Cada 29 de abril se celebra en Argentina el Día del Animal en recuerdo de Ignacio Lucas Albarracín, abogado cordobés pionero en la lucha por los derechos de los animales que logró la sanción de la primera ley que los incluyó en la legislación penal argentina.
A modo de celebración de este día, los Parques Nacionales de la Argentina revelan asombrosas y conmovedoras imágenes de las especies de fauna autóctona que son protegidas. “Fueron registradas por cámaras trampa que forman parte de los mecanismos de monitoreo, que generan un valioso aporte al conocimiento de las diferentes especies que habitan nuestros parques”, cuentan desde Parques Nacionales que se valen del arduo trabajo que implementan los guardaparques y el personal técnico especializado como así los programas específicos que se desarrollan en las distintas ecorregiones del país.
Algunas de estas especies fueron declaradas Monumentos Naturales, por lo que —al igual que áreas, cosas o plantas, son de interés estético, valor histórico o científico— cuentan con protección absoluta. Ellas son el Yaguareté, la Ballena Franca Austral, el Huemul y la Taruca.
En 2001, se declaró el Monumento Natural Yaguareté. A comienzos del siglo XX, la especie se distribuía ampliamente en nuestro país y actualmente sólo sobrevive en las Yungas de Salta y Jujuy, la selva misionera y algunos sectores de la región chaqueña, lo que hace que se lo considera en peligro crítico de extinción debido a que enfrenta un riesgo extremadamente alto de desaparecer en estado silvestre debido a la destrucción y degradación de ambientes, la caza furtiva y la escasez de presas naturales.
El también llamado jaguar tiene cuerpo musculoso y compacto, cuello grueso, patas cortas y fuertes y una dentadura adaptada para cortar y desgarrar, lo que lo hace un formidable cazador, predominantemente nocturno. También es solitario, esquivo y un gran caminador que recorre alrededor de 10 a 15 kilómetros diarios. Cada individuo posee un patrón un único de manchas que permite identificarlo.
La primera especie animal en recibir este reconocimiento fue la Ballena Franca Austral, en 1984. Un siglo atrás fue llevada al borde de la extinción y desde ese año se encuentra protegida en aguas territoriales de nuestro país donde se calcula que de los 100 mil ejemplares previos a las matanzas han quedado unos 7 mil.
Esta ballena —que se caracteriza por poseer manchas ventrales y callosidades— vive en el sector austral de los océanos Atlántico, Pacífico e Índico. Entre junio y noviembre varios cientos de ejemplares llegan a la Península Valdés para reproducirse. Las hembras tienen una cría cada tres años, lo que explica, en parte, la lenta recuperación de sus poblaciones.
Actualmente, existen otras amenazas para ellas: la contaminación en los mares y océanos, y las infracciones que puedan cometer las embarcaciones que se dedican a la práctica turística del avistaje de ballenas.
En 1996, dos especies fueron declaradas Monumento Nacional, el Huemul y la Taruca.
El huemul es un ciervo exclusivo de la Argentina y Chile que vive aislado en la región de los bosques patagónicos. Está protegido en los Parques Nacionales Nahuel Huapi (Neuquén y Río Negro), Lago Puelo y Los Alerces (Chubut), Perito Moreno y Los Glaciares (Santa Cruz).
Hoy, la supervivencia de esta especie depende de las medidas de conservación que se adopten.
El huemul puede vivir solitario o formando pequeños grupos familiares. Su apareamiento tiene lugar desde fines del verano hasta promediar el otoño. Es un excelente nadador que se caracteriza por cruzar ríos y lagos con total facilidad.
Su cuerpo es robusto, tiene miembros fuertes y relativamente cortos que indican su adaptación para trepar en ambientes montañosos.
La otra especie protegida es la taruca que puede encontrarse en serranías y valles aislados de las provincias del noroeste de Argentina, entre los 1800 y los 4000 metros de altura. También habita en Chile, Bolivia y Perú.
