A pesar de su bajo perfil, su rostro se hizo conocido hace algunos días atrás; se convirtió en la primera mujer que piloteó un avión de Aerolíneas Argentinas hacia Moscú y trajo 800 mil dosis más del primer componente de la vacuna Sputnik V. Con la llegada el viernes de 765 mil dosis desde la capital rusa, el país cuenta con un total de 11.695.545 vacunas.
Fernanda “La Tana” Coronel -de ella se trata- estuvo a punto de no transitar los caminos del cielo, sino de seguir la carrera de abogacía, tal como lo hizo su padre, pero un día volaba junto a él -quien además es piloto privado- cuando se dio cuenta de que su futuro estaba entre las nubes.
“Mi abuelo era piloto de línea y mi padre es piloto privado. Mi papá me preguntaba qué quería estudiar, pero a mí me gustaban todas las carreras y no me decidía por ninguna. De todos modos, nunca se me había ocurrido ser piloto. Un día, mientras estaba haciendo el curso de ingreso para abogacía, salí a volar con mi papá y, para su pesar, cuando me volvió a preguntar qué carrera iba a estudiar le dije que quería volar”, le contó a Infobae en una entrevista.
Desde muy chica, Fernanda también siente pasión por las motos y asegura que entonces hace preocupar a su madre. “Mi mamá vive con “el Jesús en la boca”, como decía mi abuela, porque desde muy chica manejo motos y, después, le dije que iba a ser piloto”, afirmó.
“Cuando era pequeña le tenía miedo a todo: a subirme a una moto, a una lancha, a un avión... Pero después me explicaron que, en realidad, le tenía miedo a todo aquello sobre lo que yo no tenía el control. Así que después fue fácil... ¡porque era yo la que tenía el control!”, sostuvo entre risas.
Al igual que otras mujeres pilotos, Fernanda logró abrirse paso y ser reconocida en un rubro en el que siempre predominaron los hombres. Sin embargo, su vocación y su convicción la llevaron sin escalas al lugar que ocupa hoy.
“No es tan común que una mujer sea piloto pero, cuando yo empecé, todavía era más raro. Siempre tuve muy buen feeling con todos mis compañeros de los cursos y traté de integrarme naturalmente. Por supuesto que hay discriminación, como hay en todos los ámbitos laborales, más allá de la profesión. Eso sigue existiendo y hay muchas cosas que modificar. Pero si en este medio te parás en un lugar distinto, no la vas a pasar bien. Yo trato de ser uno más. A nosotras, nos capacitan igual que a los hombres y nos miran tres veces más que a ellos, con lo cual estamos más que calificadas -al igual que cualquier otro compañero. para estar al mando. Nadie te firma una habilitación porque sí”, indicó. “Nunca se me ocurrió que ser mujer podría ser un impedimento para pilotear un avión. Mis compañeras y yo somos la prueba. Solo hay que tener perseverancia, mucha paciencia y ponerse a estudiar”
A través de su cuenta de Twitter @TanaFlying comparte sus vivencias y en su presentación se lee: “Soy piloto de Aerolíneas Argentinas! NUESTRA AEROLINEA DE BANDERA! chef en modo off, artista plástica autodidacta, NO SOY FANATICA (ni K, ni M)”.
“En 2001 trabajaba en aviación general y me quedé sin trabajo de piloto, así que mi mamá me ayudó y me regaló el curso de chef. Sin embargo, nunca trabajé como chef pero sí de encargada de restaurantes. Como no seguí ese camino, hoy estoy en modo off (risas). Por otro lado, pinto y soy autodidacta. Me gusta hacerlo y la paso bien”, expresó.
En una de sus publicaciones, Fernanda mostró su última obra, en la que aparece Diego Maradona y que aún está inconclusa “No soy fanática de Maradona pero es impactante lo que generaba en el mundo. En muchos países, decís “Argentina” y te dicen “Maradona”. Nos ubicó en el mapa. Me impacta que una persona haya generado eso en el mundo entero y me dan ganas de pintar lo que me impacta. Lo que publiqué en Twitter, lo hice en un día y todavía me falta un montón”, contó.
