Sábado 17 de abril, 19.10 horas. Carles Caviglia (39) visitaba a un proveedor en la zona de Campana. A esa hora exacta, la casa donde vivía con sus tres hijas y su pareja se prendía fuego. Una vivienda con más de 40 años de historia, que él había restaurado con sus propias manos, ardía en llamas.
“Vendo mates de algarrobo con termos y bombillas. Aproveché el día libre para ir a visitar a un proveedor de Entre Ríos, nos encontramos en Campana, habré tardado una hora en ir y volver ..., cuando llegué no quedaba ni nada de pie. El incendio fue voraz, no dio tiempo a nadie”, recuerda ahora con angustia en su charla con Infobae, en la que contará la ciclópea tarea de seguir adelante tras perderlo todo.
Los bomberos de Capilla del Señor fueron alertados de inmediato, pero cuando llegaron al lugar no había mucho por hacer. Hoy, a días del hecho que destrozó la residencia familiar, aun no pudieron desentrañar la causa que habría originado el fuego. Una de las hipótesis es una falla eléctrica. Los incendios en la zona son moneda corriente. A diario, el trabajo de los bomberos se debe complementar con la cooperación de los pobladores.
En 2015 Carles y Julia -su pareja- se mudaron desde Villa del Parque, en Capital Federal, a esta casa de campo ubicada en la localidad de Parada Robles, en el partido de Exaltación de la Cruz. Al año de establecerse allí nacieron las mellizas Iberá y Charo (5) y luego llegó Lupe (2) . “La vivienda estaba en mal estado, abandonada y decidimos reconstruirla de a poco, con amor y dedicación. Ya la teníamos casi lista, las chicas tenían su espacio armado. Estábamos cómodos y felices”, cuenta.
A pesar del dolor, Carles reconoce el amor que recibe por parte de la gente que se enteró del hecho y le acercó su ayuda material. “Estoy sorprendido por la ayuda recibida. En este momento estoy reubicando muchas donaciones de ropa y comida, porque la gente fue por demás generosa, y hoy no tenemos donde guardar tanto”, admite.
Sin tener un techo, un vecino de la zona les prestó una cabaña para poder estar un par de semanas hasta que puedan encontrar la estabilidad. “Por lo menos está cerca y estamos juntos, porque para nosotros esto es todo un desarraigo”, agrega.
A Carles le costará mucho olvidar el momento en que entró en la casa después que el fuego se apagó: “El momento más movilizante fue el de la limpieza, ver como el tractor se llevaba lo que quedó, los objetos de valor como mis obras de arte, algunos escritos, fotos, nuestra mercadería y los juguetes de las nenas... Ni hablar de los recuerdos”.
La familia tiene dos perros que sobrevivieron al fuego porque estaban en el jardín y pudieron huir de las llamas. “Al estar cerca podemos ir a llevarles comida y visitarlas sin problema”.
Carles, se muestra agradecido. “Habíamos salido todos juntos. Si esto pasaba de noche, mientras dormíamos, la historia hubiera sido otra. Es muy triste lo que sucedió, a nivel emocional es muy doloroso pero sé que vamos aprender algo de esto”.
De cara al futuro, sueña con reconstruir su hogar con otra vivienda. “Aunque sea algo chiquito, sencillo, para tener un espacio para criar a mis hijas. Sé que Dios nos va ayudar, y esa ayuda va estar reflejada en cada rincón”.
Para colaborar en la reconstrucción, se pueden hacer donaciones a la siguiente cuenta:
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