijas a la escuela en bicicleta, como a cualquier familia holandesa.

Guillermo Alejandro, Máxima Zorreguieta y las tres princesitas: Amalia, Alexia y Ariane (AFP)
Guillermo Alejandro, Máxima Zorreguieta y las tres princesitas: Amalia, Alexia y Ariane (AFP)

En la biografía no autorizada Máxima: la construcción de una reina, que acaba de publicar Random House, los periodistas Paula Galloni y Rodolfo Vera Calderón cuentan que en cuanto nació Amalia, la hoy reina consorte supo que quería que su descendencia hablara español de manera fluida para poder conversar sin problemas con sus familiares argentinos. Enseguida pensó en contratar una niñera criolla, pero, a solo un año de su casamiento, todavía no tenía las herramientas para plantarse y dar ese paso sola. Aceptó entonces la propuesta de la Casa Real, que luego de una intensa búsqueda llegó a Hansje Görtz, una joven egresada con honores de Norland College, la escuela de institutrices más reconocida del Reino Unido, donde también se educó la actual nanny de los hijos de los duques de Cambridge: George, Charlotte y Louis.

En su cumpleaños número 40, Anita -como la llamaban las princesas y lo hacen sus amigos- se puso una coronita para celebrar
En su cumpleaños número 40, Anita -como la llamaban las princesas y lo hacen sus amigos- se puso una coronita para celebrar

Görtz trabajó por tres años y medio junto a los Orange, y cuidó de Amalia y Alexia, las dos hijas mayores de Zorreguieta, que estaba embarazada de Ariane cuando la niñera renunció para fundar la academia Görtz&Crown. En esa institución, en donde tuvo a los propios reyes como referentes, capacitaba a personas que aspiraban a trabajar con “familias exigentes y con un alto nivel educativo de los círculos acomodados”. Entre otras cosas, enseñaba a reportar directamente a los padres de los niños, a diferencia del resto de los empleados (que eran responsables ante el mayordomo o el ama de llaves); y daba pautas sobre el código de etiqueta de una buena niñera: nada de escotes ni de tacos altos (“es importante pasar desapercibido”); lavarse el pelo a diario y siempre oler bien. También instruía sobre asuntos vitales aprendidos en sus años en la realeza, como mantener reserva sobre la identidad de los chicos a su cargo –”cuando iba a los parques, llamaba a los niños por sus apodos para que no sean reconocidos”– y poder ingeniárselas para huir de los paparazzi.

Ana Roibon Di Cocco con Amalia, la heredera al trono
Ana Roibon Di Cocco con Amalia, la heredera al trono

Máxima se había encariñado con la primera niñera de sus hijas, pero prefirió que encarara su proyecto antes de la llegada de su tercera beba para que su sucesora pudiera estrechar lazos con la recién nacida desde el primer momento. Para reemplazarla, los Orange iniciaron otra búsqueda exhaustiva: la persona contratada debía ser alguien de extrema confianza, que fuera capaz de trabajar en horarios irregulares, más de treinta horas a la semana, que se fuera de vacaciones con ellos, y pudiera estar disponible algunos fines de semana.

Encontraron todo eso en Eveline van den Bent, que tenía título de abogada de la Universidad de Leiden –conocida como la Oxford holandesa, la misma en la que se educaron el propio monarca y su madre– y una capacidad especial para resolver problemas. Tanto, que, en 2010, Máxima la contrató como su asistente personal. Entonces sí, con más experiencia y la solidez propia de haberse convertido en la figura más popular de la monarquía europea, emprendió su ansiada búsqueda de una niñera argentina. Para ese momento, Ariane, la menor de la casa, había cumplido tres años.

La Familia Real de Holanda, la princesa Amalia, el rey Guillermo-Alejandro, la princesa Alexia, la reina Máxima y la princesa Ariana posan durante un pase fotográfico en Wassenaar en 2018 (EFE)
La Familia Real de Holanda, la princesa Amalia, el rey Guillermo-Alejandro, la princesa Alexia, la reina Máxima y la princesa Ariana posan durante un pase fotográfico en Wassenaar en 2018 (EFE)

No tuvo que pensar demasiado a quién pedirle referencias. Una de sus más íntimas amigas, Florencia Di Cocco, forma parte de una familia dedicada a la educación desde los años 80, cuando su madre, Hilda, fundó el colegio Nightingale, que hoy dirige con sus hermanas Marita, Marcela y Claudia y Constanza. Psicóloga y psicopedagoga, Florencia fue compañera de Máxima desde el jardín de infantes Maryland, donde se prepararon para entrar al Northlands, en el que después cursaron juntas toda la primaria y la secundaria. Con Samantha Deane, otra de sus inseparables desde el Maryland, fue una de las testigos del casamiento por Iglesia de Zorreguieta en 2002, y una de las poquísimas invitadas a los festejos por la entronización, en 2013. La hoy reina le tiene confianza total, y Di Cocco estuvo, por supuesto, a la altura de la responsabilidad: su amiga le estaba pidiendo nada menos que alguien que tomara a su cargo la formación de la heredera del trono holandés y sus hermanas.