Cuando no vuela ni pinta, disfruta de la compañía de sus amigos, de mirar series, de hacer gimnasia en su casa, de cocinar y de hacer asados, aunque por la pandemia tiene que privarse de muchas de esas cosas.
Hace un año y con el inicio de la pandemia en la Argentina, se puso a disposición como voluntaria y piloteó tres vuelos que fueron a buscar insumos a China. “La empresa hizo más de 38 vuelos y yo hice tres. Los dos primeros que realicé fueron vía Auckland, llevaron unas 64 horas totales y unas 57 de vuelo. El último lo hice dando la vuelta al mundo: fueron unas 57 horas totales y unas 53 de vuelo”, explicó.
Además, piloteó varios vuelos de repatriación en rutas que habitualmente hace Aerolíneas Argentinas -como Miami, Cancún y Roma- pero también en otras que no, como Londres.
“Cada vuelo tuvo algo especial. Los de búsqueda de insumos fueron los primeros, así que fueron muy movilizantes. Lo mismo ocurrió con los vuelos de repatriación. En Londres, un nene nos hizo un dibujito de un avión despegando y nos escribió “Gracias, Aerolíneas Argentinas”. En Roma, llevamos a unos nenes que viajaban solos porque habían perdido a sus padres... Hubo muchas situaciones muy movilizantes. Nosotros no necesitamos que nos agradezcan: es algo que nos toca y que, por suerte, lo podemos hacer”, dijo.
Sin embargo, Fernanda se convirtió en la referente de muchas mujeres que buscan seguir sus pasos profesionales luego de que se conociera que fue la primera piloto que participó de un vuelo para traer unas 800 mil dosis de Sputnik V.
“Ese fue el primer vuelo para traer vacunas en el que yo participé. Hubo vuelos anteriores con otros compañeros y fueron iguales de importantes. Lo único llamativo es que piloteó una mujer, pero también hay otras mujeres en la flota que ya van a ir a buscar vacunas”, afirmó.
Fernanda dijo que ese vuelo le reforzó, aún más, el sentido de responsabilidad. “Había que hacer todo para que saliera bien, porque es una responsabilidad enorme y nos estaban esperando. Cuando llegamos a Moscú, hubo una espera más grande de lo previsto, pero terminó siendo favorable porque, finalmente, fue uno de los vuelos que más vacunas trajo al país. Tuvimos que esperar, pero fue una espera con suerte porque hizo que tengamos más vacunas a bordo. Hubo que hacer escala en Roma para cargar más combustible y poder llegar a Ezeiza. Tomamos real conciencia cuando bajamos y vimos a toda la comitiva que no estaba esperando. No lo podíamos creer... y ahí te tiemblan un poquito las piernas”, destacó.
El viaje se hizo en tres etapas. Fueron 16 horas 25 minutos hasta Moscú; después, 3 horas hasta Roma, y 14 horas 20 minutos hasta llegar a Ezeiza.
“Cuando llegamos al país, nos enteramos que trajimos 800 mil vacunas. Es que, cuando salimos de Moscú, no te dicen cuántas dosis estás transportando: solo te informan el peso para que podamos hacer los cálculos y así despachar el avión. De ese modo, sabemos que tenemos que cargar más combustible, por ejemplo. Pero, más o menos, nos dábamos cuenta que traíamos muchas más dosis de las que se venían trayendo”, expresó.
Fernanda cuenta que, tanto ella como sus compañeros de tripulación, se asombraron al ver la cantidad de kilos que iban a transportar y que se pusieron muy felices porque se dieron cuenta que el cargamento de vacunas era aún mayor que en los vuelos anteriores.
