La barrera para vivir en Suiza es, para la mayoría de los extranjeros, la multiplicidad de idiomas. Oficialmente se hablan cuatro: alemán, francés, italiano y retorrománico o romanche, aunque este último está en declive. También el clima -áspero-y, bueno, la “seriedad” de su gente. Sin embargo, la argentina Micaela Lopez Nesci (26) sorteó todos esos obstáculos, y disfruta plenamente de este país que le abrió las puertas.
Con paisajes alpinos alucinantes y un sistema financiero robusto, este país se sitúa en el corazón de Europa. No sólo seduce por su naturaleza sino por su calidad de vida. El estudio World Happiness Report -desarrollado durante la pandemia del coronavirus-, develó cuál es el “país más feliz del mundo’' y Suiza ocupó el tercer lugar del podio.
Micaela eligió la ciudad de Neuchâtel para establecerse y encarar un cambio de vida deseado. Viajó desde Buenos Aires por primera vez en 2018 para aprender el idioma francés, y allí, por casualidad, conoció a su futura jefa.
“Alquilé un departamento para vivir esos meses y cuando me estaba por ir la dueña me dijo que me quería presentar a su hermana, que tenía una agencia de viajes”, le cuenta Micaela a Infobae. Ese fue el inicio de todo. A los pocos meses, cuando estaba viajando por Italia, la mujer le propuso un trabajo formal en el sector administrativo. Ella aceptó.
-¿Por qué se vive tan bien en Suiza según esa encuesta?
-Hay muchos factores que repercuten en la calidad de vida. La felicidad es un concepto, un título entre comillas. Ellos miden el confort y los ingresos per cápita que tiene la gente, el desarrollo del PBI, la falta de corrupción, el índice de pobreza, la seguridad y el prestigio que tienen los políticos. En lo personal, la seguridad es impagable y tal vez el choque más grande que sentí. ¿Un ejemplo? Volver caminando a casa de madrugada escuchando música, o dejar la casa sin llaves. Eso incide en el día a día. Otra clave es la economía, con un sueldo mínimo -3500 a 4500 dólares- y dependiendo de la región, podés vivir sola, pagar un seguro médico y ahorrar.
-¿Qué costumbres locales adoptaste?
-La primera que incorporé es la de comer temprano en invierno. A las cuatro de la tarde ya es de noche y a las siete estás cenando. En verano se alarga un poco. todo. También el hecho de dejar los zapatos en la entrada de la casa. En invierno prefiero escaparme un poco a otras regiones más cálidas, porque el clima gris me cansa emocionalmente.
-¿Cuáles son las que no te gustan?
-La burocracia. Son un país donde no saben improvisar, creo que si fueran más flexibles optimizarían otros recursos.
-¿Qué idea se tiene de la Argentina en Suiza?
-Conocen bastante, más allá de los clásicos personajes Maradona, Messi y el Papa Francisco. En el ámbito turístico me sorprendió que hablaban de las distintas provincias argentinas, tanto del norte como del sur. En la agencia lo que más se vende es la Patagonia, por sus similitudes con los paisajes locales. Se animan a volar hasta el fin del mundo, porque aman empaparse de culturas lejanas.
Dedicada al mundo del turismo, durante su día también Mica, comparte información valiosa de lugares para descubrir, a través de su blog @unaargentinaensuiza. “Lo hice porque de Suiza se conoce poco en la Argentina. Empecé comentando hechos cotidianos a mis amigos y se engancharon, siempre querían saber más. Mi primera foto del blog fue la del día que cesó la cuarentena en mayo de 2020. En ese momento, en la Argentina estaba todo cerrado y eso generó curiosidad”.
-¿A nivel social son distantes?
-No los llamaría fríos, viven de otra manera las relaciones. Tiene valores estrictos con la privacidad. Todos son educados, amables y respetuosos, entonces es fácil generar vínculos.
-¿Te irías a vivir a otro país?
-Disfruto de lo construí en Suiza. Emigrar no es para cualquiera, porque no sólo hay que estudiar, sino que se debe tener una actitud para conocer el lugar, hacerse amigos y trabajar. Eso lleva tiempo y es cansador.
Desde que Micaela dejó Buenos Aires trata de viajar una vez al año a su antiguo hogar porque extraña sus afectos. La última vez fue para las fiestas de 2020 y confiesa que le costó volver a Suiza. “Estuve casi un mes. Ver a los seres queridos y retomar ese día a día te generan ganas de quedarte.... pero mi lugar ya está en el exterior, me dio tranquilidad que la última semana quería volver a mi casa”, admite.
En su visita, las fluctuaciones de la economía y la política no la sorprendieron tanto. “Las sigo por mis grupos de Whatsapp. Me había olvidado de tanto movimiento, pero a los dos días de estar en Buenos Aires fue como volver al pasado... en dos minutos revivís todo”.
-¿Intentaste convencer a alguien de irse a vivir a Suiza ?
-Lo que trato de transmitir en mi cuenta es que cada uno haga una experiencia en el exterior, porque para elegir donde vivir hay que conocer. Siempre digo que prueben porque existen otras realidades, otros mundos. Suiza es un lugar raro para emigrar porque es muy exigente en cuanto a los idiomas y lo laboral. El tema social es un poco un mito.
-¿Tenés ganas de volver a vivir en la Argentina?
-Lo veo lejano. No soy partidaria de decir nunca, pero acá experimenté lo que es vivir, no subsistir. Quiero seguir estudiando, capacitándome y que eso se valore. También pienso mucho en mi futuro y quiero darle lo mejor a mi familia. Aunque la parte económica se estabilice y puedas tener lo que desees, la tranquilidad no se negocia.
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