Cuando Ana Roibon Di Cocco, fue elegida como nanny, tenía 32 años y un CV que a Máxima le encantó: egresada del Sworn College de Belgrano, había estudiado organización de eventos en la escuela de educación superior Ott y hablaba a la perfección cinco idiomas: inglés, francés, italiano, español y holandés
Cuando Ana Roibon Di Cocco, fue elegida como nanny, tenía 32 años y un CV que a Máxima le encantó: egresada del Sworn College de Belgrano, había estudiado organización de eventos en la escuela de educación superior Ott y hablaba a la perfección cinco idiomas: inglés, francés, italiano, español y holandés

El nombre que le sugirió a la corona para cubrir el puesto fue el de alguien en quien también ella se fiaba plenamente: su propia sobrina, Ana Roibon Di Cocco, una joven de 32 años, egresada del Sworn College de Belgrano, que había estudiado organización de eventos en la escuela de educación superior Ott y hablaba a la perfección cinco idiomas: inglés, francés, italiano, español y holandés. Deportista, rubia, alta y con un porte que algunos de lejos podrían confundir con el de la propia Máxima, Anita –como la conocen todos y como siempre la llamaron las princesas–, pasó con creces el arduo proceso de selección, que duró meses, y fue contratada como la niñera oficial de las hijas de los Orange. Tras una primera entrevista telefónica con Máxima y una vez que obtuvo el visto bueno de Guillermo Alejandro, Roibon fue sometida a un extenso cuestionario por parte de la Casa Real y del Servicio de Información del Estado.

Anita es una gran esquiadora y deportista
Anita es una gran esquiadora y deportista

Amalia, Alexia y Ariane compartieron con ella toda su infancia y preadolescencia, hasta que ya no necesitaron niñeras. Bajo su tutela, aprendieron a hablar con fluidez español nativo, ¡y con acento porteño! Tanto, que los medios neerlandeses notaron en actos oficiales que Máxima y sus hijas hablaban entre ellas en castellano, lo que fue motivo de algunas críticas. Lo cierto es que el paso de la institutriz argentina por la vida de las tres hijas de los Orange-Nassau dejó una huella visible.

A medida que sus tareas al cuidado de las princesas se fueron reduciendo, Roibon decidió radicarse en Londres y volver a trabajar como organizadora de eventos. Divertida, sociable, amiguísima de sus amigas, hay dos frases que elige para su cuenta de Facebook. La primera: “Y al final, no son los años de tu vida los que cuentan. Es la vida en tus años”. La otra: “Aquellos que no creen en la magia, nunca la encontrarán”. Hincha de Boca, le gustaba ir a la cancha, pero la mayoría de los partidos los seguía por tevé. Interesada en la arquitectura sustentable, su carrera como ambientadora tiene un enfoque verde y de cuidado del medio ambiente.

Los pocos que dan algunas pistas entre quienes la conocen la definen como “creativa, tenaz, centrada, pero con un gran sentido del humor”
Los pocos que dan algunas pistas entre quienes la conocen la definen como “creativa, tenaz, centrada, pero con un gran sentido del humor”

De regreso en Buenos Aires; fue consultada por Galloni y Vera Calderón para su biografía sobre Zorreguieta, pero apenas si respondió: no cree pertinente hablar sobre su paso por la educación de las herederas de los monarcas holandeses. “No tengo ningún comentario para hacer al respecto”, les dijo.

Es tal vez uno de los motivos por los que esta argentina, a la que los pocos que dan algunas pistas entre quienes la conocen definen como “creativa, tenaz, centrada, pero con un gran sentido del humor” –tanto, que celebró sus cuarenta años rodeada de amigas y con coronita de reina–, fue la elegida durante tantos años para ocuparse de la crianza de las hijas de los reyes de los Países Bajos: su discreción.

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