“Cuando en Moscú nos dijeron el peso que traíamos, no lo podíamos creer. Traíamos 28 toneladas, así que, finalmente, fueron una gran cantidad de vacunas. Fue muy fuerte”, reveló.
La pandemia dejó un escenario muy diferente en todos los aeropuertos del mundo, donde ya no se ven pasajeros agolpados frente a la cinta de equipaje o largas filas para poder abordar un avión. Al principio, a Fernanda le costó acostumbrarse a ver una situación tan distinta a la que estaba acostumbrada, pero con el correr de los meses, logró adaptarse. Hoy, con la segunda ola golpeando con fuerza, Aerolíneas Argentinas anunció el cierre de sus operaciones hacia Punta Cana, Cancún, Rio de Janeiro y Santa Cruz de la Sierra.
“Al principio, fue muy chocante. Inclusive, en Ezeiza tuvimos que ingresar por un lado distinto al habitual. Es triste, pero nos fuimos acostumbrando. En un momento, empezamos a ver un poco más de concurrencia, pero todo sigue siendo muy restringido y lo ves en todos los aeropuertos del mundo. Hay muy poca gente y eso da tristeza. Como pasajeros, es muy importante respetar todas las condiciones nuevas a bordo. Hay mucha gente que se resiste, o que se sienta y se saca el barbijo pensando “ya está”, pero hay que tenerlo puesto durante todo el vuelo. Si se siguen al pie de la letra todas las indicaciones, que se les da apenas suben al avión, hay menos riesgo. Respetando las reglas se corren menos riesgos y eso lo digo en general: arriba y abajo del avión”, destacó.
-Después de tanto sufrimiento e incertidumbre, ¿la pandemia nos dejará alguna lección?
-Le voy a decir lo que creo que la pandemia debería enseñarnos, aunque a veces veo con tristeza que no va a ser posible. Debería enseñarnos a ser más solidarios y empáticos, a tirar todos para el mismo lado, a no politizar a quién trae una vacuna, a darnos cuenta que -si salimos- podemos contagiar a una persona mayor y matarla. Por más que uno se vacune, si el otro no está vacunado, sigue habiendo riesgo. Así que, eso de “Yo me salvo”, acá no sirve.
En su cuenta de Twitter, muchas personas le agradecieron que haya participado del operativo para traer las tan esperadas vacunas al país, y así poder inocular a sus padres y abuelos. Sin embargo, Fernanda también recibió comentarios desafortunados.
“Me agradecieron, pero también, me agredieron gratuitamente. Es mi trabajo. Les agradezco que me agradezcan, pero no es necesario. Yo no estaba al mando del avión; había cuatro comandantes -a quienes respeto y quiero- que estuvieron a cargo y se pusieron la operación al hombro. Había 6 copilotos, entre los cuales estaba yo. Despachantes, técnicos, ingenieros, gente en tierra que nos fue asistiendo... Somos conscientes de que tenemos un sentido enorme de la responsabilidad y que estamos tratando de hacer todo lo mejor posible. No lo hacemos para que nadie nos agradezca, porque es nuestro trabajo”, destacó.
Finalmente, Fernanda resaltó la importancia de que un país pueda contar con su aerolínea de bandera y aseguró que, sin ella, muchas cosas hubieran sido diferentes y hasta de difícil concreción.
“Esto demuestra la importancia de tener una línea de bandera porque, los costos de alquilar aviones cargueros para ir a buscar vacunas a lugares donde no hay vuelos directos, hubieran sido enormes... Y le diría que imposibles, en algunos casos. No lo podríamos haber hecho a este nivel. Lo mismo, cuando fuimos a buscar insumos a China. Alquilar un avión de Fedex o DHL no es tan fácil, ni tan barato. Tenemos una aerolínea de bandera que está a disposición, como lo estuvo siempre e históricamente, como cuando hubo que apoyar en Malvinas o en repatriaciones. En infinidad de momentos estuvo presente. Entiendo la bronca de mucha gente, pero no es plata tirada; es plata invertida”, finalizó.
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