Allí viven en grupos de 3 a 15 animales integrados por hembras maduras con sus crías e individuos juveniles nacidos el año anterior. En los meses de la reproducción (entre junio y agosto) es común ver grupos integrados por un macho adulto y 2 a 6 hembras maduras.
Actualmente, sólo sobreviven pequeños grupos aislados, cada vez más chicos, en ámbitos reducidos, divididos y alterados. Debido a sus distintas amenazas, entre las que se encuentran la pérdida y degradación de hábitat, el desarrollo de actividades productivas e infraestructura lineal y la caza de estos animales, se la considera una especie en peligro en el país.
La taruca es de cuerpo macizo y sus patas cortas con pezuñas nos recuerdan que estos ciervos son animales de montaña, capaces de trepar laderas escarpadas.
La historia detrás del Día del Animal en Argentina
La fecha fue promovida en 1908 por Ignacio Albarracín quien murió el 29 de abril de 1926, casualmente en el día que él mismo había elegido para homenajear a quienes más defendía.
Albarracín nació en la capital Córdoba el 31 de julio de 1850 y al recibirse de abogado, decidió dedicarse a la defensa de los animales a quienes consideraba que no se los debía martirizarlos ni castigarlos.
Junto a Domingo Sarmiento, su primo, dio los primeros pasos en la defensa de los animales, cuestión que consideraban una lucha política. Tanto así que en 1897 fundó la Sociedad Argentina Protectora de Animales (SAPA), de la que fue el primer secretario y presidió desde 1885, en reemplazo de Sarmiento, y hasta su muerte.
El 29 de abril de 1908 fue el día elegido por el abogado para celebrar en Buenos Aires la primera “Fiesta del Animal” que reunió a niñas y niños de todas las escuelas y a las más altas autoridades de la Capital Federal. Murió el mismo día y en su honor desde entonces se celebra cada año.
También hizo su causa de vida el tratamiento del proyecto de ley que terminó (dicen que gracias a su sobrada insistencia) en la Ley Nº 2786 de Prohibición de malos tratos a los Animales, aprobada el 25 de julio de 1891. Asimismo, pidió que el Estado construyera hospitales veterinarios públicos y gratuitos, que el respeto animal sea parte de las currículas escolares -no como una materia sino que toda la educación tuviera perspectiva animalista-, y que una vez al año se hiciera una celebración en honor a ellos.
No se quedó contento con lograr la primera fiesta multitudinaria en honor a los animales, lograda el 29 de abril de 1908: habló con el Arzobispo de Buenos Aires para pedirle que incentive a sus feligreses a respetar las vidas de los animales y que se les enseñara en las misas que tenían derechos y merecían respeto.
Murió deseando un mundo más justo para los animales y muchos de sus pedidos son aún una cuenta pendiente.
El respeto a los animales y el pedido por sus derechos en la actualidad
En este contexto, Ana María Aboglio, abogada argentina pionera en hablar de veganismo y de los derechos animales se refiere al contexto actual cuando se refiere a esta fecha. “La actual crisis ecológica, o más bien civilizatoria, no puede entenderse sin cuestionar el derecho de apropiación y uso que la especie humana se arrojó sobre los otros animales y, en general, sobre todo lo no humano, llevando a esta actual catástrofe del llamado Sistema Tierra. De los nueve procesos biofísicos identificados en el 2009 (actualizados en 2015), en un estudio publicado por Nature, tres ya sobrepasaron el límite de peligrosidad: la tasa de pérdida de biodiversidad, la interferencia humana en el ciclo de nitrógeno y los cambios climáticos”, le reseña a Infobae.
En ese tono explica que “pérdida de biodiversidad significa la aniquilación de millones de individuos cuya especie se ha extinguido para siempre. La reflexión central que nos interpela este 29 de abril es preguntarnos qué clase de relaciones estamos entablando con el resto de los seres que nos acompañan en este mundo y cuáles serían las necesarias para liberarlos del daño que le provocamos con nuestras acciones. Es nuestra responsabilidad”.
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